MANOLO
MOLÉS
Redacción APLAUSOS
Este invierno nos trae el frío de la
incertidumbre. ¿Qué pasará en el año segundo de la jodida pandemia? De momento
ha hecho mella en muchos estamentos de la Fiesta. Año negro para los
subalternos, años gris para la mayoría de los matadores, año triste para la
afición. Y año duro, como un bajonazo, para los ganaderos. Nadie como ellos
aguantaría este apocalipsis. Hay que meditar muchas cosas. La pérdida de
ingresos durante un año es un bajonazo al trabajo y a la importancia de los
criadores de toros bravos. Año de matadero en lugar de toros en las plazas.
Todos llevan ya el rejonazo de la pandemia; pero
los ganaderos tienen que solucionar dos frentes en esta batalla. No venden y no
cobran; si no hay pasto ni dinero, no queda otra que el matadero. Se van a achicar
muchas ganaderías. Y van a desaparecer o mermar mucho otras tantas. Ruina para
el que cría. La Fiesta también sale perdiendo porque si hay menos toros también
baja el número de corridas eso supone problemas para el ganadero y problemas
para los actuantes. Estamos viviendo el año más ciego y con más dudas de hace
mucho tiempo. Lo peor es que no sabemos qué sucederá en enero, en febrero, etc.
Yo animo a que echemos al río del olvido la tristeza, el no creer que vendrán
tiempos mejores.
Vendrán pronto, espero, tiempos mejores. Tenemos
ferias grandes, empresarios con ganas, toros en el campo, toreros que llevan un
año casi caninos y que tienen hambre de triunfos. No quiero asegurar nada pero
tampoco quiero que la otra pandemia, la de la tristeza, la negatividad, la
claudicación, se apodere de los aficionados. Pero eso sí, hay que moverse,
unirse, levantarse, mirar por la ventana del futuro y que no quede ni por ti ni
por mí. La Fiesta tiene que oler otra vez a Fiesta. No a derrota. Que renazca
la Fiesta. 2021 es un año clave para el futuro.
Me alegra comprobar que Francia sigue dando ejemplo para
paliar las ausencias y las medias soluciones. Ahí están Simón Casas y Juan
Bautista. Y ahora aparece Bernard Marsella en Istres, que en lugar de reducir
quiere duplicar los festejos para la temporada de 2021. El carro empieza a
girar y eso es sinónimo de alegría y esperanza
Lo llevo sintiendo y escribiendo hace tiempo pero
parece que molesta. Y la realidad es la verdad y me parece sano airearla. Abro
APLAUSOS y en su cabecera me alegra comprobar que Francia sigue dando ejemplo
para paliar las ausencias y las medias soluciones. Ahí están los grupos de
Simón Casas y los de Juan Bautista formando bloques y aumentando el número y
cantidad de festejos. Qué bueno y qué sano es comprobar que al final ganan los
que apuestan y se lo curran. Si no hay otro desastre universal, las Galias van
a aumentar tardes y mañanas de toros por encima de los últimos años. Hay ganas,
empresarios que compiten, qué buena es la competencia. De repente aparece
Istres. La conozco. Es un pueblo bello pero chico, una plaza moderna, personal
y torera. Una feria simpática y punto. Ahora, Bernard Marsella, se ha reunido
con el alcalde de la ciudad, François Bernardini, y en lugar de reducir “por si
viene el coronavirus o el miedo a la pandemia”, quieren para 2021 duplicar los
festejos para la temporada. Recortar no. Duplicar. Una maravilla para el Palio
coqueto y torero. Apunten festejos: 18, 19 y 29 de junio. Más el 1 de agosto y
el 17 de octubre. ¿Medidas sanitarias? Las que marquen en cada momento. Pero el
carro empieza a girar y eso es sinónimo de alegría y esperanza.
Algunos pensarán que es mejor la prudencia, empezar por la
mitad o la tercera parte. Yo creo que es el momento de devolver la fe y la
afición al público, y de que todos arranquemos el nuevo año con espíritu
positivo. Luego la pandemia que mandan de arriba, y la pandemia política, nos
darán una alegría o se cargará de raíz los buenos deseos
Luego pasará lo que tenga que pasar pero ese
ejemplo francés marca la buena intención, los deseos de que los aficionados
tengan ilusión y una cartelería con más festejos que en tiempos de sol y
moscas. O sea, ilusionar a la gente con ferias que si sale todo bien serán
fantásticas; y si lo jode todo otra vez el bicho, pues no hay nada que hacer. A
mí me gustaría que Castellón, Valencia, Sevilla, Madrid, etc. plantearan
carteles como esas plazas se merecen, y si luego todo va bien la gente acudirá,
que ganas tiene, a las plazas con toda seguridad. Lo que no me agrada es que
tiremos la toalla antes de ducharnos. Algunos pensarán que es mejor la
prudencia, empezar por la mitad o la tercera parte, etc. Yo creo que es el
momento de devolver la fe y la afición al público, y de que todos arranquemos
el nuevo año con espíritu positivo. Luego la pandemia que mandan de arriba, y
la pandemia política, nos darán una alegría o se cargará de raíz los buenos
deseos. En el arranque del nuevo año, cuando hagamos cola para la vacuna y
salga el sol de la tranquilidad (si es que todavía existe), esas ferias nos
devolverán la fe y el gozo. Porque hay millones de aficionados de todos los
sexos y condición que desean que se abra el portón de las ferias y la vida. Y
que salga el toro. Y que no salgan más políticos amargándonos la vida. Por
cierto, los toreros arriesgan pero tal y como está el patio, “más cornás dan los políticos”. Sean del
encaste que sean. Hay más resabiados que nobles o bravos. Si esto fuera serio
muchos de ellos deberían volver al corral. Florito lo arreglaba en un rato.
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