La corrida de
Joselito de la 4ª de Málaga sufró un castigo desmesurado en varas y no fue
aprovechada por la terna, sobre todo el magnífico cuarto, toro de alta calidad.
Las orejas de Vega y Leandro no justifican la tarde.
David Galván |
CARLOS
CRIVELL
MÁLAGA.-
Los picadores se ensañaron con los toros de Joselito.
Se supone que era la orden que tenían por parte de los lidiadores. Los de Mari Paza Vega taladraron a ambos
astados en tercios de varas demoledores. Igual pasó con los de Leandro y los de Galván. A pesar de un castigo tan severo, la corrida tuvo clase
para que en La Malagueta se hubieran presenciado
faenas de calidad, algo que no ocurrió. La corrida fue desperdiciada, a pesar
de las orejas cortadas, que fueron impropias de una plaza seria y de cierta
entidad.
La torera malagueña se cuidó de frenar los
ímpetus de sus toros en el caballo. Aunque hacía gestos de que frenara la
sangría, los picadores siguieron a lo suyo, que no era otra cosa que hundir la
puya en anatomía de las reses. El que abrió plaza lo acusó. Era noble y llevó
la cara a media altura. Mari Paz
ensayó derechazos sin ajuste en una faena intrascendente y anodina. Lo que no tiene
excusas fue el bajonazo con el que remató su labor.
El cuarto fue un toro muy bueno. Después de
soportar la masacre en varas, aún tuvo fuelle para embestir por abajo con clase
y repetición. Un toro para torear bien. Mari
Paz se dobló por bajo y realizó una faena airosa sin ninguna profundidad;
ligerita y rápida, como si tuviera prisas; muy desajustada y adornada con martinetes. Se echó la mano a la
izquierda y apenas dibujó un natural enganchado para volver rauda a la diestra.
Muy digna, pero muy por debajo del toro. La oreja sólo se puede explicar por la
situación de degradación de esta plaza y por el afecto de sus paisanos. Y
también por la escasa exigencia del palco.
Otro toro muy castigado en el caballo fue el
segundo, que llegó a derribar en la primera entrada al caballo. Cuando un toro
derriba los picadores se toman la venganza en la siguiente entrada. David Galván le descubrió al de
Valladolid su buena clase en un quite primoroso con dos chicuelinas y una larga.
La faena de Leandro fue compuesta,
es decir que mantuvo apostura por encima de otras virtudes. Lo mejor fue una
serie ligada con la derecha y dos circulares invertidos. Mató a la primera para
cortar una oreja cogida con alfileres.
El jabonero quinto se quedó muy corto en la
muleta. Leandro se lo brindó al
ganadero. No pudo hacer honor al brindis. Apenas unos intentos con toques
violentos hacia afuera. A un toro tan flojo no hacía falta desplazarlo de forma
tan brusca. Leandro lo pasaportó sin
pena ni gloria.
Se esperaba con ilusión al joven Galván, recién salido de una cornada
muy aparatosa. Su primero toro fue el más descastado de la suelta. El trasteo
no tuvo historia. El animal había recibido la vitamina del palo en varas y se
aplomó en la muleta.
Para culminar la tarde, al jabonero sucio que
se jugó como sexto también fue picado con furor por el varilarguero de turno. A
los toros de Joselito se les tuvo un respeto insólito. La orden era matarlos
en varas. Este sexto murió bajo el brazo poderoso del picador llamado Jorge Torres, aquí reseñado en
representación de todos sus compañeros, que fueron quienes mataron la corrida. Galván, que igual que sus compañeros
tiene su responsabilidad en el desaguisado, pagó esta falta de actitud con una
faena de pases sueltos de imposible ligazón, y por tanto sin emoción. Compás de
espera para este joven torero de San Fernando. Lo de Málaga ha sido un paso
atrás, aunque aparentemente no tuviera toros. Se los habían llevado Mari Paz Vega y Leandro para cortar dos orejas que no salvan la tarde.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Málaga, 4ª de Feria. Un cuarto de
plaza. Cinco toros de La Reina y uno
de El Tajo, tercero, en general bien
pero desigualmente presentados, de buen juego. Muy castigados en varas. Destacó
el excelente cuarto. Minuto de silencio por el veterinario de la plaza Féliz Gómez Guillamón.
Mari Paz Vega, sangre de toro y azabache,
estocada baja (silencio). En el cuarto, estocada caída (una oreja).
Leandro, verde hoja y oro, estocada
baja y atravesada (una oreja). En el quinto, dos pinchazos y pinchazo hondo
(silencio).
David Galván, blanco y oro, pinchazo y
estocada (saludos). En el sexto, pinchazo y estocada (silencio).
Mari Paz Vega |
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