Pablo San Nicasio
'La salida de RTVE dio mucho que hablar'. Con esta frase dimos por concluída la 1ª parte de esta extensa entrevista a Fernando Fernández Román. A partir de lo que le sugiera a nuestro entrevistado, les presentamos la segunda y última parte de este interesante mano a mano.
- La salida de RTVE dio mucho que hablar
Me causó dolor pero no arrepentimiento por nada de lo hecho. Es una lección que se aprende de las personas y nada. Allá cada cual con su conciencia. La conciencia y el tiempo son jueces inexorables de las personas. Yo no he perdido un ápice de prestigio o de cariño de la gente. Que cada cual vea si las cosas siguen igual, o cómo están… en fin.
Se dijo lamentablemente lo de la “pérdida de confianza” porque no sabían que decir. Entró un elemento ajeno a la redacción por recomendaciones y resultó ser un golfo y un trincón, con todas las letras. Y mi equipo lo sabía. Pero calló. Yo choqué con él y me quejaba amargamente de la situación. Había situaciones impresentables en la vida cotidiana de esta persona. Yo no podía transigir con aquello.
En julio de 2004 se me dice que no había dinero para más retransmisiones, y es que esta persona había dilapidado todo. Pero se dijo que había sido yo el instigador de los palos que la prensa empezó a dar a Televisión Española. Y seguían las calumnias, y no dije nada. Me callé y lo peor es que también se callaron quienes debieron apoyarme. Fue durísimo.
Pedro Piqueras, director de la radio en ese momento, se dio cuenta de la jugada y habló con la alta dirección. Fue el que intentó reparar la injusticia, ahí dio su gran medida como hombre y como profesional. Pero permíteme que no hurgue más en el tema.
- ¿Le hizo asquearse del mundo periodístico?
Las miserias se guardan en una bolsita negra y se depositan en el cubo de la basura. Me quedo con lo bueno.
- ¿Existía una línea editorial en la información taurina en los medios estatales?
En absoluto. Y si hubiera sido así no hubieran contado conmigo. Yo hacía los programas como yo quería, sin cortapisas.
- La siguiente parada fue Castilla la Mancha Televisión, donde también le dieron duro a propósito de las cuentas
Sí, lo he leído, y me ha hecho gracia. El actual director dijo que yo cobraba mil euros por retransmisión. ¡¡Por supuesto!! Oiga, diga ese precio y se reirán de usted, porque resulta que es barato. Y es una torpeza por parte de este hombre. Se habló de las dietas de hoteles y demás. Todas con precio especial a la baja, que le hacían los hoteles, donde me conocían, por cierto. Yo percibía cincuenta y tres euros para comer y cenar allá donde fuera. Así estaba estipulado. No me avergüenzo, ni creo que deba. Igual que los compañeros que trabajaban conmigo.
- ¿Hizo muchos amigos en el toro?
Sí, la verdad es que, como te decía, ha habido grandes momentos. Y me quedo con el cariño y la consideración de mucha gente que aún conservo. Mira, acabo de venir de México y en la plaza me decían que me quedase, aplaudían… eso es confortante, desde luego.
-¿Cuál es su torero?
Siempre lo digo: el que esté bien esa tarde. Yo he visto torear de capote a Manuel Díaz “El Cordobés” alguna vez que no te lo creerías. Y lo dije. A Ponce, a quien considero un torero histórico, le he visto hacer cosas simplemente asombrosas. En una ocasión, el “Litri” padre dijo de él que “no creía que “Joselito el Gallo” hubiera sido mejor, y eso que no le había visto torear. Pero lo que había visto hacer a Enrique Ponce en cuanto a capacidad...” ¿Inspiración? Paula, Romero… yo he visto a Paco Ojeda cortar un rabo en Málaga y el presidente, de fama durísimo, sacó los tres pañuelos a la vez. Don Álvaro Domecq me dijo que no había visto nada igual antes.
