lunes, 28 de diciembre de 2020

LA PÁGINA DE MANOLO MOLÉS - 2021 tiene la palabra

MANOLO MOLÉS
Redacción APLAUSOS
 
Lo peor es que se te vaya un año en blanco porque eso supone un año en negro. Arrastramos el precio pagado en los largos meses de 2020, confinados, asustados, pendientes del hilo caprichoso y poco fiable de los políticos como marionetas en sus manos. Lo que se nos ha venido encima es una batalla, como de niños malos, entre los que deberían protegernos y, sin embargo, se han pasado la pandemia en plena batalla de poder, de cerrazón, de broncas y de zancadillas. La sufrida ciudadanía ya no sabía si era peor el virus o la virulencia política.
 
Este es un gran país que se ha vuelto un país de broncas. Las que no cesan en la política y las que la política contagia a los ciudadanos, que bastante tenemos con la pandemia, la incertidumbre, con los trabajos perdidos, con la salud dañada, con el futuro oscuro, esperando la vacuna como esperaba Cervantes el salutífero y eficaz bálsamo de Fierabrás, que pertenece al conjunto de remedios mágicos de la literatura caballeresca medieval. Fier-a-bras, el del brazo feroz, era un gigante sarraceno, señor de las Españas, que portaba en su caballo con bálsamo que había sido empleado en la sepultura de Jesús. Para Cervantes este bálsamo fue la panacea para todos los problemas de salud. Y ahora, más o menos, estamos como el genio, sin saber a qué palo quedarnos. Y sin ningún bálsamo a la vista.
 
Estamos en manos de los ganaderos, son muchos los que están perdiendo dinero, muchos están enviando animales bravos al matadero, muchos están recortando las camadas y no solo porque se han recortado los festejos este año sino también por la intensidad del bou al carrer de mi tierra, que también ha bajado una burrada. Hay que cuidarlos. Sin ellos no somos nada
 
A ver si sale el sol y la vacuna lleva en su puyazo el ánimo y la salud para tanta gente que necesita un remedio tras casi diez meses de acojone. Y es hora porque todos queremos que se pueda recuperar la Fiesta poco a poco pero cuanto antes. Lo ideal, y déjenme soñar, es que se pudiera arrancar, aunque mengue en su número de festejos, en la Magdalena de Castellón. Esa feria daría moral para plantear un año atractivo. Por supuesto, hace falta que arda la falla y Valencia tenga tardes en las que aparezcan las figuras. Y el tercer golpe que no puede fallar, o estaríamos otra vez en la cuesta abajo, es Sevilla. La de los toros, claro, porque yo no entiendo cómo con tantos meses de por medio han anulado ya por segundo año consecutivo la feria. Si en abril sale el sol, la gente sí podría ir a la plaza pero no a la feria. Ni milagros ni historias: cierran la tienda y ya vendrán tiempos mejores. El empresario de la Maestranza sí quiere dar una feria lo mejor posible según venga el futuro. No tira la toalla. Como no la tira Madrid y Simón, que ha sumado ahora el tridente perfecto. Tres países europeos dan toros y Simón es empresario de Madrid, junto a Rafael García Garrido; empresario y para largo de Nimes (la plaza donde se doctoran los toreros en las Galias) y ahora cierra el título de Rey Sol taurino aliándose con el empresario de Lisboa. Tres ocho mil del toreo.
 
El año, si no despierta, enterraría el futuro de mucha gente. Sobre todo de ganaderos (sin ellos no hay Fiesta), también de matadores, grandes y pequeños, y por añadidura -ahí está el futuro demasiado oscuro- de los subalternos, a pie o a caballo. Ya vienen del año atroz en el que muchos se han quedado viendo pasar el tiempo con los trajes de luces colgados en casa. Y con todo esto a veces no nos damos cuenta de que estamos en manos de los ganaderos. Son muchos los que están perdiendo dinero, muchos están enviando animales bravos al matadero, muchos están recortando las camadas y no solo porque se han recortado los festejos este año sino también por la intensidad del bou al carrer de mi tierra, que también ha bajado una burrada. A los ganaderos hay que cuidarlos. Sin ellos todos somos nada. Toreros, empresarios, público… la Fiesta se convertiría en otra horrible siesta nacional.
 
No olvidemos que el toro negro para la tauromaquia y su futuro está ahí fuera, en la batalla más allá de las plazas, con los antitaurinos, pero sobre todo con los anti políticos que creen que borrando la Fiesta han hecho otra machada más para seguir chupando la teta inagotable de la política
 
Espero algo que va a ser necesario. Lo dijo José María Manzanares: “Vamos para adelante”. Si solo hay un 50 % de público, nos apuntamos y nos entregamos como si nos dieran el oro y el moro. Ese es el camino. Si todo se hace bien ganarían los ganaderos, los toreros, los subalternos, los empresarios, los aficionados, el futuro. No olvidemos que el toro negro para la tauromaquia y su futuro está ahí fuera, en la batalla más allá de las plazas, con los antitaurinos, pero sobre todo con los anti políticos que creen que borrando la Fiesta han hecho otra machada más para seguir chupando la teta inagotable de la política. Antes decían “ese gana más dinero que un torero”. Ahora se puede decir “ese gana más dinero que un político”. Y si es mangoncito, pues más.
 
La primavera tiene que llegar a la Fiesta. Lo necesitamos todos. Y lo necesita la Fiesta. Cuidar el toro, abrir las plazas, los carteles fuertes, las ganaderías bravas, no olvidemos el futuro, que es el de los novilleros y los chavales nuevos. Acabo con la esperanza de toda la redacción de Aplausos. Tú yo tenemos derecho a soñar sin parar de currar. Que se abra la esperanza. El 2021 tiene la palabra.

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