La
elección del cartelista o el pregonero de la Feria de Abril anticipaban en
estas fechas la temporada taurina que estaba a punto de fraguarse en los
despachos de Pagés
ÁLVARO R.
DEL MORAL
@ardelmoral
Diario CORREO
DE ANDALUCÍA
La Purísima marcaba en otro tiempo la frontera de
la Navidad. En la mayoría de las casas se esperaba a estos gozos entonados en
blanco y celeste para empezar a sacar las figuritas del Nacimiento y esos
metros de espumillón que anticipaban las fiestas más familiares del año. A
siete de diciembre, en vísperas de la Inmaculada, seguimos sin saber a ciencia
cierta qué haremos con nosotros y los nuestros en esos días que casi todos
tenemos ligados a un lugar, unos sabores, un calor y unos afectos concretos.
Cosas del coronavirus, que también se ha llevado por delante –qué les voy a
contar- esa larga lista de cargas sentimentales que sirven para convertir el
año en algo más que una sucesión de días y obligaciones.
¿Por qué le contamos todo esto? El horizonte de
estas pascuas tristes y la bisagra de un nuevo año siguen sin ofrecer
demasiadas certezas. Ya sabemos, a falta de confirmación oficial de ambos
cabildos, que no habrá cofradías en la calle ni casetas en el Real de los
Gordales. Pero la pregunta es... ¿Podrá haber toros de una manera u otra? Entre
bastidores se siguen manejando porcentajes –el 50% del aforo es la frontera
decisiva- para asegurar la apertura de, entre otras, la plaza de la Maestranza.
Algo parecido ocurre en las ferias levantinas de
Castellón y Valencia, las primeras citas de la gran temporada. Después de
quedarse el pasado año anunciadas y sin celebrar podrían marcar el modelo a
seguir en los balbuceos de una campaña que seguirá pendiente de la evolución de
la pandemia y los plazos de una vacunación. que también está por ver. En esa
tesitura, en Sevilla cada vez se especula con más fuerza la posibilidad de
alargar el ciclo de San Miguel si no fuera posible hacer nada en Primavera. Es
una de las primeras ideas que se barajaron el pasado mes de marzo cuando el
dichoso bichito nos pilló a todos con el pie cambiado. Ese ciclo ampliado
estuvo a punto de ponerse en marcha en agosto pero, sin haber llegado a ser
anunciado oficialmente, se terminó por desestimar después del cambio de actitud
de la Junta de Andalucía en torno al aforo de las plazas de toros.
Del pregón y el cartel
Hay capítulos conocidos que, de alguna manera,
marcan el calendario de las vísperas. Sevilla no se puede entender sin ese gozo
por los previos. Dos de ellos son la presentación del cartel de la temporada
–con sus habituales dimes, diretes y artículo de ordenanza del maestro Burgos-
y el anuncio del pregonero que cantará, glosará o disertará sobre el toreo en
la mañana del Domingo de Resurrección. La Real Maestranza de Caballería, que
cataliza ambas iniciativas siguiendo la senda que marcó en su día el recordado
pintor y caballero maestrante Juan Maestre de León, suele escoger estas fechas
decembrinas para desvelar los nombres del pintor y pregonero.
El 3 de diciembre de 2019, sin ir más lejos, ya
sabíamos que el creador alemán Albert Oehlen había sido el encargado de pintar
el cartel de una temporada que no se celebraría. Una semana después se
presentaba con el habitual protocolo en el Salón de los Carteles de la plaza de
la Maestranza alumbrando, seguramente, la obra más rompedora de la extensa
colección de arte contemporáneo que ha servido para anunciar las temporadas
sevillanas desde que Luis Manuel Fernández iniciara la serie en 1994.
Pocos días después, el día 21 de diciembre,
supimos que el escritor y académico catalán Félix de Azúa tenía que haber sido
el encargado de subirse al atril del Lope de Vega en la mañana –presuntamente
luminosa- del 12 de abril después de ser presentado, nada más y nada menos, que
por el escritor peruano Mario Vargas Llosa, que ya ofició de pregonero en un
año, el 2000, en el que todavía nos creíamos felices y casi invulnerables.
En esos días, a las preguntas de los chicos de la
prensa, Ramón Valencia también tiraba de tradición para responder
invariablemente que la empresa Pagés espera que la carroza de Baltasar vuelva a
perderse entre las brumas de la ilusión para empezar a poner nombre y apellidos
a los casilleros de los carteles de la Feria de Abril. Todo eso sigue
pulverizado, guardado en un cajón, como ese mes de abril –Sabina cantó- que nos
robaron. ¿Qué pasará en 2021? Pues sabe Dios...
Adiós a Tito de San Bernardo
El pasado miércoles, la Hermandad del Baratillo
celebró la tradicional eucaristía de acción de gracias que en el anterior
Observatorio Taurino creíamos suspendida. No fue así, la cofradía del Arenal
volvió a convocar a la familia del toro para dar gracias –a pesar de todo- por
el año que se fue y pedir por el que vendrá a las plantas de la Virgen de la
Caridad que este año no ha podido recibir los besos de sus devotos en el
estreno del Adviento.
La lista de intenciones que se leyó en el
ofertorio iba a verse engrosada sólo unas horas después por el fallecimiento de
Manuel Rodríguez ‘Tito de San Bernardo’, uno de los hombres de plata más
importantes del frondoso árbol del toreo sevillano. Tito era, además, uno de
los últimos eslabones de esas dinastías ligadas a la carne y los alamares que
hunden sus raíces en pleno siglo XVIII sin perder de vista el marco geográfico
en el que pulularon: el barrio de San Bernardo y el antiguo matadero de la
Puerta de la Carne. Tito de San Bernardo siempre toreó a la orden de los más
grandes haciendo del perdido capeo a una mano un monumento de la mejor brega.
Su nombre se inscribe con letras de oro junto a una impresionante baraja de
banderilleros nacidos en ambas orillas del Guadalquivir y engrosa la
impresionante baraja de subalternos sevillanos de la segunda mitad del siglo
XX.
Del monumento a Joselito
Nos marchamos por esta semana, con la tienda
abierta a pesar del puente y el virus. Pero antes debemos aclarar que la
inauguración del monumento a Joselito El Gallo sigue pendiente de fijar fecha
definitiva. Vericuetos burocráticos y administrativos que no vienen al caso han
ralentizado algunos preparativos fundamentales para preparar el pedestal y
elevar en tiempo y forma la escultura que ha modelado Manuel Martín Nieto en la
plaza de la Esperanza Macarena, frente al busto de Juan Manuel Rodríguez Ojeda,
muy cerca de la Virgen que tanto quiso.
Casi se da por hecho que no podrá ser el próximo
sabádo y se apuesta por el domingo 27 de diciembre aunque, si éste tampoco
fuera factible, se retrasaría al día 30. El objetivo pasa por inaugurar la
estatua dentro del año del centenario de su trágica muerte en Talavera de la
Reina. En cualquier caso, la conmemoración del año de Joselito –alentada por la
Hermandad de la Macarena y la Cátedra Sánchez Mejías- no terminará ahí. Habrá
un 100+1.
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