Yo creo que a Paco Ojeda no se le ha hecho justicia, y es uno de los pilares fundamentales del toreo del siglo XX, se ha arrimado más que nadie y ha sido capaz de torear en esos terrenos mejor que nadie. Pero duró poco. José Tomás, indiscutiblemente un fenómeno. Manzanares, Morante…
- ¿Torerista o torista?
Aficionado. Vamos a ser sensatos. Amo al toro, pero si tengo que ponerme a favor de alguien prefiero que muera el de negro. Por pura sensibilidad.
- ¿Ha sido confidente de algún torero?
Sí, claro. De bastantes. Y las confidencias mutuas, que conste. Más que en España y en tentaderos, en América. Cuando los españoles nos encontrábamos en “tierra extraña”, por así decirlo, y hacíamos piña. Nos íbamos a la habitación de algún torero que tenía jamón o queso de España. Y oíamos hablar a los maestros. A Manzanares se le reverenciaba mucho, todos querían oírle.
He visto llorar a los toreros, por frustraciones personales, recordando a sus familias en caso de estar en Navidades en América, las noches tras un fracaso en una plaza…
- ¿No ha sentido compasión alguna vez de esos toreros que entrenan hasta lo indecible, tientan en todas las ganaderías y apenas se visten de luces?
Compasión no, porque la vocación y dedicación son sagradas, lo que sí creo es que el escalafón es desmesurado. Hay casi doscientos cincuenta matadores en activo. Y sí, hay gente que te dice que se levanta a las ocho de la mañana y que “vive en torero”. Oiga sí, pero hay que aceptar el fracaso. Si a mí no me dan un micrófono o no me publican nada tendré que pensar que ya no valgo para esto. Y hay muchos toreros que no son capaces de hacer autocrítica. Entre los que toman la alternativa, los que están, los que vuelven… es una burbuja total, que tendrá que explotar.
Rafael Ortega me lo dijo hace años en una cena: “Fernando, estamos dejando muy vacíos los andamios”. Es muy bonito hacer footing, torear de salón… pero no se puede estar toda la vida esperando a costa de tu familia o por el hecho de vivir “en torero” sin hacer autocrítica.
Mira, ahora se dice quién está y quién no en la feria de Sevilla. Comentan que falta Ponce, José Tomás, “El Juli”, Perera… y digo yo que también faltan otros cientos de toreros con ganas de torear que te llaman, buscan recomendación en políticos, aficionados, peñas…
- ¿Le llaman buscando eso? ¿Tanto poder tienen los periodistas?
Sí, otra cosa es que yo tenga mucho poder, que no lo tengo. Pero llamarme me llaman, hasta ayer mismo. Entre otras cosas porque son amigos. Pero es que además te diré una cosa: si te ven con un empresario o con un torero y eres periodista, das pie a todo tipo de rumores, te “fusilan”. ¿Pero es que no puedo tener amigos en el mundo del toro? Si además es de quien más aprendo. Fíjate en los periodistas deportivos, que están siempre alrededor de los futbolistas y nadie se mete con ellos. “Clarito” decía que lo que uno pueda aprender de toros se lo escuchará a aquel torero que sepa hablar de toros, que son pocos.”
- ¿Quién habla bien de toros?
Ojeda, Curro Vázquez, Roberto Domínguez, Capea, Ponce, Joselito, etc. Y te voy a decir de uno que no te esperas: Jesulín habla de toros increíblemente bien. No se le conoce, pero así es. Tenemos otra imagen de él, pero es un extraordinario interlocutor taurino.
