MANOLO
MOLÉS
@ManoloMoles
Redacción APLAUSOS
Vamos de alegrías merecidas a patadas en el culo
por parte de los políticos. Tiene guasa el asunto. Un juez, con potestad,
afirma y sella que los toros pueden, y deben, volver a la plaza de Medellín.
Gracias. El empresario de Bogotá también está dispuesto a recuperar la gran
historia de la plaza Santamaría. Y los políticos (y políticas) dicen que tararí
que te vi. No hay quien pueda con esta tropa de políticos. Un poco más
tranquilas están las plazas de Cali (ahora con empresario español para los
próximos años) y Manizales, a ésta apenas se atreven a tocarla los políticos
porque se encontrarían con un “levantamiento total” de la ciudadanía. Son las
grandes ferias donde más coñazo dan los políticos. Aunque también la gente del
toro tiene la culpa de que se hayan cerrado una docena de plazas que eran
fundamentales en el tejido amplio de la Fiesta en un país muy aficionado.
Se perdieron plazas de segunda importantes porque las figuras
dejaron de ir y el tejido taurino de Colombia se achicó demasiado. Y encima, el
toro negro de la política por si faltaba algo. Solo faltaba el coronavirus para
el desastre total. América se achicó en lo taurino demasiado
Yo llegué a Colombia “en el año del César”, en
1991. Ese año y los siguientes vi toros en las plazas grandes: Bogotá,
Medellín, Manizales y Cali, pero también Armenia, Cartagena de Indias, Cúcuta,
Florencia, Ibagué, Popayán, Sogamoso, Bucaramanga (donde el español Manuel
Pérez Martínez “El Cura Pérez”, creo que de Aragón y al frente de la guerrilla,
no aceptó que le hiciera una entrevista). Menudo era el cura…
¿Culpa? De muchos. Se perdieron plazas de segunda
importantes porque las figuras dejaron de ir y el tejido taurino de Colombia se
achicó demasiado. Y encima, el toro negro de la política por si faltaba algo.
Solo faltaba el coronavirus para el desastre total. América se achicó en lo
taurino demasiado. Colombia también, tristemente. Y urge otra “reconquista” en
tiempos que no son de vino y rosas. Por eso, también por eso, es importante lo
de dos políticos socialistas enamorados y defensores de la Fiesta.
Demos la mano a los que comparten sueños, ideales, respeto,
ilusión, verdad y futuro, apoyando una Fiesta que se nos ha llenado de
antitaurinos con cargos que no tienen ni zorra idea de lo que es la defensa, el
cuidado, el esmero, la casta y la lucha por mantener la pureza de la
tauromaquia
A Carmen Calvo la conozco y valoro desde hace años.
De cuando nos veíamos en mil plazas; y aquel día que sonaba a entierro en
Barcelona, con los últimos dioses del toreo peleando para que no nos echaran el
cerrojo. La vicepresidenta no es dudosa de su respeto y querencia por la fiesta
de los toros. Y Eneko, joven y ya importante político, buen tío, sincero,
claro, currante, taurino hasta la médula, junto a Carmen Calvo, son el dúo que
nos lanza un salvavidas en esta marea anti que utiliza más el acoso y el
maltrato que la lógica, el diálogo y el talento. Tengamos claro quiénes son los
amigos. Demos la mano a los que comparten sueños, ideales, respeto, ilusión,
verdad y futuro, apoyando una Fiesta que se nos ha llenado de antitaurinos con
cargos que no tienen ni zorra idea de lo que es la defensa, el cuidado, el
esmero, la casta y la lucha por mantener la pureza de la tauromaquia. A tanto
borrico le invito a bucear en la historia y sorprenderse de la talla
intelectual de tantos aficionados. Pero bueno, te pones a analizar al 90 % de
los políticos actuales y no distinguen a un toro de una cebra. Vaya tropa en
general. Yo respetaré siempre al buen aficionado sea quien sea.
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