MANOLO
MOLÉS
Redacción APLAUSOS
Lo peor es que se te vaya un año en blanco porque
eso supone un año en negro. Arrastramos el precio pagado en los largos meses de
2020, confinados, asustados, pendientes del hilo caprichoso y poco fiable de los
políticos como marionetas en sus manos. Lo que se nos ha venido encima es una
batalla, como de niños malos, entre los que deberían protegernos y, sin
embargo, se han pasado la pandemia en plena batalla de poder, de cerrazón, de
broncas y de zancadillas. La sufrida ciudadanía ya no sabía si era peor el
virus o la virulencia política.
Este es un gran país que se ha vuelto un país de
broncas. Las que no cesan en la política y las que la política contagia a los
ciudadanos, que bastante tenemos con la pandemia, la incertidumbre, con los
trabajos perdidos, con la salud dañada, con el futuro oscuro, esperando la
vacuna como esperaba Cervantes el salutífero y eficaz bálsamo de Fierabrás, que
pertenece al conjunto de remedios mágicos de la literatura caballeresca
medieval. Fier-a-bras, el del brazo feroz, era un gigante sarraceno, señor de
las Españas, que portaba en su caballo con bálsamo que había sido empleado en
la sepultura de Jesús. Para Cervantes este bálsamo fue la panacea para todos
los problemas de salud. Y ahora, más o menos, estamos como el genio, sin saber
a qué palo quedarnos. Y sin ningún bálsamo a la vista.
A ver si sale el sol y la vacuna lleva en su
puyazo el ánimo y la salud para tanta gente que necesita un remedio tras casi
diez meses de acojone. Y es hora porque todos queremos que se pueda recuperar
la Fiesta poco a poco pero cuanto antes. Lo ideal, y déjenme soñar, es que se
pudiera arrancar, aunque mengue en su número de festejos, en la Magdalena de
Castellón. Esa feria daría moral para plantear un año atractivo. Por supuesto,
hace falta que arda la falla y Valencia tenga tardes en las que aparezcan las
figuras. Y el tercer golpe que no puede fallar, o estaríamos otra vez en la
cuesta abajo, es Sevilla. La de los toros, claro, porque yo no entiendo cómo
con tantos meses de por medio han anulado ya por segundo año consecutivo la
feria. Si en abril sale el sol, la gente sí podría ir a la plaza pero no a la
feria. Ni milagros ni historias: cierran la tienda y ya vendrán tiempos
mejores. El empresario de la Maestranza sí quiere dar una feria lo mejor
posible según venga el futuro. No tira la toalla. Como no la tira Madrid y
Simón, que ha sumado ahora el tridente perfecto. Tres países europeos dan toros
y Simón es empresario de Madrid, junto a Rafael García Garrido; empresario y
para largo de Nimes (la plaza donde se doctoran los toreros en las Galias) y
ahora cierra el título de Rey Sol taurino aliándose con el empresario de
Lisboa. Tres ocho mil del toreo.
El año, si no despierta, enterraría el futuro de
mucha gente. Sobre todo de ganaderos (sin ellos no hay Fiesta), también de
matadores, grandes y pequeños, y por añadidura -ahí está el futuro demasiado
oscuro- de los subalternos, a pie o a caballo. Ya vienen del año atroz en el
que muchos se han quedado viendo pasar el tiempo con los trajes de luces
colgados en casa. Y con todo esto a veces no nos damos cuenta de que estamos en
manos de los ganaderos. Son muchos los que están perdiendo dinero, muchos están
enviando animales bravos al matadero, muchos están recortando las camadas y no
solo porque se han recortado los festejos este año sino también por la
intensidad del bou al carrer de mi tierra, que también ha bajado una burrada. A
los ganaderos hay que cuidarlos. Sin ellos todos somos nada. Toreros,
empresarios, público… la Fiesta se convertiría en otra horrible siesta
nacional.
Espero algo que va a ser necesario. Lo dijo José
María Manzanares: “Vamos para adelante”. Si solo hay un 50 % de público, nos
apuntamos y nos entregamos como si nos dieran el oro y el moro. Ese es el
camino. Si todo se hace bien ganarían los ganaderos, los toreros, los
subalternos, los empresarios, los aficionados, el futuro. No olvidemos que el
toro negro para la tauromaquia y su futuro está ahí fuera, en la batalla más
allá de las plazas, con los antitaurinos, pero sobre todo con los anti
políticos que creen que borrando la Fiesta han hecho otra machada más para
seguir chupando la teta inagotable de la política. Antes decían “ese gana más
dinero que un torero”. Ahora se puede decir “ese gana más dinero que un
político”. Y si es mangoncito, pues más.
La primavera tiene que llegar a la Fiesta. Lo
necesitamos todos. Y lo necesita la Fiesta. Cuidar el toro, abrir las plazas,
los carteles fuertes, las ganaderías bravas, no olvidemos el futuro, que es el
de los novilleros y los chavales nuevos. Acabo con la esperanza de toda la
redacción de Aplausos. Tú yo tenemos derecho a soñar sin parar de currar. Que
se abra la esperanza. El 2021 tiene la palabra.
Redacción APLAUSOS
Estamos en manos de los ganaderos, son muchos los que están
perdiendo dinero, muchos están enviando animales bravos al matadero, muchos
están recortando las camadas y no solo porque se han recortado los festejos
este año sino también por la intensidad del bou al carrer de mi tierra, que
también ha bajado una burrada. Hay que cuidarlos. Sin ellos no somos nada
No olvidemos que el toro negro para la tauromaquia y su
futuro está ahí fuera, en la batalla más allá de las plazas, con los
antitaurinos, pero sobre todo con los anti políticos que creen que borrando la
Fiesta han hecho otra machada más para seguir chupando la teta inagotable de la
política
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