- ¿Y de los periodistas? (En este punto aludo a varios colegas de profesión, algunos desaparecidos. Para que opine sobre su labor profesional. Fernando prefiere citar sólo a dos de ellos: Joaquín Vidal y Vicente Zabala)
Joaquín Vidal era una excelente persona. Tenía un don especial para juntar las letras, ahora, está claro que yo no sintonizaba con él en lo que decía, pero a la vez sentía por Joaquín un sincero aprecio. Vicente Zabala decía que yo era su único compañero amigo. Y en las ferias pasábamos grandes momentos juntos. Yo le llevaba a “La Anselma”, en Sevilla y nos pegábamos alguna fiesta que otra. ¡¡Y luego lo publicaba en ABC!! Cosa que a mí no me hacía mucha gracia, claro (risas). La verdad es que sentí mucho su muerte.
- Que dijese eso Zabala supongo que será un orgullo, pero también dice bastante poco sobre la profesión.
Sí, la verdad. Yo me llevo bien con gente, sintonizamos, pero otra cosa es la amistad. Vicente y yo éramos grandes amigos. No fui con él en el avión de milagro. El suyo fue delante, con escala en Miami, pero yo huía de aquellas escalas… lo tengo en el corazón.
- Vaya lío se ha montado ahora en torno a la tele
Cuando me encargaron lo de Vía Digital hice lo posible porque la temporada se diera, en su totalidad, en la plataforma. No sólo era importante hacerlo en San Isidro. Había que buscar no sólo ofrecer la feria más importante. El toreo son muchos conceptos de toro, públicos, personalidades, épocas… el toreo es universal. Teníamos que ir a Valencia, Sevilla, Pamplona, Bilbao, Zaragoza, etc. Estaba claro, era caro pero había que hacerlo. Había que hacer pedagogía.
Y era carísimo, ahora se hace con la mitad de dinero. ¿Qué ha ocurrido? Que todas las grandes empresas se han apoyado en la televisión para ensanchar grandes ferias. Y eso ya no está bien. Bien entendido. Ojo, los empresarios tienen que ganar dinero, no están para hacer una ONG, y los toreros también lo tienen que ver, que no pueden pedir un dineral con la plaza medio vacía.
Vamos a ver, resumiendo, empresarios y toreros tienen su parte de razón. Es complicado de ver. Sobre todo lo que hace falta es el sentido común y la visión del futuro de la Fiesta. Hay que cambiar la fórmula televisiva y orientarla hacia programas divulgativos y transmisiones bien seleccionadas ¿y por qué? Porque se ha introducido un nuevo factor que es una apisonadora: Internet. Hoy en día veinte minutos después de acabar la corrida puedes ver la faena de quien quieras. Antes te esperabas una semana para ver el resumen en el programa de turno. Yo mismo he rechazado hace no mucho la oferta de hacer un programa de toros con la filosofía de hace veinte años. No cabe ya en los tiempos que corren.
- ¿Ve a sus nietos yendo a los toros?
Hace falta pedagogía. Y mucha. Es complicado meter a la fiesta en el tren de los tiempos. Es una fiesta endogámica, con una enfermiza visión hacia el pasado… el otro día en una conferencia un hombre, abonado de las Ventas me decía que para él el toreo de verdad era “ese chaval, con la muleta “planchá, la pata p´lante y ese toro con un par de pitones… si hicieran eso todos los toreros…”. Mire usted esa es una forma de ver los toros, pero no la única. Pasa hasta en la música del toreo. No podemos ir todavía a los toros diciendo que Marcial eres el más grande… oiga compongan más y más material y, sobre todo, nuevo. Por favor, miremos con otros ojos. No se le puede pedir a Morante que pegue sus verónicas a un toro cualquiera. Es así de simple, y quien no lo vea tiene un problema de entendimiento.
- ¿Qué tenemos en mente?
Pues algunas cosas que se sabrán pronto. La situación es malísima, de todos conocida. Pero bueno, sí, hay que decidirse prontito. Tampoco pasa nada por estar un año escribiendo un libro, por ejemplo. Pero en general me gustaría estar presente en el mundillo porque esta temporada es crucial, vital para la fiesta de los toros.
