Emilio de Justo corta una oreja y
saluda una ovación contra la inmarcesible sosería de los guachicono, que
hicieron un lánguido retorno tras larga ausencia. Marín desmonterado y Ramsés
silenciado, también por encima de sus lotes.
JORGE ARTURO DÍAZ
REYES
@jadir45
Fotos: Plaza de Toros de Cali
Guachicono trajo al reencuentro con su plaza, la de sus apoteosis,
la de su leyenda, un sexteto ligero de romana, pero bello de lámina y muy muy
serio de cara. Veletos, de largas y finas cuernas. No fue por la pinta que no
triunfaron. Fue por la falta de raza, clase y fondo en la batalla. Dudaron,
remolonearon, se descompusieron, se rajaron, se quedaron y se pararon. Todos.
La cariñosa recepción que les brindó un público que no puede olvidar sus
glorias, tampoco pudo tapar el fracaso. Sin embargo, la ofensividad de sus
hechuras imprimía dramatismo a sus dislates.
Emilio de Justo |
El quinto, picado a la carioca por Bernal, sí que fue manso
y soso. De nuevo, el ofrecer el cuerpo logró de a uno en uno ir arrancando
arreones espaciados, por acá y por allá, por un lado y otro. Jugándose sin
esperanza, mas con torera convicción. El dilatado alarde de hombría no evitó el
hastío y la media estocada baja, y la otra caída tampoco ayudaron para más de
la ovación que sonó a ¡Volvé!
Ginés Marín |
El joven jerezano Ginés Marín, también la sudó, y en medio
del fragor de sus dos combates mostró su vocación estética. Naturales muy
rimados, algunos. Una apertura de doblones genuflexos con el sexto y su nunca
empañada compostura ni siquiera en los largos finales, ambos avisados. También
saludó en el tercero. No en el sexto que había derribado espectacularmente al
picador Agustín Navarro, tomando su caballo por el pecho y lanzándolo patas
arriba. Como diciendo, poder tenemos, lo qué pasa es que no nos da la gana de
usarlo.
Ramsés, bogotano, vertical, quieto, clásico, sobrio, serio,
elegante, tuvo más derroche de virtudes con el cuarto que con el primero. La
parroquia que hoy andaba como lateralizara no entendió su meritoria faena
inicial. Pero cayó rendida por la evidencia en la otra. Las dos, avaladas por
el alto grado de dificultad de los toros. Por desgarcia emborronó con la espada
la que hubiese sido de pelo.
Ramsés |
Las últimas dieciocho reses que han saltado al ruedo en esta
feria han sido lo que los aficionados del común llaman “toros malos”. El toreo
se hizo también para ellos. ¿Pero dieciocho? ¿Y seguidos? ¡Hombre!
FICHA DEL FESTEJO
Cali. Diciembre 28 de 2018. Plaza de Cañaveralejo. 3ª de feria. Sol y
calor. Un cuarto del aforo.
Toros de Guachicono, bien
presentados y astifinos, pero bajos de raza, sosos y de poco fondo.
Ramsés, silencio y silencio.
Emilio de Justo, oreja y saludo.
Ginés Marín, saludo tras aviso y silencio tras aviso.
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