Encelada
actuación de Ponce, que corta dos orejas al mejor lote de una exquisita corrida
de Juan Pedro; Álvaro Lorenzo se impone al toro más informal y también se lleva
un trofeo.
ZABALA DE
LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL
MUNDO de Madrid
Foto: EFE
Foto: EFE
'Siembrasueños' traía nombre de los hastag que usa
Enrique Ponce en Instagram: #siembrasueños #despacio #torearconelalma. Y así.
Como si estuviera destinado para él. Sus hechuras de divinas tenían poco.
Altote y cuesta arriba. Un buen mozo. Que no descolgó nunca pero obedeció a
todo. Ponce voló con notable dibujo las verónicas y se ciñó una media
cadenciosa. Entendió a 'Siembrasueños' como si se conocieran. A su altura
exacta la apertura, elegante como el cambio de mano. La siempre encendida
antorcha de la listeza de EP lo prendió en la muleta sin quitársela jamás de
los ojos. Por el pitón derecho, el juampedro no paraba una vez que emprendía el
viaje. Y entre los dos componían una noria.
El bramido de La Misericordia, imantada como el
toro, sólo se cortó en las intentonas al natural. Cuando 'Siembrasueños'
renunciaba. Resolvió la cosa el Sabio de Chiva por poncinas. Una de ellas tuvo
un final zurdo y por bajo sensacional. A la salida de un pinchazo, resbaló con
la raya de picar -ya le había pasado a Lorenzo- y escapó de milagro.
Sobrepuesto del susto, agarró la estocada en el rincón de la muerte. Una oreja
premió todo.
La chispa lista de Enrique Ponce volvería a
brillar un tanto pasada de frenada con un toro redondo, amable y de mucha clase
en su contado poder. Se llamaba Sofista. EP no salió de la tabla del cuello más
que para una serie de naturales. De los que hace vuelta y vuelta con la muleta.
Y, ¡oh milagro!, vaciaban la embestida. El dominio de la escena, la teatralidad
y el don de la comunicación envolvían en papel celofán la encelada actuación.
La gente lo compraba todo. Sofista pedía otra verdad. Aseguró el maestro al
encuentro media estocada de efectos fulminantes. La petición se desbocó a por
la segunda oreja. El presidente Ezquerra se enroncó; el cabreo de Enrique fue
proporcional a la bronca.
La exquisita corrida de Juan Pedro derrochaba
almíbar y pedía poetas. Hubo un quinto toro -más fuerte, como primero y sexto-
de una bondad absoluta y una humillación categórica. Cayetano lo toreó siempre
por fuera, sin reunirse jamás. Un desplante rodilla en tierra lo sacó de su
nihilista zona de confort. Su poderosa espada se le fue a los blandos esta vez.
No se acopló ni ajustó tampoco con su anterior y anovillado juampredro. De muy
justa fuerza pero con muy buen estilo en su pitón izquierdo.
A contraestilo de la corrida, no por su falta de
poder sino por brutote, el tercero, más gordo que serio, sacó todos los
resortes técnicos, la firmeza y el temple de un Álvaro Lorenzo sobradamente
preparado. Lo suyo tuvo el doble mérito de darle la vuelta a la tortilla de las
protestas por la aparente fragilidad del toro. Del que acabó extrayendo su
agradecido fondo y una sorprendente entrega. El remilgado toledano se enfundó
el vestido del coraje para tragar con la defensiva informalidad, corregirla y
ahormarla. Formó al informalito y rindió la plaza. El final por ajustadas
bernadinas a muleta escondida y las luquecinas ya fue la apoteosis maña.
Disparada con el espadazo. También pidió el gentío con fuerza las orejas. Que
el palco redujo a una sola. No redondeó con el último juampedro, manejable sin
excelencias y con tendencia al desentendimiento último. AL se puso en modo
pegapases hasta oír un aviso antes de perfilarse.
JUAN PEDRO DOMECQ / Enrique Ponce,
Cayetano y Álvaro Lorenzo
Plaza de La Misericordia. Jueves, 10 de
octubre de 2019. Quinta de feria. Tres cuartos largos de entrada.
Toros de Juan Pedro Domecq, de diferentes hechuras, remates y seriedades,
1º, 5º y 6º más fuertes; de mucha nobleza y contado poder en general;
destacaron el 1º por el derecho sin humillar, la clase del 4º y del 5ª; noble
el 2º; más bruto e informal el 3º; manejble sin calidades el 6º.
Enrique
Ponce, de rosa palo y oro.
Pinchazo y estocada rinconera (oreja). En el cuarto, media fulminante al
encuentro. Aviso (oreja y fuerte petición).
Cayetano, de verde oliva y oro. Media tendida
(silencio). En el quinto, estocada caída (saludos).
Álvaro
Lorenzo, de verde esmeralda y
oro. Estocada casi entera. Aviso (oreja y fuerte petición). En el sexto, media
estocada. Aviso (ovación de despedida).
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