Sobre todo por la ILP y la apuesta del Gobierno a favor de la fiesta de los toros. Si se lleva al parlamento esa ILP y se aprueba como ley, esta sería de superior rango a lo votado en Cataluña y las tornas podrían cambiar.
Es que el movimiento “anti”, además está tomando tintes importantes, por ejemplo en Iberoamérica. Fíjate en México el susto de meses atrás, en Bogotá el alcalde se opone, en Venezuela pinta mal, en Perú tampoco es demasiado alentador. Ecuador, recuerda esta pasada feria de Quito. Frente al pasotismo enfermizo de los taurinos está la constante actividad antitaurina. Y lo estamos pagando.
- Esa actividad “anti” tiene en el Toro de la Vega uno de sus mayores blancos. Como usted es de la zona me gustaría saber su opinión sobre esta tradición.
Tengo una opinión absolutamente negativa. Lo prohibiría. Me han llamado para dar pregones de fiestas en muchos lugares, entre ellos Tordesillas, y allí rehusé. Cierto es que no expuse claramente los motivos, y lo hago ahora. Tampoco pasa nada. Se debe decir. No veo bien que una tradición de los Reyes Católicos se lleve hasta sus últimas consecuencias. Una cosa es la tradición y otra el arte del toreo. Se puede llevar a un toro a un pinar, pero no atravesarlo de forma brutal. Quizá simularlo. Es inconcebible en estos tiempos un acto así.
- ¿Y dónde está la línea que separa lo permisible de lo brutal? Porque hay mucha gente que ve en esto un fiel antecedente del toreo
En la culminación del acto. Un encierro en Cuéllar, que son los más antiguos de España, de esa época, es una auténtica maravilla. Los toros se corren, se encierran y punto. Tampoco es una barbaridad el toro enmaromado de Benavente, por ejemplo. Pero, repito, el problema del toro de la Vega es que unos hombres dan una muerte horripilante al toro y luego le cortan los testículos… una barbaridad. Llevan la tradición hasta sus más bárbaras consecuencias.
Pero fíjate, Manzanares el año pasado hizo una faena histórica a un gran toro de Sevilla. Y casi ningún telediario lo cantó. Luego sueltan una pava de un campanario, cosa que a nadie le importa, y sale en todos los informativos. Y luego nos meten en el mismo saco.
- Se rumoreó que los toros volverían a Televisión Española
Bueno, sí, pero a ver quién paga el café. Es complicado, pero soy partidario de que sea así. Llevamos demasiados años sin toros.
- ¿Y si le llaman?
No moveré ni un dedo para que sea así, pero bueno. Le debo mucho a Televisión Española, es una cuestión de lealtad. Rechacé hace años ofertas mareantes de otras televisiones generalistas por puro sentido de la lealtad. Y el ente público lo sabe. Todo es complicado, que retransmitan, que yo volviera...
- Antes aludió a la pedagogía, necesaria para conservar la Fiesta, y la posibilidad de escribir un libro. Usted escribió hace tiempo uno bastante didáctico ¿tiene otro en mente?
Escribir un libro es una tarea muy ardua, y aquel fue un empeño de la editora, simpatiquísima. Creo que preparan la cuarta edición. Fue un libro sencillo que pretendía explicar el porqué de las cosas. ¿Por qué las plazas de toros son redondas? ¿Por qué hay dos círculos? Pretendía explicar lo que yo había estudiado antes. Sin pretensiones dogmáticas, eso tampoco. No quiero alimentar la cerrilidad y la acumulación de lugares comunes que muchas veces es el toreo.
Y escribir, pues sí, me gustaría una novela taurina, pero que toque el toreo más tangencialmente. Que no sea la típica. Me gustaría o bien ambientada en la España decimonónica de Isabel II hasta el año sesenta y ocho, o bien en la ruralidad castellana. Mi infancia, los encierros de vacas en los pueblos de Valladolid. Puede ser una historia bonita.
