El
torero de Linares corta dos orejas tras una excelsa faena a un buen novillo de
Antonio Bañuelos; la incesante lluvia desluce la histórica cita taurina.
GONZALO I.
BIENVENIDA
Chinchón
(Madrid)
Desde hace 96 años, Chichón celebra el último gran
acontecimiento de la temporada taurina. Un festejo peculiar, que se celebra en
la Plaza Mayor año tras año. Los tendidos se llenaron y sólo la incesante lluvia
estropeó la tarde que había arrancado con el Himno Nacional. La escena fue en
sí misma un viaje en el tiempo.
En cuanto al contenido taurino, cabe destacar la
gran faena de Curro Díaz ante el tercero de la tarde. Un buen novillo de
Antonio Bañuelos. El veterano torero de Linares dejó ya su huella en dos
sentidas medias con el capote. Inició la faena con su tradicional catálogo de
detalles por bajo. El cielo se deshacía en forma de lluvia sobre el ruedo de
Chinchón y, del mismo modo, brotaba el toreo de las muñecas de Curro. Tandas
ceñidas, en redondo, con poso y gusto. El final andando, en maestro, y la
estocada como colofón. Dos orejas paseadas con ritmo ligero de Curro Díaz, que
sonreía empapado.
Una oreja lograron Jesulín de Ubrique, José
Garrido y Álvaro Lorenzo. Janeiro anunció su presencia en este festival como el
primer paso para su reaparición el próximo año para conmemorar sus 30 años de
alternativa. Buscó las vueltas a base de oficio ante el encastado novillo de
Bañuelos. Muy enrazado se mostró Garrido y resolutivo Lorenzo ante el más
complicado.
Los novilleros locales lo dieron todo. Aitor
Fernández realizó una sentida faena en corte vertical ante un extraordinario
novillo de la ganadería burgalesa. Malogró lo realizado con la espada. Álvaro de
Chinchón mostró su buen concepto ante un eral que se aburrió pronto y cortó dos
orejas.
El tradicional festejo arrancó con un gran novillo
de El Capea. Además de lidiar con él, Leonardo Hernández con sus caballos tuvo
que tener en cuenta el estado del piso tras caer tanta agua. Leonardo
arrollador convenció con quiebros, galopes a dos pistas, cabriolas... Cortó una
oreja tras un efectivo rejón de muerte.
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