Manuel Manzanares |
Fotos: EFE
La matinal de rejones en Sevilla se vivió en un
abrir y cerrar de paraguas, con un público que ocupó menos de media plaza,
aguantando una lluvia intermitente y con muchas ganas de que los seis
rejoneadores salieran triunfantes. Fermín Bohórquez, que se despedía de La
Maestranza, fue el único al que la Presidenta le concedió la oreja. No
obstante, la faena de más entidad fue la de João Moura, quien dio una vuelta al
ruedo y que, junto a Leonardo Hernández, fue el que más sufrió el temporal. Destacó
un Manuel Manzanares con torería. Luis Valdenebro recibió el calor de su
ciudad, cuando ya amainaba la tormenta, y Lea Vicens también gustó. Ambos
dieron una vuelta al ruedo
Fermín Bohórquez brindó a los Peralta el primer
toro de Benítez Cubero, un berrendo aparejado, bajo y armónico de hechuras,
encastado, al que recibió montando a Rubia. Para cerrar faena puso dos pares de
banderillas a dos manos y dos cortas, clavando muy reunido. Rejón final
efectivo y oreja.
João Moura le brindó su toro, con el hierro
Pallarés, a Fermín Bohórquez. El segundo berrendo aparejado, suelto de carnes,
bizco del izquierdo, tuvo más clase y nobleza. Lo llevó cosido a la grupa, para
luego clavar al quiebro con solvencia. Le tocó peor parte en cuanto a la lluvia
que comenzó a apretar durante la lidia. Cayó un auténtico aguacero que hizo que
el caballo se resbalara en una frenada, afortunadamente lejos del toro. Clavó
dos cortas para finalizar con cuatro banderillas, una faena corta debido al mal
estado del ruedo. Mató con efectividad y fue difícil calcular el número de
pañuelos que se asomaron entre los paraguas, aunque la Presidenta se llevó una
sonada bronca.
Leonardo Hernández solicitó que se arreglara el
piso, por lo que se retrasó la salida del tercer toro. El de Benítez Cubero,
negro, bajo, cuesta arriba, hondo y de mucho cuello, tuvo poca fijeza y celo.
Le colocó dos rejones de castigo y se dolió en banderillas. Le costó que
obedeciera en los quiebros y tuvo que cambiar de caballo para llegarle más a su
oponente, convenciendo al público. Cuando realizaba cabriolas empezó a llover
fuerte de nuevo. El trío de cortas y el rejón certero, hizo que se asomaran
pañuelos, otra vez.
Manuel Manzanares lidió al cuarto, negro, zancudo,
cornidelantero, con un inicio un tanto deslucido por el estado del ruedo,
resbalando tanto el caballo como el toro. Con dos rejones de castigo y la
escasa fuerza del animal, a la embestida le faltó transmisión y poder. Muy
torero, el rejoneador destacó imprimiéndole clase a su labor. A lomos de
Garibaldi citó muy en corto, llegando con fuerza al público. Antes de poner las
cortas, el toro se echó así que las cambió por el rejón de muerte, que clavó en
lo alto. Tuvo que descabellar y fue ovacionado tras una petición minoritaria.
Luis Valdenebro también le brindó a Fermín
Bohórquez el quinto, con el hierro de Pallarés. El berrendo, largo, abierto de
sienes, mostró poca raza de inicio. Galopando de costado, le pegó varios
derrotes, pero fue obediente y a más durante la lidia. En este toro salió el
sol entre las nubes. Tras las cortas, pinchazo y medio rejón, trasero y caído.
Se notó la inercia de sacar pañuelos a la muerte del toro.
Lea Vicens recibió al sexto a lomos de Bach. El
toro, ancho de pecho, fuerte y bajo, tuvo codicia y nobleza. Le dolieron los
dos rejones de castigo y las banderillas. La francesa hizo gala de su doma, en
una faena extrañamente sin música, después de que sonara Puerta Grande. Clavó
dos rosas para finalizar y tras dos pinchazos, dejó un rejonazo entero en su
sitio. Dio una vuelta al ruedo.
FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Sevilla. Duodécima de la
Feria de Abril. Menos de media plaza.
Toros de Benítez Cubero, 2º y 5º con el hierro de Pallarés, de juego variado.
Fermín
Bohórquez, oreja; João Moura hijo, vuelta tras fuerte
petición; Leonardo Hernández,
ovación tras petición; Manuel Manzanares,
ovación tras leve petición; Luis
Valdenebro, vuelta tras petición; Lea
Vicens, vuelta al ruedo tras fuerte petición.
Luis Valdenebro |
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