- ¿Y con la pedagogía se puede hacer un aficionado? ¿No es complicado que si no se ha mamado de joven se haga uno verdadero aficionado? No hablo de simpatizar, hablo de ser aficionado que paga un abono.
José Bergamín decía en “El Arte de Birlibirloque” que “para entender el toreo hay que emplear la inteligencia y la sensibilidad en el campo del entendimiento”. Suena rimbombante. Vamos a hacer entender con frases lógicas a una persona que no sabe de esto y que luego ella haga uso de su inteligencia y sensibilidad. Se le explica y luego le llevamos de tentadero a ver a una figura del toreo.
Tristemente durante los últimos tiempos muchos aficionados se han arrogado y autoproclamado como “entendidos”. Y dicen que los son porque han ido mucho a los toros, e incluso se oponen a difundir sus conocimientos, en el caso de que los tengan. Es una cerrazón en la que se sienten muy a gusto.
Más que tirar de tópicos hay que hacer entender que cuando sale el toro y se encuentra con el torero pasa algo, y eso es a donde hay que ir. A explicar con conocimiento de causa, la labor del torero en función del toro que tiene delante.
Mira, el año pasado en Sevilla conocí en un programa de televisión a un prestigioso cirujano cardiólogo pediátrico iraní afincado en Londres. Allí estaba, en la tertulia. No le había visto en mi vida. Le pregunté de dónde le venía la afición, viendo que sabía de toros, y bastante además. Me llamaba la atención cómo podía haberse aficionado a esto. Y me contó que había sido muy antitaurino. Pero no quería renegar de algo sin probarlo.
Así que se sacó una entrada para la goyesca de Ronda, toreaba Morante. Se quiso ir en el primer toro, no le gustaba nada. Pero no se pudo ir porque desconocía que era antirreglamentario irse en medio de la lidia. Así que salió el segundo toro, el tercero, el cuarto… y pasó una tarde gloriosa. Se hizo aficionado.
Y me dijo que la culpa de que los toros no tengan difusión la tenemos nosotros, que en general nos preocupamos más de buscar la mácula, el truco. Y no cantamos lo que es esto. Me dejó completamente de una pieza. Y, por supuesto, le dí la razón.”
- ¿Ha toreado alguna vez?
Sí, bueno, torear torear… delante de novillos no. Delante de becerras sí, pero en momentos puntuales. Todos los toreros te instan a hacerlo, pero todos. Dicen: “tanto que hablas”. Creo que es muy importante ponerse alguna vez, y eso que sigo teniendo miedo. En general tengo un gran sentido del ridículo, pero bueno, alguna vez me animo. En la comunión de mi hijo toreé cuatro becerras, alguna vez en Jandilla, en lo de Molero Hermanos, en la finca de Roberto Domínguez, en la ganadería de Marcos Núñez… En esta última me puse delante de la vaca, fuertecita, y me impresionó cuando humilló y su bufido levantó tanto polvo que me cegó los ojos y menos mal que acerté a estirar el brazo y darle un mantazo casi a ciegas. Ahí imaginé lo que debe ser encontrarse un Victorino con dos pitones en Madrid. Por eso es importante ponerse delante. Te das cuenta de muchas cosas, desde luego. Por eso cuando la gente habla con ese desparpajo…
- Es conocida su afición por el flamenco
El flamenco es una aventura en soledad, y una verdadera cultura de la sangre. Como decía Fernando Quiñones. Y el toreo es igual, ni más ni menos. Las concomitancias de ambas disciplinas son evidentes. En la historia, en las formas, en la filosofía…
- Sí, pero yo, por mi trabajo, considero que, al menos ideológicamente, hay bastantes discrepancias… partiendo de la perversión que supone ideologizar el arte, encuentro que por la cabeza de los flamencos no pasa lo mismo que por la de los taurinos. Hablo de los profesionales.
Vamos a ver, es que el mundo del flamenco son los artistas, únicamente. Ejemplares humanos que interpretan. En el toro hay terratenientes, ganaderos, empresarios… además de los artistas. Muchas veces siendo ellos los famosos “señoritos” que pagaban el flamenco.
