El abogado Joaquín Moeckel ha recibido la petición de varios diestros de
luchar por conseguir rebajar las pronunciadas pendientes que existen en algunas
plazas de toros. "Causan serios problemas. Por ejemplo la caída de los toros al
salir del caballo, pues en su dirección habitual hacia el centro del ruedo han
de enfrentarse a una rampa que, después del castigo en varas, les cuesta
superar; o, más grave aún, pues se trata de un problema de integridad de los
toreros: a la salida de los pares de banderillas el toro va cuesta abajo en esa
misma rampa y se come a los banderilleros que van buscando los burladeros",
afirma el letrado sevillano en declaraciones a APLAUSOS.
"La superficie plana perfecta, aparte de
que matemáticamente es imposible, no puede hacerse por el drenaje necesario en
caso de lluvia; pero lo que piden algunos matadores es que el porcentaje de
pendiente sea moderado y no tan pronunciado como para que pasen estas
cosas", explica Moeckel, que en contacto con ingenieros
y arquitectos estima que una pendiente "lógica"
rondaría un 0,7 ó 0,9% de inclinación: "Con el 0,2% de pendiente ha suspendido
Rafa Nadal partidos de tenis. ¿Por qué no va a poderlo hacer también un torero?
El drenaje de una plaza no debe ser a costa de una pendiente tremenda. Hay que
buscar nuevas técnicas que se alejen de provocar rampas pronunciadas que hacen
que puedan pasar estas cosas. Abramos una tormenta de ideas al respecto,
creemos el debate y a ver qué soluciones se aportan para solventar este
problema".
"ES UNA VERGÜENZA LA IMPUNIDAD DE LOS
PRESIDENTES"
Por otra parte, el abogado aspira a poder
acabar algún día con la impunidad de los presidentes. "Es una vergüenza", afirma Moeckel. "Partiendo de la base de que la mayoría
de sus nombramientos son de carácter administrativo/político, el señor que
actúa de presidente es un cuasi funcionario, y, por tanto, está sujeto al cumplimiento
de la más estricta legalidad. Eso implica que si no actúa conforme a lo
reglamentado, puede ser sancionado".
"Cuando un torero pone banderillas sin
permiso, se queda a la derecha del caballo en
la suerte de picar o se niega a
matar un toro, es sancionado por incumplimiento del reglamento establecido. Y
digo yo, ¿el presidente no tiene también unas normas que cumplir? ¡Por supuesto
que sí! Por eso, si el público pide la primera oreja de forma mayoritaria, el
presidente ha de concederla sin más discusión. El reglamento dice que el
presidente la concederá, no que podrá concederla; no es potestad, es
obligación", afirma el letrado.
Moeckel adelanta: "Al igual que los
presidentes llevan a los tribunales cintas de la corrida cuando sancionan a un
torero y mantienen su sanción en base a la grabación de la corrida, ahora voy a
ser yo quien aporte cintas al tribunal para denunciar esos casos en los que el
presidente asegura, por ejemplo, que sólo había un 30% de pañuelos cuando la
mayoría era absoluta. Casos como ese, que son del todo groseros, hay
muchos", sostiene Moeckel,
"¡y
hay que acabar con semejantes abusos!".
El abogado hispalense recuerda que la falta
de actuación de los usas conforme al reglamento "causan daños y perjuicios
directos al torero. De cortar una oreja en Madrid a no cortarla, de abrir la
puerta grande a no abrirla, su carrera se ve afectada de forma directa. Es una
vergüenza que hagan esas putadas y digan que se han equivocado. Se ha
equivocado no, me ha jodido. Y el que la hace, la paga. Si lo hace un torero
que pague su sanción, pero si la hace un presidente que no quede impune".
Moeckel recuerda un caso que viene al pelo en este
sentido: "En Sevilla hubo un presidente, Pulido, que suspendió sin venir a
cuento una corrida de toros. Los Tribunales de Justicia en un pleito que llevé
yo dijeron que el presidente había suspendido de forma antireglamentaria. Y yo
pregunto, ¿quién le paga al empresario el daño y perjucio sobre la taquilla que
perdió?, ¿quién le paga a la compañía de seguros la indemnización que pagó a la
empresa por la suspensión?, ¿quién le paga a los diestros la pérdida de su
dinero y la posibilidad de un triunfo, televisado, en una feria importante?,
¿quién le paga a subalternos, picadores, banderilleros, mozos de espada y
ayudas su jornal de ese día?, ¿quién le paga al ganadero su corrida de toros?,
¿quién le paga al aficionado el desplazamiento de coche, hospedaje y comidas
que haya podido tener de haberse desplazado de una localidad distinta?
¿Suspenden los presidentes porque ellos lo valen y no pasa nada?",
interroga intencionadamente antes de formular un ruego que se antoja complicado
de cumplir: "Intentemos desterrar el compadreo del toreo".
MENOS VETERINARIOS POR TORO
Por último, con respecto a los veterinarios
de los distintos cosos taurinos, afirma: "No es normal que haya tres
veterinarios para ver a un toro y, sin embargo, exista solamente un médico en
muchas salas de urgencia de los hospitales en verano. Las comunidades autónomas
son quienes tienen competencias en materia taurina y sanitaria y yo les
pregunto: ¿Cómo obligan a que hayan tres veterinarios para examinar a un animal
y permiten que en verano sólo haya un médico para atender en Urgencias a 500
pacientes? ¿Es eso lógico?".
Además, subraya: "Los veterinarios debieran
limitarse exclusivamente a comprobar que el toro esté sano e íntegro antes de
su lidia, quedando el concepto de trapío a juicio exclusivo del presidente. No
quiero encontrarme nunca más, tal y como sucedió una vez, un acta de
reconocimiento que diga: "El toro muestra tristeza". Yo sentí mucha
cuando murió mi abuela...", afirma con sorna el letrado, que
concluye irónico: "¿En qué consiste que un toro muestre tristeza? ¡Que me lo
expliquen! ¡Quiero ganar en conocimientos veterinarios!". / Ángel Berlanga – Redaccion APLAUSOS
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