sábado, 19 de diciembre de 2020

OBISPO Y ORO - La incierta temporada que viene

FERNANDO FERNÁNDEZ ROMÁN
@FFernandezRoman
 
La noticia estaba al caer y, por fin, ha caído: el Ayuntamiento de Sevilla, suspende la feria de Abril. Uno, modestamente, estaba al tanto de la cuestión, pero la cuestión se demoraba más de lo previsto, por lo tanto había que esperar la confirmación del Organismo competente para hacer pública la esperada –y dolorosa—decisión. Esta es: No habrá feria en el Real. No habrá, por tanto, portada, ni casetas, ni farolillos en las calles toreras; y, me temo, que los cacharritos de la calle del Infierno también habrán de pasar por un purgatorio de emergencia. ¿Habrá corridas de toros en la Maestranza?  Habrá… si los acontecimientos sanitarios discurren con razonable normalidad y se regularizan los aforos con porcentajes asequibles para organizadores, intervinientes y público en general. Lo que no habrá, probablemente, será una semana de preferia, ni siquiera una semana completa “de farolillos”, porque las circunstancias, todavía, están coartadas por la incertidumbre de un futuro sanitario y económico (este último todavía sin  aparecer en su verdadera dimensión), referencias ambas guardadas en la recámara de un fortín llamado Junta de Andalucía. Para entendernos: la nueva programación está a expensas de que el “bicho” esté doblando contra la barrera de la vacuna y se obtenga autorización para que el público acuda al festejo en número porcentual que garantice una mínima rentabilidad. Por tanto, ¿cómo se plantea la próxima feria de taurina de Sevilla? Puedo asegurarles que en la mente del empresario, Ramón Valencia, solo se maneja una idea: dar toros --cuantas más corridas mejor-- en la que hubiera sido la semana de feria por antonomasia, con las principales figuras del toreo y las ganaderías “punteras” y tradicionales, incluyendo las de hierros emblemáticos. Domingo de Resurrección y cuatro o cinco corridas en la semana otrora “festera”. Esto es lo que hay… de momento.
 
En lógica consecuencia, tampoco habrá Semana Santa previa, ni seguramente la posterior romería de la Virgen del Rocío, los tres grandes acontecimientos multitudinarios de las ciudades y pueblos de Andalucía; pero los toros, por lo menos –con las medidas preventivas adecuadas—, parece que pueden salir a la arena maestrante. Iremos a la Plaza probablemente con mascarilla, porque el porcentaje de seroprevalencia –desarrollo de anticuerpos frente al virus--  de los andaluces y supongo que de los forasteros no da para más.
 
Sevilla ya ha dado el paso con el anuncio oficial de echar el candado a celebraciones tan emblemáticas. Y esto no es cosa de partidos, ni ideologías, sino de puro sentido común, visto el panorama actual de este tiempo que vivimos y la poca certidumbre del que se avecina. ¿Qué pasará con Castellón y Valencia y sus festejos taurinos de la Magdalena y Fallas? Todo apunta a que, al igual que Sevilla, sufrirán suspensiones y recortes si el panorama sanitario no mejora drásticamente. Téngase en cuenta que, por regla general, las corridas de toros de estas “ferias” siempre fueron a rebufo de su calendario festero, es decir, como oferta lúdica complementaria.
 
Conociendo como conozco el paño, es de suponer protestas por doquier. Este mundo nuestro de los toros se nutre de una clientela y unos elementos intrínsecos inconformistas por naturaleza; pero la cuestión principal es que tenemos sobre nuestras cabezas un “bicho” infame al que es perentorio destruir. Todo lo demás –con el debido respeto y la comprensión hacia quienes sufren en sus carnes los efectos de tan colosal desaguisado-- es secundario.
 
Se han citado tres estaciones clave en el recorrido inicial de la próxima campaña de toros. Después llegará Madrid y las demás ferias taurinas de alto rango. Todo ello en un plazo que se supone suficiente para haber maniatado en buena medida a la pandemia. Me ha parecido oportunista el anuncio de once espectáculos taurinos en la ciudad francesa de Dax, a celebrar en las ferias de ¡agosto y septiembre! de 2021. Largo me lo fiáis. Que esto no sirva de referencia para hacer comparaciones inapropiadas. La temporada que viene en España se presenta incierta, como un marrajo avisado; pero es clave para el futuro de la Tauromaquia. No adelantemos acontecimientos, ni conclusiones.
 

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