Los toreros además, en cuanto se ponen en figura, si llegan, rápidamente se compran un Mercedes y una finca. Cambian de acera, en el buen sentido, rápidamente. Un cantaor cuando triunfa, pues triunfa y punto.
En cuanto a la ideología pues mira, es matizable, la verdad. Quizá haya que plantear antes de nada que los antis, se han autoerigido y arrogado como “progresistas” y practican lo que Jean Cau denomina “el democrático horror a la violencia”. La izquierda es muy proclive a arrogarse la democracia. Ese “buenismo” se hace además excluyente. Y ojo, que no soy sospechoso ideológicamente, porque estoy entre ambas opciones y no milito en ningún partido político.
Mezclar política y toros es absurdo, como decía Ramón Pérez de Ayala: “los españoles nos pasamos la vida discutiendo por cosas indiscutibles”. Además, mira Pablo, los que hablan de política y toros son los antitaurinos, nunca los taurinos, que van a la plaza tengan la ideología que tengan.”
- ¿Y canta flamenco?
Canturreo que no es poco, pero oye, un día me acompañó a la guitarra Cepero y todo, el maestro, por ejemplo. Y pasé grandes veladas con Rocío, con quien tengo grandes anécdotas. Entiéndeme, en un rincón a su vera, pero coincidimos muchísimo. Tuve amistad con “Turronero”, coincidí también con el maestro Morente en la boda de su hija Estrella. En este punto te diré que mi concepto del flamenco no es nada radical. Hay que dejar que el artista se expanda, sea libre, no tenga ataduras, como Enrique Morente, que se puede catalogar como genio. El más académico y enciclopédico es Antonio Mairena o Fosforito. Pero oye, ¿Quién te hace partirte la camisa? Camarón. Algo que se puede extrapolar perfectamente al toreo”.
- Cita mucho a Camarón
Tuve una anécdota con él. Una vez, estando en Marbella veraneando fui con un amigo a ver una corrida en la que toreaba. Y nada, una vez acabada la corrida fuimos a por el coche, aparcado cerca del hotel. Manzanares, que acababa de llegar, nos dijo que subiéramos a la habitación y allí estaba Camarón, imagínate. Pues nos dijeron que nos quedásemos de fiesta. Pero nos fuimos.
- Disculpe, pero eso es imperdonable
Ya, pero es que estuvieron dos días de fiesta. Nos lo “olíamos”. Y según Manzanares cantó increíble… pero nos teníamos que ir, aquello nos podía costar el divorcio.
- Recuerdo que un editorial de “Clarín” se lo dedicó a Paco Toronjo
Por supuesto. Con él estuvimos hasta el alba en un homenaje y reportaje a la dinastía de los “Litri”. Le buscamos para que le cantase a Miguel Báez Espuny una letra de fandango bastante célebre que dice: “no importa que seas de Ronda y te llames Cayetano porque la oreja de oro la lleva el Litri en la mano”. Sobre un mano a mano en la plaza vieja de Madrid a mitad de los años veinte.
Total, que le conocí esa noche, y me dijo Toronjo: “para los Litri lo que haga falta y el tiempo que haga falta, y gratis.”. Litri no era muy flamenco, así que después de esto nos lo llevamos, y estuvimos hasta las siete de la mañana, en Huelva, en un colmado, cerrado, con fino de por medio y su voz afillá. Y cantó treinta y ocho estilos diferentes de fandangos. Inolvidable. Sencillamente inolvidable, como era él, con esa forma de cantar que tenía…
- Pero él cantaba bien no sólo fandangos
Efectivamente, algo que no sabía entonces. Pero no veas como cantó por tientos, seguiriya… era un fenómeno.
- ¿Los toreros son aficionados?
