domingo, 13 de diciembre de 2020

ENTREVISTA - Paco Aguado: «Camará aprendió viendo a Joselito en los despachos para ser el apoderado de Manolete»

El autor habla en el Museo Taurino de Córdoba del diestro José Gómez Ortega
LUIS MIRANDA
Diario ABC de Madrid
 
Paco Aguado, autor de «Joselito. El rey de los toreros» (publicado por la editorial El Paseo), habló este viernes sobre el diestro en una actividad del Museo Taurino, en que recordó la vida de José Gómez Ortega (1895-1920).
 
- Joselito tuvo una vida corta por culpa de una cogida mortal. ¿Por qué es el rey de los toreros?
Es el rey de los toreros porque era el absoluto dominador de su época, de cabo a rabo. En la plaza y fuera de la plaza. Y porque dominaba tanto que fue capaz de darle la vuelta a la tauromaquia para adentrarla en el siglo XX.
 
- ¿En qué sentido?
En el sentido meramente taurino, en cuanto a la técnica, al oficio y a las nuevas técnicas pare torear. De hacer faenas de mayor mando sobre las embestidas, con el toreo ligado en redondo. Ese concepto global del toreo que tenía le permitió aconsejar a los ganaderos hacia la crianza de un toro más bravo, de mayor duración, que es el que hemos estado disfrutando hasta ahora. Y también la consideración del torero como parte central de todo un sector profesional que genera muchísimo dinero y la construcción de plazas monumentales que permitieran el acceso a las masas a los tendidos, para abaratar el precio y que pudieran asistir todas las clases sociales.
 
«Con él empezó la consideración del torero como parte central de un sector profesional que genera muchísimo dinero»
 
- ¿Qué se sabrá tras leer este libro sobre Joselito?
Sobre todo procura remontarse sobre el mito de la víctima del toro en Talavera, que lo deja muy corto. Durante mucho tiempo, los aficionados han vivido con esa imagen y con Juan Belmonte como el gran revolucionario. Sin ser un libro antibelmontista, sino todo lo contrario, sí intenta reivindicar que Joselito tuvo una grandeza igual o mayor. No me he inventado nada.
 
- El toreo es un arte efímero, que sucede en un momento. ¿Cómo podemos saber su importancia como torero? ¿Los testimonios escritos y audiovisuales son suficientes?
Sí, y se ve una gran diferencia. Ya empezaban a andar los cinematógrafos, que iban a las plazas de toros a grabar. Joselito es el pionero de los derechos de imagen de los artistas, porque ponía en las cláusulas, sabiendo que se hacía negocio. Cuando aparecía una cámara, tenía que cobrar más o menos la mitad de lo que cobraba por la corrida. Pero en esas imágenes y en las crónicas de la época se habla de esa diferencia abismal con otros toreros. El único que le pudo hacer sombra en su línea estilística fue Rodolfo Gaona, mexicano, que tenía menor regularidad, y en otra línea aparte fue tan grande como él Juan Belmonte, basado más en la impresión y en los sentimientos.
 
- ¿Cómo fueron sus actuaciones en Córdoba?
Fueron quince corridas de toros, muy salteadas. Siempre estaba en las tres corridas de la Feria, y estuvo con el padre de Manolete, que estaba en el declive de su carrera. Con quien más toreó fue con Machaquito. También coincidió con Camará, y él al escucharlo y verlo manejarse en los despachos de aquella época, aprendió todo lo suficiente para poder llevarlo a cabo como apoderado de Manolete.

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