El
torero cigarrero corta la única oreja de una destartalada corrida de
Garcigrande; Urdiales se deja otra con la espada.
JAVIER VALERO
Diario EL MUNDO de Zaragoza
Foto: EFE
Foto: EFE
Lleno en los tendidos y de los tres otros
anunciados de Núñez del Cuvillo, ni rastro, no pasaron los reconocimientos y en
su lugar salieron todos de la casa Garcigrande en su dos hierros. Lo normal,
corrida destartalada y mal presentada en general, si bien se pudieron salvar
varios toros, como el buen segundo, el cuarto y el sexto. La suerte fue que uno
de ellos le correspondió a Morante de la Puebla y dejó su sello.
En el que abrió plaza se enfadó el público ya que
el de la Puebla no quiso nada más que machetearlo y pronto se fue a por la
espada.
Lo mejor del festejo quedo para el cuarto, un toro
que salió de forma extraña y que nadie pensó que podía ser el del triunfo. Dos
puyazos y quite por chicuelinas con el que empezó la plaza a pensar que podía
tener faena. Cuando lo brindó en los medios todos pensamos que podía salir el
tarro de las esencias y así fue.
Dos series primorosas en las que el arte quedó
plasmado en bellos carteles de toros de mano baja y temple. Vamos, lo que piden
los toros. Un trincherazo puso la plaza en pie.
Se puso por el pitón izquierdo y al toro le
costaba más, pero le aguantó un paródialo que puso los pelos de punta. No fue
mucho pero si bello. Oreja después de una estocada.
Diego Urdiales, que sustituía a Manzanares, dejó
su impronta en el primero, un toro manejable al que toreó en el platillo de la
plaza en dos palmos de terreno. Quizá toreó un poco rápido en algunos momentos,
pero anduvo en torero y sin perder para nada la compostura. Se dejó el premio
con la espada.
El quinto fue un manso que desde el inicio se le
pudo ver. Lo intento en diferentes terreros pero la res no quería otra cosa que
la puerta de chiqueros.
Cayetano se enfrentó a un lote manejable, el sexto
fue mejor que el tercero, pero su toreó de raza y ganas no lo entendió muy bien
el respetable cuando se puso a dar series para las afueras y despegado. Con la
espada como siempre, un cañón y eso siempre hace que se pida aluna oreja y se
le ovacione. En la mitad de sus faenas escuchó pitos y no se puso a torear el
natural en ningún momento, dos intentonas una en cada toro, pero sin terminar
las tandas.
GARCIGRANDE-DOMINGO HERNÁNDEZ/ MORANTE
DE LA PUEBLA, DIEGO URDIALES Y CAYETANO
La Misericordia. 6 de octubre, tercera de
feria del Pilar, lleno.
Cuatro de Garcigrande (1º, 3º, 4º y 5º) y dos de Domingo Hernández (2º y 6º), mal presentados y juego desigual.
Manso y sin definir el 1º. Bueno el 2º. Manejable el 3º. Bueno el 4º. Manso y
complicado el 5º. Bueno el 6º.
Morante
de la Puebla, de azulón y oro.
Pinchazo bajo, media y descabello (bronca). Estocada desprendida (1 oreja).
Diego
Urdiales, sustituto de José María
Manzanares, de azul marino y oro. Pinchazo, estocada y atravesada (ovación).
Media estocada y dos descabellos (ovación).
Cayetano, de azul pavo y oro. Estocada tendida,
petición (ovación). Estocada (ovación).
Se guardó un minuto de silencio por Ignacio Zorita y Miguel Campos "el Chapi".
Saludó tras banderillear al sexto, Joselito Rus.
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