El valor de Jiménez
Fortes y el temple de Talavante fueron lo mejor de la 7ª de la Feria de Málaga,
donde ambos lograron cortar una oreja. El Juli, buen lidiador y la corrida de
Garcigrande, justa de todo.
El Juli |
CARLOS
CRIVELL
Fotos:
EFE
MÁLAGA.-
La lidia del tercero fue una sucesión de emociones,
algo que es la salsa y fundamento del toreo. El protagonista fue Jiménez Fortes, torero malagueño que es
el depositario actual de las esperanzas de la afición de la tierra. Y hubo
emoción porque en la plaza había un toro de perversas intenciones y un matador
firme dispuesto a jugarse la vida. Se podrá discutir si un torero debe dejarse
coger por un astado con peligro evidente, pero lo que es verdad es que cuando
un torero se queda quieto y expone su integridad, cuando el riesgo se palpa en
el tendido, entonces la gente reacciona y se justifica el fin de esta fiesta,
que no es otro que provocar esa sensación ya referida de la emoción, algo que
en muchas ocasiones ha desertado de las plazas.
Ese toro tercero se quedó corto, rebañó por
arriba y tiró derrotes a diestro y siniestro. Si algo caracteriza al toreo de Fortes es su quietud. Es cierto que
desde que comienza su faena con la muleta intenta acortar los terrenos, lo que
no siempre le conviene a algunos toros, pero así es su toreo, que por añadidura
se completa con un buen sentido del temple. El toro lo cogió para mandarlo a la
enfermería, tal vez por un descuido o abuso de confianza del joven espada, da
igual, la realidad es que estaba allí firme para dejar muy clara su intención
de triunfo. A raíz de la cogida, Jiménez
Fortes volvió a ponerse en el sitio con la muleta en la izquierda. No podía
haber faena en el sentido clásico de la palabra. Hubo valor. Como lo demostró
al tirarse a matar y hundir al espada. Oreja de valor, que también valen.
Dentro de una corrida muy floja y justa de
raza, el quinto fue un toro muy bueno en la muleta. Y se encontró con el buen Talavante de esta temporada. Pasó de
forma simbólica por el tercio de varas -la corrida no se picó en condiciones-,
pero llegó con nobleza y recorrido a la franela del extremeño que gustó y se
gustó en una faena en la que el temple fue el eje de la misma, así como la
largura de cada muletazo. Faena de momentos de tremendo impacto por la belleza
de los naturales, en los que Talavante
alargó su viaje dejando atrasada la pierna de salida. Como es habitual, alguna arrucina intercalada, y la sensación de
que este torero sigue muy fresco de ideas. De forma lamentable, cuando el
tendido cantaba un triunfo grande, la espada le cerró la apoteosis. La oreja
después de dos entradas fallidas fue impropia de una plaza seria.
Talavante sigue siendo un torero de capote grande, lo mismo que su voluntad,
pero que maneja de forma muy discreta. El primero de su lote fue un toro
vulgar, noble, flojito, con el que no acabó de entenderse en una labor espesa
con algunos enganchones. La faena grande llegaría en el quinto, la única que,
caso de matarlo, hubiera sido de dos orejas en esta Feria, hasta el momento. La
espada le cerró la Puerta Grande.
El Juli tropezó con dos
toros de semejante calaña. Fueron flojos, justos de raza y de viaje corto. El
Juli, bien sin excesos. Mejor en el que abrió plaza, al que pudo
enjaretar algunas tandas por abajo para someter al animal. El toro, de
embestidas discontinuas, no le permitió una faena limpia, aunque un circular
fue muy celebrado. Ya se sabe que esto de los circulares es recibido siempre
con clamor por el público de ocasión. Lo mató de un sablazo muy bajo y trasero.
En el sexto hizo un buen quite por verónicas,
el mejor toreo de capote de la corrida.
El cuarto fue blando, soso y apagado. Ni la
poderosa técnica de El Juli pudo lograr que alargara su viaje. Se metió entre los
pitones para dejar clara su disposición.
La tarde estaba ya embalada en el sexto. La
buena faena de Talavante en el
quinto había caldeado el ambiente. Hubo tercio de quites de Fortes y El Juli, más vistosos que
brillantes. Se lució en la lidia Juan
José Trujillo, rescatado para el toreo por Jiménez Fortes, en unos capotazos solemnes. Tardeó el de Garcigrande
pero embistió para dejar claro que Saúl
es valiente. Tandas con la derecha, demasiados circulares, voluntad para sacar
partido de un toro cada vez más apagado. Se metió en su terreno, lugar que le
gusta, para intentar naturales que surgieron sin ligazón. El valor de Fortes y el temple de Talavante, dos tesoros le dieron
sentido a la tarde.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Málaga, 7ª de Feria. Tres cuartos de
plaza. Cinco toros de Garcigrande y
uno, primero, de Domingo Hernández,
justos de presencia y raza, blandos y de juego desigual. Muy complicado el
tercero. El de mejor juego, el quinto. Buena tarde de Juan José Trujillo en la brega.
El Juli, nazareno y oro, estocada muy
baja y trasera (saludos). En el cuarto, estocada corta trasera y descabello
(saludos).
Alejandro Talavante, grana y oro, pinchazo, corta
tendida y dos descabellos (saludos tras aviso). En el quinto, pinchazo y
pinchazo hondo (una oreja tras aviso).
Jiménez Fortes, azul marino y oro, estocada
(una oreja). En el sexto, pinchazo y estocada atravesada y tendida y descabello
(saludos tras aviso).
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