El alicantino pierde cuatro
orejas con la espada con todo a favor; Rivera Ordóñez volvió a la Maestranza a
pasar el trámite sin compromiso. La firmeza de Galván mereció una vuelta al
ruedo.
José María Manzanares |
ZABALA DE LA SERNA
Diario El Mundo de España
Fotos: EFE
Un 23 de abril de 1995 Francisco Rivera Ordóñez se convertía
en matador de toros en Sevilla, la misma plaza que este viernes recibía su
regreso supuestamente conmemorativo con un silencio frío de calculada medida.
Ni una palma al romperse el paseíllo 20 años después. Tampoco Rivera despertó
las ovaciones con el bondadoso y rematado cuvillo de su reaparición sevillana.
El toro rasgó su capote antes de ser picado muy trasero y excesivamente
sangrado. En la media altura paso la muleta de RO como en un pacto de no
agresión. La faena de grueso trazo se apagó conforme a la embestida. La
estocada se hundió por donde los puyazos y siguió reinando el silencio.
Por el contrario, José María Manzanares se dejó enterito en
el caballo al lindo toro de Cuvillo que nada más salir colocó la cara con clase
en la onda de las verónicas de amplio vuelo. Pronto, alegre y bravo
'Encumbrado' en las chicuelinas de mano baja del quite, replicado por David
Galván con otro por el mismo palo. Manzanares brindó a los médicos que le
habían atendido el otro día de la gastroenteritis como los agradecimientos que
suelen hacerse cuando regresa el matador de una cornada.
Rivera Ordóñez |
Quiso José María Manzanares matar en la misma boca de riego
para asegurar las orejas, pero se arrancó muy vivo 'Encumbrado' al toque y del
encuentro quedó un pinchazo hondo y sin muerte. El descabello reiterado y el
aviso difuminaron definitivamente los trofeos de un cuvillo que a algunos
recordó a 'Arrojado'. Qué recuerdos. Larga es su sombra.
Otras hechuras diferentes traía el tercero de más amplia
cara. David Galván brindó el toro al público, al cielo y a Manzanares. Pero el
cuvillo sin clase ni voluntad para humillar ni romper hacia delante no merecía
tanto brindis. Ni uno. Galván se encasquilló en una faena premiosa.
Manseó el serio cuarto de Cuvillo, que fue buen toro. En
banderillas hizo hilo hacia los adentros con Juan García hasta alcanzarlo por
salva sea la parte, sin que nadie cortase el viaje. Se escapó de milagro.
Rivera desde el percance de Olivenza no ha vuelto a coger los palos. Hace bien.
La faena alternó las manos sin que fluyese el toreo desde una colocación en la
que es francamente difícil que aparezca. Una voz del sol pegó el cante de lo
que sucedía: "¡Cuánta vulgaridad!" Rivera desde la trinchera se dejó
enganchar por el leve punteo de la noble embestida incontables veces.
David Galván |
Un firme David Galván fue volteado por el sexto
afortunadamente sin consecuencias. Enormes los pases de pecho de una faena de
valor que acabó en las distancias cortas con el noble toro, que siempre se
resistió por el izquierdo, a menos. Pinchó y dio la vuelta al ruedo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Maestranza. Viernes, 24 de abril de 2015. Décima
de feria. Lleno.
Toros de Núñez del Cuvillo,
de diferentes hechuras, líneas y seriedades; excelente por las dos manos el
bonito, pronto y bravo 2º de gran clase; serio y bueno un 4º que manseó;
bondadoso en la media altura un 1º muy sangrado; de encastado y profundo pitón
derecho el hondo 5º; noble pero a menos el 6º.
Rivera Ordóñez, de nazareno y oro. Estocada muy trasera y
desprendida (silencio). En el cuarto, estocada (silencio).
José María Manzanares, de negro y azabache. Pinchazo hondo y
cinco descabellos. Aviso (saludos). En el quinto, dos pinchazos en la suerte de
recibir, pinchazo y estocada. Aviso (vuelta al ruedo).
David Galván, de verde hoja y oro. Pinchazo y estocada atravesada. Aviso (silencio). En el sexto, pinchazo y pinchazo hondo. Aviso (leve petición y vuelta).
David Galván, de verde hoja y oro. Pinchazo y estocada atravesada. Aviso (silencio). En el sexto, pinchazo y pinchazo hondo. Aviso (leve petición y vuelta).
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