El
torero sevillano dice que es insostenible celebrar corridas con el aforo de
metro y medio de distancia entre los espectadores: «No se puede aguantar así
más»
ROSARIO
PÉREZ
@CharoABCToros
Diario ABC
de Madrid
Desde el callejón de la plaza de Morón de la
Frontera, acompañado de su amigo Jorge Marques, José Antonio 'Morante de la
Puebla' no perdía detalle de cada toro que aparecía por el ruedo. Uno se imantó
especialmente a sus ojos. Era negro entrepelado, agalgado y herrado con el
número 67. 'Bilbaíno' era su bautismo y en su 'dorsal', el hierro de la A con
Asas. ¡Que viene Miura!
Hace meses los toros de Zahariche pasean por la
mente del genio sevillano, desde que decidiera alistarse a la guerra miureña en
la Feria de Abril, ya con los carteles en la calle pero con su celebración en
el aire. El empresario de la Maestranza, Ramón Valencia, está poniendo toda la
carne en el asador para conseguir el 50 por ciento que tanto criticó con sus
colegas de Anoet en El Puerto de Santa María ('maldita hemeroteca') y ayer
mismo, mientras se celebraba la corrida concurso de Morón de la Frontera
(¿casualidad premeditada?), envió un comunicado en el que se comprometía a
realizar test gratis a los espectadores del Baratillo. Buena jugada de
Valencia.
Hablábamos de 'Bilbaíno', que no fue paradigma de
bravura -como ninguno del sexteto-, pero que solo con su hierro evocaba todos
los sinónimos de miedo de Juncal: temor, recelo, rescoldo, aprehensión,
cuidado, sospecha, desconfianza, cerote, medrana, pánico, cangui, canguelo,
julepe, jindama, pavor, mieditis, espanto, terror, susto, horror, repullo... El
respeto se condensa en una ganadería que es santo y seña no solo de la
tauromaquia, sino de la Historia de España, mucho más de su leyenda negra,
porque miura es también triunfo y gloria.
Sota, caballo y rey
Morante se ha apuntado por voluntad propia a los
toros de mito azabache y dorado, de toreo en plata. Y en plata confesó con
sinceridad en los micrófonos de Movistar +: «Uno busca hacer historia, pero
claro que da miedo. Hay inquietud. Es un toro difícil...» Un toro donde se
condensan todas las tauromaquias, donde un nombre también figura en su cabeza:
Joselito el Gallo. En otros tiempos sin Covid, su gesto hubiese revolucionado
de otro modo un escalafón de sota, caballo y rey, pero aún así el morbo está
servido y no hay, de momento, tarde de mayor expectación anunciada en la
temporada 2021. Esa tarde de la Feria de Abril está marcada en el calendario un
Dos de Mayo, una fecha emblemática para librar batalla, con o sin mamelucos. Y
ya que en Madrid no hay noticias (ni se esperan), si las restricciones no lo
impiden, será un domingo de peregrinaje desde el Manzanares al Guadalquivir. En
Madrid la única noticia es que el Centro de Asuntos Taurinos y Plaza 1
celebrarán su certamen de escuelas en Cáceres. ¡Toma ya! Incomprensible todo lo
que se cuece en la capital del toreo.
Volviendo a Morante, a la pregunta de David Casas
de cómo era su preparación, comentó: «No soy mucho de torear en el campo. Me
preparo física y mentalmente, estoy imaginando faenas en mi silencio y mi
soledad».
Esa soledad que se refleja en las plazas con metro
y medio de distancia, con tanto cemento de por medio entre espectador y
espectador, y que podría ser, ¿por qué no?, como en otros espectáculos
culturales, del cincuenta por ciento. Morón colgó ayer el 'No hay billetes'
dentro del aforo permitido (mil personas), en una corrida organizada con todas
las medidas necesarias por José María Garzón y que, de permitirse, hubiese
registrado un aforo mayor gracias a la organización, el tirón y las ganas de
toros.
«En una tarde así, todos hacen un esfuerzo, el
empresario, los toreros... Pero no se puede aguantar así más, con un aforo con
el metro y medio de distancia es muy difícil defender una corrida...» Morante,
con sus más y sus menos con la tele, agradeció esta vez la presencia de las cámaras:
«Gracias a la televisión, que económicamente hacéis viable un día como hoy».
Su deseo: «Ojalá las condiciones permitan que se
den los permisos tan ansiados. El público de los toros es un público muy bien
educadito». Un acontecimiento civilizado y civilizador, como ha recalcado Rubén
Amón en 'El fin de la Fiesta'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario