domingo, 19 de agosto de 2012

Jesús Enrique Colombo triunfador apoteósico en su tierra


Indulto de un novillo de Hugo Domingo Molina
Jesús Enrique Colombo, profeta en su tierra en la corrida de feria de su lar natal. 
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ

Éxito rotundo el alcanzado la tarde de este sábado por parte del novillero taribeño Jesús Enrique Colombo, quien en el marco de la tradicional corrida de la Feria de la Virgen de la Consolación indultó un utrero de Rancho Grande.

Corrida de emociones varias la que se ha dado cita una vez más en el marco de las festividades de la patrona de los taribeños, la venerada Virgen de la Consolación. Y como viene siendo costumbre, difícil es el hecho que los aficionados asistan al coso polifuncional “Perla del Torbes”, para ver toros. Tan cerca de la ciudad capital de San Cristóbal y tan difícil de llevare gente a sus tendidos se preguntaran muchos.

Abrió plaza un toro de Rancho Bravo (irreglamentariamente no se respetaría ni la antigüedad ni el orden de lidia tanto de ganaderías como de toreros) lidiado por el veterano espada “Morenito de Maracay” quien en Táriba al igual que en Pueblo Nuevo siempre se le ha guardado respeto y simpatía. Y esta no fue la excepción, ante las broncas embestidas de un ejemplar del que no se dio mucha coba en buscarles las vueltas, despachándole con brevedad en el tramite muletero.

Mayor emoción entrega tuvo en su segundo donde le luciría en capa y banderillas, llevándole en la muleta a su aire, el que impuso un animal suelto y escaso de humillar a las telas lo que no limitó que se escucha música de viento en su ejecución. La espada emborrono lo hecho, recibiendo palmas al final de la misma.

Triunfador el año pasado en esta misma plaza, Rubén Darío justificaría nuevamente su inclusión ante el serio ejemplar de Don Orlando Echenagucia, de cortas embestidas ante la flámula, por lo que tocó que echar valor y exposición para agradar a los presentes. Se le atascó el “gatillo” con la espada, lo que le privó de “tocar pelo”.

Más embarullada resultó su segundo acto, lo que no limitó que le ovacionaran por momentos de su lidia, muy estilo, “riñonuda”, que nuevamente emborronó con el acero.

Expectación y gran parte del atractivo del cartel lo venía ser la actuación del jovencísimo Jesús Enrique Colombo, quien pecho en suerte el ejemplar más noble y pastueño de la jornada, llevando en su muleta la dulce y larga embestida de «Taribero», de Rancho Grande, todo un “bombón” para quien se le ve rodado y con suficientes recursos en esta etapa de su formación. Capotes, banderillas y muleta fueron examen superado por el púber, donde destacaría tandas por la diestra de gran composición que dieron duda a que los presentes pidieran el indulto al dócil astado, a pesar de las serias intenciones del novillero en despacharle para jugarse la posibilidad de cortarle los máximos trofeos, circunstancia que ni fue posible pues antes de perfilarse nuevamente asomarían el pañuelo naranja, y con ello el triunfo compartido tanto por el coleta como por el ganadero, Lic. Hugo Domingo Molina.

No se complicó Colombo con su segundo del lote, el cual no le dejo estar a gusto, sabiéndose seguro de tener en sus manos las llaves de la Puerta Grande y los titulares del día siguiente.

Cerró festejo la actuación del jinete José Luis Rodríguez, quien cortaría una oreja, en labor de su estilo, que poco aportaría al discurso de lo que había sido el curso de la tarde.

FICHA DEL FESTEJO
Con poco más de un tercio de plaza, en tarde soleada y ventosa, se han lidiado reses de Rancho Grande (1º, 4º y 5º), La Cruz de Hierro (2º, 3º y 6º) y uno de Rancho Bravo (1º), en su conjunto justos de presencia y de juego dispar, destacando el novillo corrido en

José Nelo “Morenito de Maracay”: silencio tras aviso y palmas tras aviso.
Rubén Darío Estévez: palmas tras dos avisos y palmas.
Jesús Enrique Colombo: dos orejas simbólicas y ovación.
José Luis Rodríguez: oreja.

Incidencias: Previo al comienzo del festejo se guardó un minuto de silencio  en la memoria de los aficionados Dr. Ramón Granados y “Veneno”.

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