domingo, 23 de junio de 2013

FERIA DE HOGUERAS EN ALICANTE – SEGUNDO FESTEJO: Manzanares, un día de fiesta

El diestro corta tres orejas en Alicante y sale a hombros en el décimo aniversario de su alternativa; mientras Ponce y su hermano Manuel pasean sendos trofeos.

PACO DELGADO

La agenda de José María Manzanares, contratado con anterioridad para Badajoz, hizo que el día grande de Hogueras, que este año además coincidía con el décimo aniversario de su alternativa –efeméride sobre la que gira el serial– tuviese que adelantarse un par de días. Lamentablemente, el accidente que costó la vida de un niño la víspera –en cuya memoria se guardó un minuto de silencio tras el paseíllo– hizo que se prescindiese de los homenajes previstos para el diestro.

No se olvidó de tan señalada fecha Enrique Ponce, su padrino de alternativa, que brindó su primer toro a la dinastía Manzanares al completo, regalando luego a su ahijado una faena impecable y labrada gracias a su magisterio y clase. El toro fue flojo y blandeó ya de salida. El de Chiva le cuidó mucho en los primeros tercios y fue dándole confianza en el inicio de su quehacer, sin forzarle, sin violencia, sin tirones hasta afianzarle. Una serie muy larga al natural, de progresiva exigencia, acabó por enganchar al toro a la muleta ya totalmente convencido. Volvió de nuevo a echarse la tela a la derecha para completar una labor más comedida de lo que en él es ya norma pero, también como suele ser habitual, de perfecto diseño y ejecución. Remató su obra con una media estocada que fue suficiente, aunque la gente no acabó de enterarse, premiándole sólo con una oreja.

Más vivo pareció de salida el quinto, lo que llevó a Ponce a brindar al público. Pero en el último tercio se tornó brusco, embistiendo de manera rebrincada y cabeceando con cierta violencia. Y si con su primero ni se despeinó, ahora tuvo que remangarse, ponerse el mono y sudar la camiseta para buscarle las vueltas a un ejemplar que se dejó.

El público, que llenó la plaza, estuvo volcado con el torero local, al que procuró las dos orejas de su primer toro, un burraco con el que se lució al veroniquear y que tuvo más motor y codicia. Le templó mucho por el pitón derecho, dejando un par de series cadenciosas y ligadas antes de buscar el lucimiento al natural. Pero aquí al animal le costó más pasar y volvió a la diestra para sacar de nuevo muletazos de excelente trazo antes de echar las rodillas al suelo y tumbarlo de una estocada casi entera que fue suficiente para poner a su oponente a los pies de las mulillas.

Para que la fiesta fuese completa dejó lucirse al sobresaliente, Iván Pérez, en un quite al sexto, animal sin gran entrega pero que se dejó sin mayores problemas y que le permitió lucirse en series sin apreturas, pero ligadas y con las que le sujetó para evitar que se rajase. Ahora sí mató recibiendo y aunque el estoque cayó muy atrás sus incondicionales le consiguieron otra oreja.

Barbeó el toro de rejones que abrió plaza, distraído y mansón, sin que el menor de los Manzanares lograse encelarle ni corregir sus devaneos. Le costó trabajo sacarlo de tablas para banderillear, clavando de manera desigual, y casi siempre a la grupa. Con el toro ya completamente parado montó un carrusel para los adornos finales.

También felicitó a su hermano antes de ponerse delante del cuarto, al que paró ahora con más tino y suerte. Tampoco encontró gran ayuda por parte del toro, asimismo remiso y poco amigo de acometer, teniendo que ser él quien llevase el peso de otra pelea sin emoción y apenas contenido. Pero sus paisanos, ya metidos en fiesta, y para que no se fuese de vacío, le procuraron otra oreja. / Diario La Razon

FICHA DEL FESTEJO
Alicante. Segunda de la Feria de Hogueras. Se lidiaron sendos toros, para rejones, de Carmen Lorenzo y San Pelayo, mansos y parados; y cuatro más de Victoriano del Río, para la lidia a pie, bien presentados, nobles y de buen juego. El 5º fue el más difícil. Lleno en los tendidos.
Manuel Manzanares, rejonazo trasero y caído, un descabello (saludos); rejonazo y descabello (oreja).
Enrique Ponce, de grana y oro, estocada (oreja); pinchazo, bajonazo (silencio).

José María Manzanares, de corinto y oro, estocada casi entera (dos orejas); media (oreja).

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