Un noble encierro de Gutiérrez propicia la mejor corrida de la feria.
Castella indulta a “Boticario” y abre la puerta Señor de los Cristales con tres
orejas. Bolívar corta dos y Ferrera emborrona con la espada una estupenda
faena.
@jadir45
Fotos: Camilo Diaz - EFE
Miguel Gutiérrez trajo a Cali seis
negros muy por encima del tonelaje promedio de la casa, con variadas pero
decorosas cornamentas, nobleza y mucho que torear. El extraordinario segundo
toro "Boticario" Nº 89, negro,
cornivuelto, cinqueño, de 524 kilos, fue indultado tras larga y exigente lidia.
Solo recibió una vara, pero fue larga y dura. Más al final quiso tablas.
También fueron aplaudidos en el arrastre 3º, 5º y 6º. La franqueza y el fondo
taparon en varios de ellos la escasa fiereza que facilitó el toreo ligado y
reposado. Sin duda el encierro de más juego hasta hoy.
Antonio Ferrera, se abrió de capa
con un astifino que tras tomar seis verónicas y media, una corta vara de
Viloria y tres delantales con larga, se mostró huidizo. La muleta le capturó
cada vez y le obligó en series de aseo y ejecución singulares. Afincado en
tablas, no pudo resistir la autoridad de la muleta que daba un tratado de lidia
en manso. Faltaba el punto final para premiar la maestría, sin embargo el acero
dio contra hueso tres veces y todo quedó en una ovación cerrada y saludada.
Sebastián Castella |
Sebastián Castella, esta tarde se
adueñó de la feria y quizá ya del trofeo Señor de los Cristales. Cierto, se
llevó el toro, pero cuanto le lució. Interpretó con sentimiento y belleza la
pastueña embestida del Gutiérrez, larga, suave y limpiamente. Desde la primera
tanda de verónicas y el prolongado quite de siete chicuelinas y media que
pusieron a prueba el fuelle del toro, el francés mandó. Con su credo; cuerpo a
plomada, talones clavados, trapo por delante planchado, trazo largo, vaciado
atrás y ligazón. A diestra y siniestra el baile pasó de redondo a circular
mientras la plaza soltaba toda la emoción reprimida y la banda soplaba con
furia. Era un pandemónium. Todos querían una fiesta total y salieron los
pañuelos perdonavidas, muchos, y los
gritos de rabia y Usía cedió y el cinqueño, que acabó la prolongada batalla en
tablas, fue noblemente tras la muleta hasta toriles, para dar paso a la vuelta
de órdago con las dos simbólicas aunque con un matador muy contenido y serio.
Sebastián Castella |
Luis Bolívar, el local, salió a no
ser menos que nadie. Con sus dos toros explayado en un toreo apasionado, largo
y en ocasiones vehemente. De pie, de rodillas, por alto, por bajo, por derecha,
por izquierda, de frente, por detrás, el caleño expuso su torería y su pellejo.
El paisanaje rugía cuando seis manoletinas, un pinchazo arriba y una estocada
liquidaron al tercero que le dejó una oreja.
La faena del sexto tuvo menos rima,
pero el estocadón hasta la bola, fulminante, que se inscribe como una de los
mejores este año le ganaron la otra peluda. No la puerta Señor de los Cristales
que en Cañaveralejo requiere dos en el mismo toro. No importa, también triunfó.
Cali lo necesitaba, la feria lo
necesitaba y Manizales dio la clave de la solución; el toro embestidor.
FICHA DEL FESTEJO
Cali. Diciembre 30 de 2018.
Plaza de Cañaveralejo. 5a de feria. Sol y calor. Medio aforo.
Toros de Ernesto Gutierrez, bien presentados, nobles, aunque justos de raza.
Indultado el 2º "Boticario" # 89, negro, cornivuleto, cinqueño de 524
kilos.
Antonio Ferrera, saludo y silencio.
Sebastián Castella, 2 orejas simbólicas y oreja.
Luis Bolivar, oreja y oreja.
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