martes, 15 de octubre de 2019

FERIA DEL PILAR - El terrorífico parte de Mariano de la Viña o el milagro de sobrevivir a dos cornadas mortales

Una herida de 27 centímetros entró por el triángulo de Scarpa derecho y arrancó la arteria femoral, la posterior penetra por el glúteo con 22 centímetros que alcanzaron el espacio entre el recto y la vejiga rompiendo la iliaca interna: "situación cataclísmica".
ZABALA DE LA SERNA / JAVIER VALERO
Diario EL MUNDO de Zaragoza

El parte de enfermería de Mariano de la Viña resume la brutalidad de las cornadas en un sólo término: "situación cataclísmica". Así entró el banderillero de Enrique Ponce en la enfermería de la plaza del doctor Val-Carreres. Quien emitió en la tarde de este lunes una estremecedora descripción de la sangría que el toro de Montalvo causó en el cuerpo de De la Viña. Reza así el texto médico: "Dos heridas por asta de toro y traumatismo craneoencefálico. Una herida por asta de toro a nivel del Triángulo de Scarpa derecho con orificio de entrada de doce centímetros y dos trayectorias, una ascendente de 27 centímetros que arranca la arteria femoral superficial y rompe en su porción distal la arteria iliaca interna. Con rotura de los músculos sartorio adductor mediano penetrando en espacio retroperitoneal. Una segunda herida por asta de toro a nivel de la región glútea izquierda con orificio de entrada de ocho centímetros y trayectoria hacia adelante de 22 centímetros que penetra por la escotadura ciática alcanzando el espacio situado entre recto y vejiga tras arrancar la arteria iliaca interna izquierda en su origen.Traumatismo craneoenfálico pendiente de diagnóstico por imagen. El herido ingresa en la enfermería en situación cataclísmica inconsciente, con una hemorragia de gran intensidad. Pronóstico muy grave'.

Desde el hospital Quirón subrayaban que el estado de Mariano de la Viña sigue siendo muy grave. Permanece sedado y con respiración asistida. Por la mañana apreciaron los médicos cierta febrícula, por otra parte normal en estos casos.

Casi a la misma hora, los medios de comunicación recibimos el parte de Miguel Ángel Perera. Que se quedó atrás por el tsunami de la preocupación por Mariano de la Viña pero que fue intervenido también en el centro sanitario ante el colapso de la enfermería de una cornada en la cara posterior del muslo derecho con dos trayectorias. "Una ascendente de 20 centímetros, que dislacera fibras de los músculos isquiotibiales" y otra externa y subcutánea de cuatro centímetros. Su pronóstico fue calificado de grave. Los drenajes han funcionado durante la noche y la herida presenta buen aspecto.

En el Hospital Quirón de Zaragoza la madrugada fue interminable. La operación de Mariano de la Viña concluyó pasadas las 2:30. Y lo sometieron a un TAC. Al pie del cañón, su matador, Enrique Ponce, la gente de la cuadrilla, Jocho, Jaime Padilla, Quinta, Palomares. Una familia en vilo. Desde que se produjo la pavorosa cogida estuvieron sin vida. Como Mariano. Que entró en parada cardio respiratoria en la enfermería. La prioridad fue estabilizarlo. Sacarlo del shock. Tanto es así que no pudieron terminar de intervenir en la propia plaza de La Misericordia. Sobre las nueve de la noche una ambulancia lo trasladó para continuar en el quirófano del centro sanitario. Fueron necesarias múltiples unidades de sangre, transfusiones estabilizadoras. El reguero desde el ruedo a la enfermería era en verdad un río. La cornada de la zona delantera, en el triángulo de Scarpa, que podría afectar a la femoral, manaba sin cesar. Por ese hueco el matador aragonés Alberto Álvarez metió su puño para taponar la hemorragia. Que se frenó en manos de especialistas de alta precisión. Afectaba, seccionaba o partía la femoral, decían. Pero la herida posterior, en la zona lumbar, el alto glúteo, que alcanza la zona abdominal, era también brutal, según se supo horas más tarde en el hospital. "Mariano entró muerto en la enfermería", decía Ponce. Ahora permanece en la UCI, controlado y vivo.

La cornada de Miguel Ángel Perera en la parte posterior del muslo derecho era extensa pero limpia. Toca el glúteo. También tuvo que ser operado en el Hospital Quirón. Tal era el colapso de la enfermería de la plaza. Todas las manos pendientes de resucitar a Mariano de la Viña. Perera esperó, consciente en todo momento. Cuando volvió de la anestesia, ya en Quirón, lo primero que hizo fue preguntar por Mariano. La imagen de Miguel Ángel tapando con un rastrillo y arena la sangre de su compañero fue tan dura como lo vivido. Como si dijera "esto es el toreo y hay que seguir". La fuerza mental de los toreros supera todas las fronteras inimaginables.

El último caído en la corrida de Montalvo, que más que una corrida era un parte de guerra, fue José María Soler. El segundo toro de la tarde lo derribó en banderillas y le partió el escafoides y el menisco. Soler esperó también en la puerta de la enfermería las noticias. Que este mediodía por fin se conocerán con toda la luz del milagro de San Val-Carreres. Otro más.

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