Dolorido, sin fiebre pero sin
poder incorporarse, Ritter habla desde el hospital del percance que sufrió ayer
en Las Ventas.
“La noche la he pasado con muchos dolores aunque fiebre no he tenido.
El pitón llegó al hueso y me rompió los isquiotibiales y eso es muy doloroso,
no me permite incorporarme”. De este modo explica el novillero
colombiano Sebastián Ritter cómo se
encuentra tras la cornada de dos trayectorias sufrida ayer en Madrid. “Ha
estado el Dr. Máximo García Padrós y me ha dicho que la herida evoluciona bien.
Ha sangrado un poco esta noche y me ha mantenido la vía puesta para poder
soportar los dolores a base de calmantes y antiinflamatorios”, subraya.
Sobre el percance, Ritter
recuerda: “Las cosas tienen que pasar. Lo de ayer estaba escrito en mi destino,
pero mi día llegará. Demostré que quiero ser torero. En el primer novillo ya
dejé claro en el quite que iba dispuesto a todo”. El de Medellín afirma
también: “Sabía que me cogía pero no me podía quitar porque estaba en el centro
de la plaza de Madrid. Me destapó el viento. Me di cuenta muy rápido de que
estaba herido al incorporarme porque cada paso que daba sentía más débil la
pierna y creía que me iba a desplomar”.
Sereno, consciente de la crudeza de la profesión, Sebastián Ritter reflexiona: “Las
cosas en el toreo y en la vida no son cuando uno quiere sino cuando Dios y las
circunstancias lo propician. Las Ventas me ha visto bien este año, es una plaza
impresionante que sabe que aquí hay torero y llegará el día en que les dé la
razón”. / Íñigo Crespo – Redacción Aplausos
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