domingo, 27 de octubre de 2019

LA FIESTA NACIONAL - Los detalles de la temporada taurina sevillana

Un repaso a lo ocurrido en la Real Maestranza en el año 2019 desde el punto de vista de los recuerdos.
LORENA MUÑOZ
@LorenaLimon
Diario ABC de Madrid

La Real Maestranza acaba de cerrar sus puertas hasta el año que viene. La temporada taurina de 2019 ya es historia. Para escribir nuevos capítulos habrá que esperar hasta el Domingo de Resurrección de 2020, que será el 12 de abril. Por fortuna, este año nos deja muchas cosas que recordar.

La mayoría de balances sobre lo que han dado de sí los 28 festejos que se han celebrado en el coso del Baratillo recogen el número de trofeos, las mejores faenas así como los toros y toreros más destacados. Pero más allá de la estadística y de lo que la memoria no olvidará, casi treinta tardes de toros dejan muchos momentos que merecen una mención y no estarán en los clásicos y habituales resúmenes.

Cada aficionado lleva un torero, un ganadero y hasta un presidente dentro, así que habrá tantas anécdotas y recuerdos como aficionados han disfrutado de cada tarde de toros celebrada en la Plaza de Toros de Sevilla.

Sin ningún genero de duda, todos coincidirán en la histórica tarde del 10 de mayo en la que Pablo Aguado se hizo con el cetro del toreo sevillano. El coso del Arenal aumentó sus localidades hasta el aforo de la descomunal Plaza México si se tiene en cuenta el número de almas que asegura haber visto en directo las cuatro orejas que cortó el sevillano.

Los que sí se acuerdan -y enumeramos algunos de esos detalles de la temporada- son Morante de la Puebla que se puso de rodillas en su faena y desempolvó el galleo del bú en el último toro de Aguado. Y Roca Rey, que se fue a portagayola en una imagen sorprendente y llena de amor propio. Como el del banderillero Santi Acevedo que se cortó la coleta al terminar el festejo del Primero de Mayo, Día del Trabajo.

En la temporada de 2019 se cuestionó mucho a la música con encendidas polémicas con el director de la banda de Tejera. Es mejor recordar los estrenos musicales de la temporada como el pasodoble dedicado a Rafael Serna -que ya forma parte del repertorio- el día en el que su hijo cortó una oreja o el de Pablo Aguado en el festival del Doce de Octubre.

Por fortuna no ha habido percances de mucha gravedad -a excepción de Calerito- pero nos acordamos de Marcos, un novillero debutante que volvió de la enfermería cuando ya su compañero se había hecho cargo de su novillo. Estas son algunas pinceladas del año taurino que termina. Recordamos el toque largo de clarín y el último pasodoble, «Suspiros de España», mientras suspiramos por la temporada que nos espera.

Coincidencias y novedades musicales

Entre las curiosidades de este año que se fue también están la celebración del centenario de la alternativa de Chicuelo al que se le dedicó el cartel anunciador. Solo faltó un pequeño detalle: que el torero se pareciera al genial diestro nacido en la calle Betis. Nos acordamos también de la imagen poco habitual de los areneros regando el ruedo en el ecuador del festejo, a petición de Morante, en la corrida de Juan Pedro Domecq. Y no nos quitamos de la cabeza el pasodoble «Cielo andaluz», que volvió a ser el acompañamiento musical de las faenas de Manzanares, un clásico hecho costumbre.

381 días después del indulto de «Orgullito» se lidió un «Arrogante» de vuelta al ruedo. Parecidos razonables en nombres de toros recordados por su importancia en el ruedo de la Maestranza. Un «Niñito» de El Pilar como sobrero que no llegó a salir del chiquero y otro «Encendido» de Núñez del Cuvillo que prendió la mecha. Para rematar, un toro «Escribano» en la de Miura sin Manuel en el cartel.

Despedida de El Cid

Antonio Montero de Espinosa lleva más de veinte años trabajando en la Empresa Pagés en «la cancela alta del Baratillo» que separa la sombra y el sol. Como gran aficionado destaca lo más importante de 2019. «Ha sido un año muy variado y completo de carteles, el mejor de las últimas temporadas, que ha tenido como punto más alto la tarde de Pablo Aguado», asegura. Aunque, desde su punto de vista, lo más emocionante han sido «las lágrimas de El Cid cuando el maestro de la banda de Tejera le tocó la música el día de su despedida así como la atronadora ovación del himno de España el 12 de octubre».

En lo negativo, se llevó «un susto grande el día del festival cuando un niño casi se atraganta con unas pastillas al tiempo que había una pelea en el tendido 7». En el lado opuesto, subraya que ha sido una temporada en la que «se han encontrado personas que hacía 15 o 20 años que no se veían y que no iban a la plaza y se han visto de nuevo en la grada además de que no ha habido que lamentar ninguna mala cornada».

En cuanto a la temperatura, en la plaza se han vivido las cuatro estaciones. «En las novilladas nocturnas hemos pasado frío y calor, así que ha habido de todo», destaca. En lo que se refiere a los toreros se queda con Aguado y con El Cid, «que después de unos años que no han sido buenos, se retira cuando mejor está». Y habla de Morante: «Se conforman con dos capotazos y es una pena que no me acuerde en 20 años de una faena completa suya».

Según su opinión, en el apartado ganadero «ha habido menos devoluciones a los corrales pero se han quedado muchos toros en el ruedo que no se deberían haber quedado y ha habido ejemplares muy malos que la gente no ha percibido como tales».

De sus compañeros en la plaza, tiene un especial recuerdo para Lorenzo Rodríguez «El Loren» que se jubiló a mediados de año. «Se ha llevado muchos años en la plaza, estaba en la capilla y ahora está pasando un momento delicado, así que me quiero acordar de él esta temporada en la Real Maestranza que acaba de terminar».

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