Ahora menos. Pero fíjate, te sorprendería saber que “El Viti” es un gran aficionado, y canta polos. Y Andrés Vázquez. Roberto Domínguez toca estupendamente por todos los palos, su tío Fernando bailaba que no veas, Paco Peña o Luciano Núñez cantan para rabiar… una noche Luciano, el tercero de la cuadrilla de Manzanares y yo nos pasamos una noche cantando en la zona de la Calleja de Salamanca sin guitarra hasta las seis.
De los de ahora cada vez menos, como digo. El Juli, José Tomás, a Ponce también, lo que pasa es que ahora como es amigo de Luis Miguel canta baladas. A Paco Ojeda…
El “Ole”, vocablo de raíz árabe que alude a Dios, es lo que une el toreo y el flamenco. La expresión de la emoción instantánea, espontánea, visceral. Como cuando entra en trance Morante o como cuando cantaba Manuel Torre.”
- Usted formó una peña flamenca en Valladolid
Sí, éramos sesenta y tantos, pagando una cuota alta. Una vez iba a ir Camarón, pero al final no pudo. Fue Moraíto, Beni de Cádiz, Menese, Fosforito, El Cabrero, Morente, Farina, Enrique de Melchor… luego desapareció. Se sorprendían los artistas de la afición que había allí, no tenían ni idea. Existía y existe ese prurito regionalista en el flamenco. Y no tiene por qué ser mejor intérprete el de Despeñaperros para abajo.
Mira, en Huelva una tarde cortó dos orejas Roberto Domínguez en las Colombinas y acabamos en la Peña Flamenca de allí. Total que yo canté una letra mía. Me animé y eso, canté: “El Odiel, los grandes ríos de Huelva son el Tinto y el Odiel, y cuando llegó el Pisuerga hubo que contar con él, en el ruedo y en la juerga.” Está claro que me gusta mucho el flamenco.”
- Los toros y el flamenco son dos verdades españolas. Incluso dichas mal, si las dices con verdad, emocionan.
Eso es. Aunque no sea académico, si lo que expresas lo haces con emoción, llega. Como aquel que decía que la diferencia entre Joselito y Belmonte era la teoría de los altramuces. Si sale José te comes los altramuces y admiras lo que ves. Cuando sale Juan, tiras los altramuces, te asustas, se te caen… los altramuces delatan lo que el arte te provoca.”
- ¿Y si hay mentira? En los toros, por ejemplo. Porque mentira a veces hay ¿no?
No comparto la teoría de Ángel Peralta de que torear es “engañar al toro sin mentir”. Yo veo más lo que decía Zorrilla, que el toro es la horizontal y el torero la vertical. Y dentro de ese ámbito todo lo que suceda, dentro de lo razonable, es válido. ¿Acaso el pico es la mentira? ¿Qué es el pico?”
- Citar al toro con la parte más lejana de la muleta, se supone que para llevarlo con distancia…
Eso es una moda de nuestra época. La posición de la muleta no puede ser perfectamente recta, eso lo primero. Hay en algunos una constante intención de buscar el truco en esto del toreo. Si te vas al fondo de la tauromaquia resulta que damos con que el toreo es “el arte de Cúchares”, cuando Cúchares según los cronistas de su época era el más ratonil y ventajista porque toreaba con la mano derecha. Y hoy no se discute que se puede torear con total sinceridad por ese pitón.
A Belmonte lo llamaban fantoche porque codilleaba, le buscaban el truco. Muchos aficionados consideran a los recelosos los verdaderos oráculos de la ley taurina. Pasa en todas las artes. Gente que piensa que Velázquez y Goya sí “chanelan”, pero ese tal Picasso…
- Más allá de la doctrina de las suertes están los hechos, el afeitado, la droga al toro…
El afeitado viene de la época de Joselito el Gallo, cuando en “Los Merinales” se igualaba por estética los pitones. Corrochano lo denunció. Se afeitaba en aquella finca sevillana y en barcas, algo que facilitaba mucho las cosas. En la posguerra, a Manolete Camará le afeitaba toros para preservar a su poderdante. Paco Galache me contó que Manolete no quería porque después los toros le punteaban mucho la muleta, y discutían en público sobre eso. Creo que los toreros no se paran a pensar en ello. Veo la culpabilidad en los apoderados, los “taurinos”. Eso que alardean de “cuidar” a sus toreros.
