La corrida de
Guardiola fue un fracaso porque salió descastada. La suerte de varas, que se
pretendía enaltecer, no pudo realizarse bien y el premio al mejor picador quedó
desierto.
Luis Bolívar |
CARLOS
CRIVELL
FOTOS:
EFE
MÁLAGA.-
La corrida se planteó como un espectáculo para lucir y
disfrutar de la suerte de varas. Se eligió la ganadería de Guardiola, que hace un
año fue la triunfadora. No tenía sentido el asunto, aunque no cabe duda que los
promotores son buenos aficionados que aspiran a que la suerte de varas recobre
su esplendor. El problema es que esta suerte se ha convertido en una desgracia.
El toro habitual que se lidia ahora mismo no soporta un tercio de varas
realizado con arreglo a los cánones eternos. La torería andante, conocedora del
mal momento de la cabaña brava, minimiza el tercio para que no haya castigo,
porque así pueden encontrarse con un toro apto para lo que ahora mismo es
prioritario en el toreo: la faena de muleta. Un tercio de varas en condiciones
le quita fuelle al toro y anula las posibilidades de lucimiento en la muleta.
Es decir, no corren buenos tiempos para los
picadores. Además, si el toro es manso, como por desgracia fue la de Guardiola,
es muy engorroso que haya lucimiento para los varilargueros.
La corrida fue un fiasco total. Ningún toro se
fue de largo al caballo. Los picadores intentaron hacerlo bien, pero si falla
la materia prima, el toro, no hay nada que hacer.
La corrida de Guardiola exhibió
hermosas arboladuras dentro de una variedad de hechuras. Dicho queda que no
fueron bravos, ni en el caballo ni en otros tercios. La nota dominante fue la
falta de raza.
A todos se les colocó en el ojo de la
cerradura. Ninguno se fue alegre de largo. La lidia, por otra parte, tampoco
ayudó mucho a mejorar las condiciones de las reses.
El Fundi fue obligado a
saludar tras el paseíllo. No ha sido un torero que haya pisado mucho La Malagueta. Se despidió con una
actuación profesional sin gran lucimiento. Al que abrió plaza le dio algunos
pases con la derecha propios de un torero curtido en mil batallas. Comenzó con
doblones muy toreros y acabó marrando con la espada.
El cuarto no le permitió despedirse a lo
grande de Málaga. Toro grande para cualquier plaza del mundo, de una cuna
inmensa, fue un prodigio de falta de raza y de clase. Ni la solvencia de este
torero sirvió para lidiarlo en condiciones. Faena breve para matarlo con
brevedad. El silencio le acompañó en el adiós.
Mala tarde para José Luis Moreno, sobre todo en el uso del estoque. Se ha dicho
hasta la saciedad que no es torero para estas luchas, que su estilo es más
adecuado para toros que le permitan hacer el toreo, porque Moreno sabe torear muy bien. En esta guerra frente a toros
correosos, el de Dos Torres se pierde. Además, se le nota con escasa confianza.
Salió derrotado de antemano para enfrentarse a dos toros con mínimas
posibilidades. El segundo fue reservón y topón. Moreno no se cruzó nunca y falló con la espada.
Con el quinto, más de lo mismo. El toro se
picó de forma normal, es decir, en corto. Moreno
lo intentó sin colocarse de verdad. Nunca se sabrá si otra faena era posible.
Lo que sí quedó muy claro es que el cordobés lo intentó de lejos y así fue
imposible. Al final, producto de la desconfianza, llegó un mitin con el
descabello. Mala imagen la de este torero.
Lo más interesante del festejo corrió a cargo
de Luis Bolívar. Estuvo decidido
toda la tarde. El tercero se quedó crudo por el marronazo del piquero en la
primera entrada. El comienzo de faena fue vibrante por el valor mostrado por el
colombiano en un pase meritorio por la espalda y una tanda emotiva de
derechazos. El toro tenía más recorrido, lo que aprovechó el espada para ligar
algunas tandas. El animal perdió recorrido y la faena cayó en intensidad. Para
colmo, el mandoble en los bajos que le arreó le quitó méritos a su labor.
El sexto era un armario empotrado. Por su
falta de movilidad y su envergadura. Cuando embistió lo hizo de forma
desordenada y soltando la cabeza. Bolívar
las pasó canutas cuando el animal lo tenía a su alcance.
Era el final de una corrida pensada para otra
cosa, pero en la que había quedado demostrado que no son buenos tiempos ni para
Guardiola
ni para la suerte de varas. Ese sexto fue un regalito y el colombiano no se
complicó la vida.
Naturalmente, el premio al mejor picador quedó
desierto. No cabía otro veredicto.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Málaga, 5ª de Feria. Menos de media plaza. Seis
toros de Guardiola, de presentación
muy desigual, todos muy aparatosos de cuerna. En general, muy descastados y
mansos. Corrida para lucir la suerte de varas. El premio destinado al mejor
picador fue declarado desierto.
El Fundi, pizarra y seda blanca,
pinchazo, estocada y tres descabellos (saludos). En el cuarto, pinchazo y
estocada caída (silencio).
José Luis Moreno, rosa y oro, tres pinchazos y
descabello (silencio). En el quinto, estocada atravesada y nueve descabellos
(silencio tras aviso).
Luis Bolívar, verde manzana y oro,
estocada muy baja y dos descabellos (silencio tras aviso). En el sexto, dos
pinchazos y descabello (silencio).
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