jueves, 10 de octubre de 2019

FERIA DEL PILAR – QUINTO FESTEJO: Un derroche de almíbar

Encelada actuación de Ponce, que corta dos orejas al mejor lote de una exquisita corrida de Juan Pedro; Álvaro Lorenzo se impone al toro más informal y también se lleva un trofeo.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid
Foto: EFE

'Siembrasueños' traía nombre de los hastag que usa Enrique Ponce en Instagram: #siembrasueños #despacio #torearconelalma. Y así. Como si estuviera destinado para él. Sus hechuras de divinas tenían poco. Altote y cuesta arriba. Un buen mozo. Que no descolgó nunca pero obedeció a todo. Ponce voló con notable dibujo las verónicas y se ciñó una media cadenciosa. Entendió a 'Siembrasueños' como si se conocieran. A su altura exacta la apertura, elegante como el cambio de mano. La siempre encendida antorcha de la listeza de EP lo prendió en la muleta sin quitársela jamás de los ojos. Por el pitón derecho, el juampedro no paraba una vez que emprendía el viaje. Y entre los dos componían una noria.

El bramido de La Misericordia, imantada como el toro, sólo se cortó en las intentonas al natural. Cuando 'Siembrasueños' renunciaba. Resolvió la cosa el Sabio de Chiva por poncinas. Una de ellas tuvo un final zurdo y por bajo sensacional. A la salida de un pinchazo, resbaló con la raya de picar -ya le había pasado a Lorenzo- y escapó de milagro. Sobrepuesto del susto, agarró la estocada en el rincón de la muerte. Una oreja premió todo.

La chispa lista de Enrique Ponce volvería a brillar un tanto pasada de frenada con un toro redondo, amable y de mucha clase en su contado poder. Se llamaba Sofista. EP no salió de la tabla del cuello más que para una serie de naturales. De los que hace vuelta y vuelta con la muleta. Y, ¡oh milagro!, vaciaban la embestida. El dominio de la escena, la teatralidad y el don de la comunicación envolvían en papel celofán la encelada actuación. La gente lo compraba todo. Sofista pedía otra verdad. Aseguró el maestro al encuentro media estocada de efectos fulminantes. La petición se desbocó a por la segunda oreja. El presidente Ezquerra se enroncó; el cabreo de Enrique fue proporcional a la bronca.

La exquisita corrida de Juan Pedro derrochaba almíbar y pedía poetas. Hubo un quinto toro -más fuerte, como primero y sexto- de una bondad absoluta y una humillación categórica. Cayetano lo toreó siempre por fuera, sin reunirse jamás. Un desplante rodilla en tierra lo sacó de su nihilista zona de confort. Su poderosa espada se le fue a los blandos esta vez. No se acopló ni ajustó tampoco con su anterior y anovillado juampredro. De muy justa fuerza pero con muy buen estilo en su pitón izquierdo.

A contraestilo de la corrida, no por su falta de poder sino por brutote, el tercero, más gordo que serio, sacó todos los resortes técnicos, la firmeza y el temple de un Álvaro Lorenzo sobradamente preparado. Lo suyo tuvo el doble mérito de darle la vuelta a la tortilla de las protestas por la aparente fragilidad del toro. Del que acabó extrayendo su agradecido fondo y una sorprendente entrega. El remilgado toledano se enfundó el vestido del coraje para tragar con la defensiva informalidad, corregirla y ahormarla. Formó al informalito y rindió la plaza. El final por ajustadas bernadinas a muleta escondida y las luquecinas ya fue la apoteosis maña. Disparada con el espadazo. También pidió el gentío con fuerza las orejas. Que el palco redujo a una sola. No redondeó con el último juampedro, manejable sin excelencias y con tendencia al desentendimiento último. AL se puso en modo pegapases hasta oír un aviso antes de perfilarse.

JUAN PEDRO DOMECQ / Enrique Ponce, Cayetano y Álvaro Lorenzo

Plaza de La Misericordia. Jueves, 10 de octubre de 2019. Quinta de feria. Tres cuartos largos de entrada.

Toros de Juan Pedro Domecq, de diferentes hechuras, remates y seriedades, 1º, 5º y 6º más fuertes; de mucha nobleza y contado poder en general; destacaron el 1º por el derecho sin humillar, la clase del 4º y del 5ª; noble el 2º; más bruto e informal el 3º; manejble sin calidades el 6º.

Enrique Ponce, de rosa palo y oro. Pinchazo y estocada rinconera (oreja). En el cuarto, media fulminante al encuentro. Aviso (oreja y fuerte petición).

Cayetano, de verde oliva y oro. Media tendida (silencio). En el quinto, estocada caída (saludos).

Álvaro Lorenzo, de verde esmeralda y oro. Estocada casi entera. Aviso (oreja y fuerte petición). En el sexto, media estocada. Aviso (ovación de despedida).

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