Apasionado
en la defensa de sus principios y convicciones en torno a la fiesta de los
toros, Simón Casas ha concluido este año su primera temporada al frente de la
primera plaza del mundo: Las Ventas. Junto a la gestión del coso madrileño
también ha llevado las riendas de Nimes, Valencia, Málaga, Zaragoza, Mont de
Marsan y Alicante. Vehemente, entusiasta, siempre comprometido con el toreo,
Casas analiza su debut venteño y reflexiona en torno al futuro de la plaza y de
la Fiesta.
Ángel Berlanga / Redacción
APLAUSOS
Un millón en Madrid, ciento cincuenta mil en
Zaragoza, cien mil en Valencia, otros tantos en Nimes, entre cincuenta y
sesenta mil en Málaga, lo mismo en Alicante y alrededor de cincuenta mil en
Mont de Marsan. Esas son, en números redondos, las cifras de asistencia que
Simón Casas asegura haber registrado en sus plazas este año, primero en el que,
mediante Plaza 1, ha gestionado el coso más importante del mundo, la Monumental
de Las Ventas. “Hemos superado el millón y medio de espectadores entre todas
las plazas que lleva Simón Casas Production, bien solo, asociado o en
prestación de servicios como en el caso de Mont de Marsan”, admite orgulloso el
productor francés, que aspira a mejorar los resultados en 2018 tras terminar de
aliarse con Robert Margé para dirigir otro feudo galo de primera, el de las
Arenas de Beziers. “La de Simón Casas es la productora que más plazas de
primera regenta en la actualidad”, pondera con su habitual vehemencia. “Llegué
a Nimes a comienzos de los ochenta, donde sólo había una feria que duraba tres
días y sabemos dónde está ahora; a Valencia la cogí por el suelo y ha ido
creciendo; igual pasó en Alicante, que está al más alto nivel de su historia, o
en Zaragoza, que pasaba peor momento que Valencia y acabamos de cerrar un año
de récord. Ahora, el proyecto principal es Madrid, donde acabamos de empezar y,
para ser el primer año de gestión, el balance es altamente positivo”.
Se le siente eufórico. Los datos le avalan. “Los
números no me los invento, ahí están”, exclama raudo. “Hay quien pregunta si
Plaza 1 ha cumplido con el pliego y con su oferta y lo hemos hecho al cien por
cien. En realidad más que al cien por cien, pues tanto en San Isidro como en
Otoño hemos dado una corrida más que el mínimo establecido para cada feria y,
además, hemos creado la Corrida de la Cultura. Hablamos, pues, de tres corridas
que no estaban contempladas en el pliego”, subraya al inicio de la
conversación, iniciada con el balance de su primera campaña al frente de la
catedral del toreo.
En Las Ventas la sociedad que preside firmó con la
CAM un contrato para explotar el recinto con todo tipo de eventos y espectáculos.
Sin embargo, las obras de reforma a las que debe someterse el coso -necesarias
tras las exigencias que en materia de seguridad ha explicitado el Ayuntamiento
para conceder los permisos de celebración de festejos no taurinos- han impedido
sacar todo el rendimiento previsto al inmueble: “La CAM y Plaza 1 hemos
decidido, bajo la premisa de proteger al cien por cien la temporada taurina, ir
de la mano para que, en un plazo de dos años, Las Ventas se convierta en una
sala de espectáculos polivalente con todas las medidas de seguridad que
requieren los tiempos actuales. Poner la plaza a la orden del día es vital y
Plaza 1 está al servicio de la Comunidad para aguantar, asumir, ayudar y no
molestar para que, de aquí a dos años, la plaza esté en perfectas condiciones”.
Al respecto, Casas insta a los aficionados a
actuar de igual modo: “El objetivo del mundo del toro, de todo el mundo del
toro, no solamente de la CAM, de Plaza 1 y de la afición de Madrid, es lograr
que Las Ventas no sea cuestionable en términos de seguridad. Esta debe ser la
prioridad de todas las prioridades, así que en vez de buscar polémica -desde
Plaza 1 nunca ha habido una sola queja a pesar de que somos los primeros
perjudicados por la situación- entendemos que todos unidos debemos acompañar a
la CAM para que ella, que ya ha dotado un presupuesto de 15 millones de euros
para las obras, convierta la plaza en una auténtica joya”. El productor insiste
en su argumentación: “Debemos dar la enhorabuena a la actual presidenta de la
CAM, Cristina Cifuentes, y a su consejero, Ángel Garrido, por haber tomado las
decisiones que otros gobiernos de la CAM no tomaron a pesar de que su
obligación era proteger la primera plaza del mundo, porque proteger la plaza de
Madrid es proteger el futuro de la Fiesta”.
Casas no va sólo de la mano de la CAM. Su unión
con Rafael Garrido, director general de Nautalia y Plaza 1, ha sido clave en el
año de su debut en Madrid: “La alianza que conformamos tanto de medios como de
personas es un factor importante del éxito. Agradezco públicamente su
contribución, su papel es fundamental”.
EL ENEMIGO ESTÁ DENTRO
Al margen del reciente receso económico del país,
para Casas la verdadera crisis del sector está dentro del mismo: “La crisis ya
no es la económica, ni siquiera la de los antitaurinos; si hay una crisis -y la
hay-, es interna del sector, que debe tomar conciencia de una idea: lo que no
evoluciona, desaparece. Debemos trabajar empresarios, ganaderos, toreros -los
de arriba y los de abajo-, subalternos… todos juntos para crear un nuevo modelo
económico de producción de la Fiesta. Debemos rectificar muchas de las
incoherencias de los reglamentos, que están totalmente obsoletos. Hay que
respetar la ética fundamental de la Fiesta, pero adaptándonos a los tiempos.
¿Qué hubiera sido del toreo sin la incorporación del peto? Seguramente, hubiese
desaparecido. La Tauromaquia es cultura y es arte, pero es el único arte y
cultura que no goza de subvenciones; y aunque no las queremos, necesitamos
dinero no para especular, sino para poder plantar cara a los retos del futuro”.
En torno al concepto de especulación, tan ligado siempre por los aficionados al
empresariado taurino, puntualiza: “Yo nunca especulé: llevo toda mi vida
trabajando y tengo simplemente un buen piso en Madrid; no tengo mayor riqueza
ni patrimonio ni me importa tenerlo, nunca he buscado enriquecerme con la
Fiesta, vivo bien, estoy feliz y con eso me basta”.
Llegados a este punto de la charla Simón anda
desatado: “Lo que ha faltado entre los profesionales del toro en las últimas
décadas ha sido visión de futuro. Yo siempre la he tenido y los hechos lo
demuestran: llegué a España en autoestop en los años sesenta y soy el primer
empresario del mundo. Para eso -añade- hay que tener pasión y visión. No
podemos esperar a que la revolución que necesita la Fiesta venga desde fuera o
la propicien los políticos. Somos nosotros, desde dentro, los que debemos posicionar
al toreo de cara al futuro en el ámbito social, que ése sí evoluciona. Si la
sociedad se transforma y la Tauromaquia no lo hace, llegará un momento en que
la fractura será irreductible. Si me queda algo por hacer, es intentar
contribuir a que abramos los ojos y tomemos las medidas necesarias. Y son
muchas las que urge tomar”. Para Casas, “la única perspectiva de futuro de la
Fiesta pasa por su vigencia cultural y artística”. Eso ya lo hemos conseguido,
apuntamos: “Sí, pero ahora nos toca estar a la altura. Estamos en Cultura, pero
ahora corresponde ser cultos”.
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