domingo, 19 de agosto de 2012

PREVIA – 2ª CORRIDA DE ABONO SEMANA GRANDE EN BILBAO 2012: Santa Coloma, pureza


Seis toros de La Quinta para Antonio Ferrera, Eduardo Gallo y Morenito de Aranda.

BARQUERITO

¿Quinta? Una quinta es, por ejemplo, una finca con vivienda o, mejor, una vivienda con finca. La quinta parte de la finca. La edificada. Serían sibaritas romanos quienes hicieron las partes del todo. En asunto de toros, La Quinta se escribe con mayúsculas. La Quinta es el nombre de un predio de la provincia de Cádiz adonde fue a parar hace ochenta años no toda pero sí una parte de una ganadería legendaria: la del conde de Santa Coloma. El conde puso en venta su ganadería en 1932. Fue un anuncio en un periódico de Sevilla. Y la compró un agricultor sevillano llamado Joaquín Buendía Peña.

La ganadería, con dos líneas de sangre –una de Saltillo y otra de Ibarra- cambió de dueño y nombre, y durante algunos años fue nombrada y conocida como Buendía-Santa Coloma. Don Joaquín fue hombre longevo. Murió de noventa y pico años, y no hace tanto. Ganadero extraordinario. Hizo historia.

Parte de la historia, que no toda, fue que los cambios de intereses taurinos precipitaron en los años 80 y 90 un cambio de criterio en la cría de bravo. El toro puro de estirpe Santa Coloma no da volumen ni peso ni cara. Más alma –alma brava- que cuerpo. Cuando los públicos empezaron a reclamar toros grandísimos, Buendía se sintió discriminado, trató de hacer ganar a sus toros fachada, los “sacó de tipo” –como se dice entre profesionales- y se rompió el hilo.

En parte y no del todo: en La Quinta se mantuvo la esencia de la ganadería como metida en un frasco. Esa fue, la del tarro, la ganadería que hace veintitantos años compró por capricho de aficionado Álvaro Martínez Conradi y que hoy abre la serie de ocho corridas en puntas del abono de Bilbao. Por eso –por distinta, por pura, por histórica- La Quinta cubre cota del cupo torista de la semana.

No se puede ni se debe torear el toro santacoloma de Álvaro Conradi como si fuera uno de tantos. ¿Uno de tantos? Una de las tres o cuatro mejores faenas vistas en Bilbao en la última década se la hizo El Juli a un toro de La Quinta. No se apreció en su valor: por pura, por distinta. ¿Y hoy? El cartel es de estreno. Nunca había coincidido en una misma terna Ferrera –la experiencia-, Eduardo Gallo –la fe del resucitado- y Morenito de Aranda –la incógnita, la ilusión. No es la mejor fecha de la semana torera de Bilbao. Ni la peor.

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