lunes, 10 de junio de 2013

FERIA DEL ARTE Y LA CULTURA – ÚLTIMA DE ABONO: Ventura corta una oreja pero pierde su duodécima Puerta Grande

A lomos de «Nazarí» Diego Ventura. Foto: EFE
JAVIER LÓPEZ

El rejoneador Diego Ventura cortó una oreja y se dejó la que hubiera sido la duodécima Puerta Grande de las Ventas en su carrera por culpa de fallar al matar a su segundo toro, hoy, en el festejo ecuestre que echó el telón a la Feria de Arte y Cultura de Las Ventas.

La tarde tenía claro protagonista desde el principio: Diego Ventura. Lo prueba la cantidad de público que acudió a Las Ventas a verle, a él, al jinete que está mandando y revolucionando el cotarro del toreo ecuestre, y que por sí solo consiguió la mejor entrada de todo el serial, sin contar la Beneficencia.

La gente le quiere y le espera como a pocos, sabedores de que Ventura siempre corresponde con entrega y espectáculo, gracias a su innegable dominio de todas las suertes y, sobre todo, por su carisma y amor propio de auténtico "figurón" del toreo a caballo, amén de su cuadra, ¡cumbre!, sin duda, una de las mejores que hay actualmente.

Esta tarde cosechó, como es habitual en él, una soberbia actuación, pero, en esta ocasión, no pudo sumar otra Puerta Grande más a las once que posee en su palmarés en la Monumental madrileña por malograr en la suerte suprema su segunda faena al quinto toro.

Los gestos y aspavientos al término de su labor denotaban la rabia de un hombre al que no le gusta perder ni a las canicas, y que había puesto en esta tarde todas las ilusiones para seguir haciendo historia, algo que prueba la campaña de publicidad que ha llevado a cabo durante toda esta semana en la que su imagen ha servido de reclamo en distintas zonas de tránsito de la capital.

Pero esta vez se quedó Ventura a un suspiro de la gloria, mas hay que destacar que la oreja de ley que paseó de su primer toro fue premio a una faena redonda, que entusiasmó de forma apabullante a los tendidos, y que sólo tuvo el lunar de la mala colocación del rejón de muerte.

Una labor espectacular que ya empezó a calentar con los galopes de costado a lomos de «Nazarí», llevando cosido al animal a milímetros de la montura. Soberbios también los quiebros en corto y piruetas en la cara con «Pegaso», y un emocionante final sobre «Remate» en un par a dos manos y una rosa "al violín". La plaza era una olla a presión, que se silenció de golpe al echar mano Ventura del rejón de muerte, que, ya está dicho, no cayó en buen lugar, y por eso cortó sólo una oreja, aunque la faena, por completa y rotunda, había sido de dos.

El quinto fue toro más mansurrón, buscando constantemente la huida y con poquito celo. El mérito de Ventura, además de vender increíblemente bien su espectáculo, fue el valor y lo mucho que arriesgó con sus equinos, especialmente con «Nazarí», con el que salió trompicado en varias ocasiones al tener que llegarle (al toro) una barbaridad para clavar. Los mordiscos de «Morante», nada elegantes, sin embargo, conecta mucho con los tendidos, que volvieron a ponerse en pie para ovacionar una rueda de cortas sin irse de la cara con «Remate» en el epílogo. Y cuando más cerca tenía la Puerta Grande se lió a "pinchar" Ventura, perdiendo así la salida a hombros. Una pena.

Moura hijo, llevó a cabo dos faenas de notable nivel, gustando sobremanera en los quiebros, batidas de pitón a pitón, y cambios por los adentros con «Perera» en su primero, y con las "farpas" también montando a «Espartaco» en el que cerró plaza. Pero, emulando a su padre, el gran Joao Moura, falló al matar.

Bohórquez, por su parte, protagonizó sendas labores tan puras como frías. En ambas hizo alarde de un sentido y un dominio clásico de la doma, aunque sin llegar a calentar en ningún momento, con notables desigualdades como sus dos fallos, uno en cada toro, en el par a dos manos, su gran especialidad, y, sobre todo, su nulo acierto a la hora de matar. / EFE

FICHA DEL FESTEJO
Toros de María Guiomar Cortés de Moura, reglamentariamente despuntados, grandones y con kilos, bajitos de raza pero "dejándose" en general. Los que más desentonaron, tercero y quinto.
Fermín Bohórquez: rejón trasero y caído (silencio tras dos avisos); y pinchazo y rejón sin quebrar (silencio).
Diego Ventura: rejón en dos tiempos (oreja); y tres pinchazos, rejón y descabello (vuelta al ruedo tras petición).
Joao Moura, hijo: pinchazo, rejón que asoma y descabello (ovación); y dos pinchazos y rejón caído (palmas).

Domingo 9 de junio. La plaza tuvo algo más de tres cuartos de entrada en tarde entoldada y con lluvia intermitente.
No podia falta la presencia del famoso "Morante" en el epilogo de actuacion de Diego Ventura ayer en Madrid. Foto: EFE

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