Lo de inyectar sé que existe, no lo he visto hacer nunca, pero he oído comentarios. Empresarios de medio pelo lo utilizan para que no le echen para atrás toros con lesiones. De todo estoy completamente en contra, y como digo, es culpa de los taurinos, no de los toreros.
- Entonces concluyo que el cáncer son los taurinos, y la fecha de caducidad de esto vendrá por ahí
Sin duda, ha habido una proliferación de taurinos brutal. Muchos que se han puesto delante no se desvinculan del toro y se hacen empresarios, veedores, apoderados… dejando esto como está. Esa dualidad apoderado-empresario, ese tentáculo de la empresa que va “a embarcar” a la finca, el que dice que este toro sí, este no… oiga usted ¿pero quién es usted? El que embarca mis toros soy yo, que soy el ganadero. Esto, junto a la falta de auténtica pedagogía y el papanatismo cerril que lloriquea por el pasado que nunca vio es lo que puede empezar a acabar con todo esto.
-Y ahora sí, para finalizar, añada lo que quiera para los lectores, aunque la entrevista dio para mucho
Me gustaría hacer una llamada de atención acerca de la urgente necesidad que tiene la fiesta de los toros de instalarse definitivamente en este vehículo del progreso que es Internet. Hemos de ser conscientes de la gran trascendencia que tiene para lo que genéricamente llamamos “los toros” tomar asiento en un convoy como éste, cuya ruta tiene alcance universal, porque universal debe ser el sentido del toreo. Por ello no me recato en el estímulo y la alabanza hacia los portales taurinos que, más allá de los blogs o páginas webs que pululan en este campo, cumplen la función de zaguán de la gran casa de la Tauromaquia, es decir, el lugar donde se recibe a quien a ella llega, tanto para realizar una labor estrictamente informativa como la pedagógica a la que acabo de hacer referencia; y, por supuesto, para alertar respecto de aquellos que, desde dentro o desde fuera, quieran mancillarla; bien entendido que sería un error de consecuencias irreparables ponerle palos en las ruedas a los inevitables movimientos de evolución a los que un espectáculo como éste no debe sustraerse. Lo que no evoluciona se atrofia. Sin perder sus valores esenciales, esta fiesta necesita sintonizar con la modernidad, ponerse al día con la sociedad en la que se integran las nuevas generaciones que es, en definitiva el caladero donde se encuentran los futuros aficionados. Los dogmatismos abocan al fracaso y las involuciones son funestas. Por eso me parece muy acertada la presencia en la Red de este lobby, cuyo título refleja una preclara declaración de intenciones: el maridaje de la “opinión”, que trae consigo una pluralidad de ideas (siempre que el opinante acredite solvencia), y los “toros”, cuya segunda pluralidad también acredita su amplio espectro. Así que déjame felicitar a sus impulsores, con quienes tuve la oportunidad de compartir localidad en la feria taurina de Alicante y, a continuación, en aras del buen uso del espacio periodístico, pedir disculpas por esta perorata.
- Gracias Fernando.
Hasta aquí la transcripción de dos agradables conversaciones cara a cara, de más dos horas cada una, en las que Fernando Fernández Román no mostró reparo alguno en hablar del toro, el toreo y su propia experiencia vital, sin eludir temas no siempre cómodos. Creemos que esta entrevista es la más completa concedida por él hasta la fecha, en la que da una visión global tanto de su trayectoria profesional como de su visión del toreo. Es por ello por lo que le estamos francamente agradecidos. Hablo tanto a nivel personal como del equipo de colaboradores de este Portal.