En pleno, la brillante cuadrilla de Javier Castaño, sin duda todos unos "craks" en las distintas suertes del toreo y un verdadero espectaculo para el aficionado. Foto: EFE |
PACO AGUADO |
De
vez en cuando se dan extraños casos en el toreo, como el de hoy en Las Ventas:
el picador Tito Sandoval y los banderilleros Marco Galán, David Adalid y
Fernando Sánchez dieron una apoteósica vuelta al ruedo antes de que su jefe de
filas, el salmantino Javier Castaño, iniciara la faena de muleta con el quinto
de la tarde.
Esa
triunfal vuelta al anillo estuvo motivada, como ya había pasado en el toro
anterior de su matador, por la lucida y valiente, pero también recreada y
excesivamente protagonista, actuación de la cuadrilla en los dos primeros
tercios, haciendo valer más el brillo personal que el pragmatismo de la lidia.
El
caso es que, con carta blanca de Castaño para llegar a esas cotas, sus
subalternos se entregaron al máximo y consiguieron, con la puya, el capote y
las banderillas, poner en pie al público de Madrid, en uno de los momentos más
eufóricos de toda la feria.
La
cuestión, como ya ha sucedido en otras ocasiones, es que Castaño no consiguió
luego, ni con el quinto ni con el segundo, estar al mismo nivel que sus
hombres, pese a que le habían dejado el ambiente muy caldeado en las dos
ocasiones.
Pero
no es lo mismo picar y banderillear que torear a un toro de muleta, y más
cuando saca complicaciones. No fue este el caso, pues estos dos "cuadris"
tuvieron unas cuantas embestidas aprovechables, y sobre todo el quinto. Y en
ningún caso Castaño les sacó suficiente partido.
La
corrida de Celestino Cuadri, una ganadería predilecta de los aficionados
"toristas", tuvo un trapío muy voluminoso y un juego a menos por el
escaso fondo que ya mostraron tardeando, blandeando o bravuconeando en varas.
Aun
así, alguno resultó medianamente manejable, como los ya citados o incluso el
sexto, con el que Luis Bolívar, molestado por el viento, hizo una faena tan insulsa
como las embestidas que tuvo delante. Con el tercero, aplomado y vacío ya desde
que salió del caballo, el colombiano no perdió mucho el tiempo.
El
lote de mayor complejidad fue el de Fernando Robleño, que se las tuvo que ver
con otro toro parado que acabó derribándole de un fuerte cabezazo y,
especialmente, un cuarto, castaño y cinqueño, que se reservó sus embestidas
para arrear sin celo y cierta violencia. El diestro madrileño no pudo pasar de
solvente con ambos. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Celestino Cuadri, de voluminoso trapío. De blanda o engañosa pelea
en los caballos y de escaso fondo en el último tercio, aunque alguno resultó
manejable.
Fernando
Robleño: estocada caída (silencio); estocada
delantera (silencio).
Javier
Castaño: pinchazo, pinchazo hondo y tres
descabellos (ovación tras aviso); media caída atravesada y tres descabellos
(ovación tras aviso).
Luis
Bolívar: tres pinchazos y estocada caída
(silencio); estocada tendida (silencio).
La cuadrilla de Castaño dio la vuelta al ruedo tras el tercio de banderillas en el
quinto toro. En el segundo, ya habían saludado los tres peones. *** Castaño fue atendido en la enfermería,
donde se le aplicaron varios puntos de sutura en la base de la nariz, por la
herida sufrida en un derrote del quinto.
Sábado 1º de junio. Último festejo del
abono de San Isidro, en tarde de viento racheado y con lleno en los tendidos.
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