MANOLO
MOLÉS
@ManoloMoles
Redacción APLAUSOS
Poco a poco sale el sol tibio de la pandemia con
el verano ya ardiendo e invitando al descanso, al sol, a la playa y a los
toros. Digamos la verdad. Hace un par de meses no dábamos un euro por que
volvieran los toros a su actividad. Casi nos conformábamos con pequeñas gotas
para paliar la sequedad del desastre mayor para la Fiesta que hemos vivido.
Pero de momento ya se van dibujando en el mapa español y también en el francés
tardes de toros e intentos de que esto vaya a más. El primero en apuntarse es
un chaval hambiento de vestirse de luces apellidado Ponce. Ya tiene paseíllos
en España y en Francia. Aunque hemos perdido ferias como Madrid, como Valencia,
como Alicante, como los Sanfermines -yo recuerdo aquel año que taparon el vacío
con una miniferia, creo que era en septiembre, no estoy seguro, pero hubo
toros-, que doblaron rápido la rodilla.
Las comunidades abren las puertas de la Fiesta. Menos
Cataluña y Baleares, el resto vuelve a la normalidad y permitirán que la
temporada, si el virus no lo jode todo, sea más esperanzadora de lo que
temíamos hasta ahora
Ahora despierta España, apunta Francia y se
apuntarán más si la pandemia se va de vacaciones a hacer puñetas a la China o
donde más lejos mejor. Aquí ha cambiado algo fundamental. Por supuesto, gracias
a las civilizadas manifestaciones de toreros y aficionados dando un ejemplo de
educación y civismo. Pero la madre del cordero, lo que cambia todo, lo que nos
quita las cadenas, lo que nos abre las soluciones tengo el honor de haberlo
vivido junto a Eneko Andueza, un socialista de peso con cargo importante en sus
dominios. Eneko nunca ha escondido su bandera taurina. Se lo aguantan los antis
del partido porque políticamente solo da alegrías. Lo vi claro. Y no perdió el
tiempo. Si los toros siguen dependiendo de los políticos del gobierno actual no
nos comemos una rosca. Y eso va a misa. Teníamos todos los problemas, leyes,
políticos, ambiente y un viento nada favorable en el partido. El futuro era más
oscuro que una película de Alfred Hitchcock. Hablamos. Y Eneko tenía su as en
su corazón de aficionado. La clave está en quitarle el marrón al gobierno donde
había más antitoros que a favor. Y el punto de la solución era este: “Hay que
pasar los espectáculos taurinos a las Comunidades Autónomas”. Y salió el sol.
Las Comunidades tienen una visión más taurina que
política. O también política, porque los presidentes de casi todas saben que a
sus paganos les encanta ver toros. Y ahí mejoró el futuro. El PSOE se quita la
responsabilidad. Y las Comunidades abren las puertas de la Fiesta. Menos
Cataluña y Baleares, el resto vuelve a la normalidad y permitirán que la
temporada, si el virus no lo jode todo, que esperemos que no, sea más
esperanzadora de lo que temíamos hasta ahora.
No será un año completo, ni mucho menos. Pero
tampoco será un año perdido. Ahora solo dependemos de la meteorología y de la
salud. No de la política en general. Y yo que lo he vivido nunca le negaré a
Eneko lo mucho que hizo en silencio por la Fiesta.
Tengo sacado el billete de la ilusión para cinco
plazas que si no pasa nada grave me anuncian que darán toros. Cinco tardes en
Francia ya están signadas. Pero ojo, porque además Simón y Bautista son ahora
en las Galias lo que el Real Madrid y el Barça en España. Son los dos grandes,
las locomotoras de la tauromaquia en las Galias. Simón reina durante años desde
su cuartel general de Nimes y Juan Bautista es la juventud experta en el otro
rincón del ring. Dos gallos galos. Y válidos. A parte de las grandes ferias,
Francia es un gustazo en los casos más pequeños, aparentemente de segunda. Esa
parte catalana de las Galias es una bendición y un ejemplo para la canallada de
la prohibición de aquel tripartito nefasto que la prohibió y cobarde por
esconder las orejas Mister Balañá, el que más cines tiene en propiedad en esa
capital de los líos. Y le dan medallitas por pasar al catalán los diálogos de
las pelis. Al catalán, solo al catalán. Y la plaza de toros y la historia y las
grandes tardes de don Pedro, ahí está, como la Puerta de Alcalá, envejeciendo
sin saber qué coño pinta tan sola, tan olvidada, con su enorme historia borrada
por el interés de “las pelas”. Aquel tripartito, que en paz descanse, marcó el
apocalipsis taurino en toda, toda, la Cataluña perdida. Y el contagio llegó a
las Baleares. En las dos tierras el silencio bovino tenía Balañá en sus
imperios y sueños rotos.
Los taurinos, todos o casi todos, han estado de diez, con
categoría, seriedad, verdad y sin bobadas ni meteduras de pata. Se manifestaron
pacífica y justamente. Todo correcto y sin tonterías políticas
Este país mío y tuyo ha mejorado. Los taurinos,
todos o casi todos, han estado de diez, con categoría, seriedad, verdad y sin
bobadas ni meteduras de pata. Se manifestaron pacífica y justamente. Pero todo
correcto y sin tonterías políticas. Si la pandemia mengua, si el tiempo
aguanta, en las Comunidades de este país veremos toros. Ahí es donde estamos
bien. Lo que no sé es si habrá para todos el dinero habitual. Pero si hubiera
que apretarse el cinturón con tal de no perjudicar este retorno necesario de la
Fiesta deberían todos tener paciencia y medida. Y si hay que apretarse los
machos del dinero para que haya muchas novilladas, háganlo. Se les reconocerá.
Los toros que se den y veamos tienen que ser espectáculos limpios y de verdad.
Nada de parodias. Y si hay que apretarse el cinturón por un año, mejor eso que
ahogarte sin torear ni cobrar. Sí me gustaría una cosa. Una positiva: los
banderilleros han aumentado su torería y su espectáculo. Bien. Los picadores, a
los que respeto tanto, están luciendo menos por falta de toro. Eso es
peligroso. Y no les conviene. Mejor darle brillo a la Fiesta como en Francia y
todos felices. Pero un puyacito y me voy, es poco para quienes tienen en su
chaquetilla el oro que ganaron sus antepasados. Revisad esto, que es por el
bien de todos. Vamos a pasar juntos el trago de la pandemia y desear que pronto
salga el sol.
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