En el año 2014, los empresarios de ANOET
(Asociación nacional de organizadores de espectáculos Taurinos) hacían público
un comunicado con tintes tan dramáticos como reales. Era un SOS, un mensaje en una botella que se echa al mar
sabiendo el náufrago de su necesidad, pero sin saber que buque, barco u orilla
va a recoger la botella. En el mensaje se decía que el toreo estaba en quiebra,
que no se podían soportar los costes a pagar para dar toros. Cargas fiscales,
organizativas y concursales. En ese año España salía oficialmente de la crisis
financiera, mientras la Tauromaquia reglada parecía quedarse en ella para
siempre. Siete años después y durante esos años, el toreo hizo su crisis más
profunda y afronta un presente y futuro de extrema problemática.
Este miércoles, ANOET tiene una Asamblea. Más allá
de ella, y después de un año en el que han dado una poco gratificante imagen de
tensión interna, esta Asamblea no es una más. Es ‘la asamblea‘. O de ella sale
reforzada, unida, con un plan, hombro con hombro todos, o ANOET no sale hacia
parte alguna. No es un absoluto, es la constatación de que es ahora o no es. Es
ahora, porque el que toreo necesita a los empresarios más que nunca. Siempre
han sido necesarios, imprescindibles, pero ahora, o se unen y se comportan y
lanzan un mensaje de serlo, empresarios, o deberán escribir otro SOS en una
botella.
Si no hemos aprendido de lo mal que se hizo a la
salida de la crisis del 2008, perdiendo más del 50% de la productividad del
toreo, es que jamás aprenderemos nada. Y no se salió por una razón: no se varió
un solo paso en los modelos de relaciones económicas, convenios, costes,
comunicación, recuperación de masa social…. Salimos como los caballos de picar,
ojos vendados y actuando por inercia y doma.
¿Es tan difícil que apenas unas 30 o 40 personas
se pongan de acuerdo cuando el toreo reclama acuerdo? Creemos que es posible.
Estas 30 o 40 personas organizan la gran mayoría de los festejos en España. Los
necesitamos. Pero en una misma dirección. No puede haber en ANOET un Caín
frente a un Abel. No puede ANOET seguir siendo una organización a espaldas de
sus clientes, del público, de la Fiesta desde ningún punto de vista, pero sobre
todo desde el punto de vista de comunicar, trasladar con transparencia, unidad
y esperanza.
‘No puede ANOET seguir siendo una organización a espaldas de
sus clientes, del público, de la Fiesta desde ningún punto de vista, pero sobre
todo desde el punto de vista de comunicar, trasladar con transparencia, unidad
y esperanza’
Mañana se da la talla o se da. Y cada cual
presente en la Asamblea sabrá si la da o no la da. No hay razones particulares
que le sirvan al toreo en un presente y futuro en el que nadie, excepto nosotros,
podemos hacerlo sobrevivir. Nadie es nadie. Nosotros. ANOET. Qué más da quien
sea presidente, vocal, o cargo que sea si estos y todos han de remar a compás
frente a pliegos de condiciones que ellos mismos han ido admitiendo por
décadas, en jugadas de emboscadas. Impuestos, convenios obsoletos… Qué más da
si todos y cada uno de los miembros de ANOET coinciden en describir un panorama
que sólo no lo vería el ciego más estúpido.
Necesitamos, más que nunca, de forma urgente, la
unidad de los que organizan toros. Si se unen y lanzan ese mensaje, tienen
detrás a un ejército de apoyo. Lo que se ha visto, oído, leído, escuchado en
2020 es una vergüenza. Y aun la tenemos, la vergüenza. Un fracaso de ANOET es
el fracaso certificado de la Tauromaquia porque no existe sector alguno que
prescinda de una asociación empresarial fuerte y unida. Busquen luego talento,
trabajo, operatividad, busquen mesas de estudios, de propuestas,…Unidad y
trabajo pueden llegar a ser el principio del talento.
Les toca ahora decirnos que ya no habrá más Caín y
Abel. Les toca salir de la Asamblea unidos y con un mismo mensaje de esperanza
para los aficionados, el público y la sociedad. No hay más botellas en las que
escribir más mensajes de SOS como náufragos. No hay ya ni papel. Y aunque lo
hubiera, cada una de esas botellas jamás llegaría a otro destinatario que la
dejación, el olvido, la ignorancia y el trato injusto de quien desea que el
náufrago jamás salga de su isla de olvido. / MUNDOTORO
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