La
otrora plaza "Antonio Velázquez" se inauguró el 30 de marzo de 1971
Hoy se cumple medio siglo de la inauguración de la
otrora plaza "Antonio Vélazquez" de la Ciudad de México, estandarte
taurino de don Jesús Arroyo Aguirre, que la mandó levantar en parte del terreno
del famoso restaurante de Tlalpan, y como una clara evidencia de su enorme
afición por la fiesta de los toros.
Y en su día dedicó el nombre a su querido compadre,
Antonio, “corazón de León”, aquel valiente de los ruedos que había fallecido un
par de años antes en un trágico accidente en su casa de la avenida Mariano
Escobedo.
Este recinto se construyó con la sencillez del
cariño, y el afán de celebrar festivales de aficionados, así que el primer
festejo se dio de en dicho formato, con un cartelazo de auténtico lujo: Lorenzo
Garza, Luis Castro "El Soldado", Silverio Pérez, Alfonso Ramírez
"Calesero", Alfredo Leal, Joselito Huerta, y el actor David Reynoso,
con novillos de Peñalta, además de la presencia del anfitrión, don Jesús,
portando el traje de charro, sonriente, a la vera del inolvidable Mario Moreno
"Cantinflas", que cortó el listón en esa misma puerta de cuadrillas
por donde decenas de toreros han hecho el paseíllo.
Quién le iba a decir a Chucho que, andando los
años, y quizá luego de haber experimentado la sensación de ser empresario de la
Plaza México con el patronato, por allá de 1989, que su plaza se iba a
convertir en un auténtico semillero de toreros, una antesala del gran escenario
capitalino, ahí donde se han fraguado muchos sueños de gloria que han sido
disfrutados por un público entusiasta, representado, en cierta medida, por lo
más granado de la afición de la enorme metrópoli.
Y en medio de un ambiente de intimidad, las
extensas temporadas novilleriles de la Plaza Arroyo se convirtieron en un
magnífico escaparate, no sólo por la catadura de los novillos lidiados en su
pequeño ruedo de 27 diámetros, sino debido a su importancia mediática en la que,
muchos años, tuvieron presencia las cámaras de televisión y las estaciones de
radio, amén de los reporteros de la fuente taurina asiduos a sus alegres
tendidos.
Fue en esos años noventa cuando el nombre cambio a
"Plaza Arroyo", quizá por una lógica cuestión de mercadotecnia, y con
el ánimo de dar todo el realce al sitio donde se encuentra enclavada, en un
rincón del restaurante mexicano que ya tiene 80 años de vida.
Aunque en 2021 no habrá festejo para conmemorar
este hecho, ahí queda, sin mácula, el trabajo de tantos años de esfuerzo y
dedicación de la familia Arroyo por la consolidación de una plaza que, para
muchos toreros, y también para los aficionados más irredentos, ha sido un
referente digno de ser tomado en cuenta en la historia reciente de la tauromaquia
mexicana. / www.altoromexico.com
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