Enrique Ponce, Sebastián Castella y Daniel Luque triunfan en la tarde más esperada de la Feria
ALEJANDRO MEMBRADO | Diario Las Provincias
Fotos: EFE
Una oreja cada uno se repartieron ayer en Castellón. Era el cartel estrella de la feria, el más rematado, el de las figuras, el del regreso de Ponce ocho años después al coso del paseo Ribalta. Se cumplieron las expectativas, la plaza registró una muy buena entrada y tanto los toreros como el público se fueron contentos. Pudo haber sido mucho más triunfal de no haber estado desacertados con la espada.
La corrida de Jandilla no fue un dechado de bravura, pero las pocas opciones que tuvieron las aprovechó y potenció al máximo una terna dispuesta y con ganas de agradar. Como dispuesto estuvo Enrique Ponce, que quiso justificar al máximo su reencuentro con esta tierra. Siete temporadas estuvo sin hacer el paseíllo en esta feria en la que debutó como novillero con picadores y tuvo que sacar todo su repertorio y técnica para sobreponerse a dos toros que no se lo pusieron nada fácil.
Al primero lo fue consintiendo poco a poco hasta que acabó metiéndolo en el canasto. Faena larga, de muchos matices. De nuevo relució la difícil facilidad del valenciano.
Su segundo fue un toro embustero de peligro sordo. Nunca iba metido en la muleta del valenciano pero a base de toques casi inapreciables a la vista, de esperarlo y aguantarlo con valor, fue haciendo romper al toro hacia adelante. Labor inteligente. Nunca se amedró el torero, que puso todo de su parte para que la afición se fuese con buen sabor de boca el día de la reaparición. Mató bien y a sus manos fue a parar la primera oreja de la tarde. Buen regreso de Ponce a Castellón, no se dejó nada en el tintero y dio la cara.
A hombros pudo haber salido Castella de no haber marrado con la espada. Levantó pasiones ante su primero en una faena en la que primó la quietud y el valor. No andaba sobrado de fuerzas el toro, pero un sereno y pausado Castella, lo fue mimando con dulzura. El comienzo por alto a pies quietos, sin enmendarse, levantó una clamorosa ovación en el graderío. Al final, se arrimó como un jabato asustando al miedo. Los pitones del toro rozaron la taleguilla del francés valiente y seguro delante de la cara del animal. Dos pinchazos previos a un bajonazo le dejaron sin premio.
Una oreja pudo conseguir de su segundo a base de mucho empeño y determinación. Le faltó empuje al animal, que tuvo clase. A base de querer y porfiar, el francés sacó faena y la gente estuvo muy metida con él, así tras matar de una buena estocada, se llevó una oreja como premio a su tarde en general.
Otra oreja se llevó Daniel Luque del sexto, un jabonero que embistió codicioso a la muleta del sevillano, que lo entendió muy bien y se acopló desde el principio. Cierta brusquedad tenía el toro pero como humillaba, Luque pudo mandarle por abajo. Faena de quietud y transmisión de un Luque firme y convencido. Mató curiosamente en el centro del ruedo con gran estocada, de las mejores hasta el momento de la feria, un pelín perpendicular pero eficaz y suficiente.
Calidad sin fuerza tuvo el tercero, al que Daniel Luque toreó magistralmente con el capote. Cadencia y empaque en el toreo a la verónica, manejando los brazos con aires de toreo caro. El comienzo de faena con ayudados a dos manos hizo presagiar faena grande pero el toro acompañó poco, menos la música, que se empecinó en no tocarle al sevillano. Toreó con buen gusto y se sintió cómodo delante de la cara del toro.
FICHA DEL FESTEJO
Toros. Jandilla y Vegahermosa. Bien presentados, manejables y nobles en general.
Enrique Ponce. Ovación tras aviso y oreja.
Sebastián Castella. Ovación y Oreja
Daniel Luque. Silencio Y oreja.
Plaza de toros. Entrada, tres cuartos. 6º festejo de feria.
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