martes, 23 de marzo de 2021

Despertar taurino

RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
 
Se acerca el final del tercer mes del año 2021 y en el horizonte, con más incertidumbre que certeza se avizoran los primeros festejos taurinos de este año que sigue la senda del pasado año, donde literalmente lo pasamos confinados en los hogares, viendo pasar las semanas, meses y el año, a final y al cabo.
 
Este año la Empresa Miura Producciones C.A. ha estado en constante actividad con miras a reactivar el cotarro taurino, tan a menos en el último lustro que se remata con esta calamidad mundial como ha resultado el COVID-19 para el toreo mundial. Hizo el intento de ofrecer fiesta brava por enero en el marco de la Feria de San Sebastián, pero al final no se pudo. Y si no se pudo –parafraseando al Guerra- es imposible…
 
Los mismos de Miura Producciones C.A. (Miguel Murillo y Carlos Dávila) han sido los que han “echado la pata pa’lante” en dar lo que se ha convertido en la primera cita taurina desde hace más de un año por suelo nacional, como la que han denominado Feria de Abril, en una plaza de toros portátil, en las afueras de la ciudad capital de San Cristóbal. Dos corridas de toros con nutrida presencia de toreros aztecas (“El Zapata”, “El Chihuahua” y Sergio Flores), así como tachirenses (Fabio Castañeda y Antonio Suarez), y un reconocido coleta gaditano (Octavio Chacón), que a la hora de la verdad son una gran plantilla de espadas para despachar par de encierros de los hierros nacionales de Rancho Grande / El Prado y San Antonio, combinaciones que están supeditadas, como todo en estos momentos en casi todo que uno tenga a bien planificar, a las condiciones que imponga esta pandemia que nada que recidiva.
 
Si los “miuras” de San Cristóbal se atrevieron a dar toros en estos momentos, no menos lo son el veteranísimo y activo diestro maracayero Manuel Medina “El Rubi” y el singular magnate Orlando Faroh, quienes han puesto los elementos necesarios para armarse en pleno llano venezolano, específicamente en la capital yaracuyana de San Felipe, de par de carteles, con nutrida y preferente presencia de diestro nacionales, la mayoría con el “cuchillo en la boca” pues vienen de un paro forzoso larguísimo, muchos de ellos regresando al país tomando esta ocasión como una oportunidad para volver a reverdecer viejos laureles en plazas de la provincia, y sobre todo, abrir ocasión para que de nuevo salga el toro en la arena, elemento que ha estado ausente desde que a mediados de febrero pasado, un displicente y otrora lujoso Martes de Carnaval le diera carpetazo no sin polémica a la temporada taurina emeritense, la que vienen llevando al foso de su trascendencia la empresa de turno.
 
Se ha hecho largo esta espera, se puede decir que muy dilatado el que plazas como las de Tovar y San Cristóbal (la Monumental) –las pocas que quedan activas y habilitadas en el país- hayan permanecido sin ese colorido y sonido propio de una plaza de toros, recintos donde se encuentran pasiones y reúnen intereses todos en torno a dos protagonistas principales y centro de miradas: el toro y el torero.
 
Muy poco ha sabido que así mismo varios aficionados hayan hecho el gran esfuerzo de mantener la “llamita” de la afición con escasos festejos menores en club privados, tanto en Valencia –en franco intento como en otras regiones de recuperar plazas cerradas- que en parte han servido para no dejar pasar fechas puntuales todos estos meses que llevamos “entorilados” en casa a causa del popular virus chino.
 
No perdemos la esperanza que una vez que se retorne a la normalidad nuestra cotidianidad, se vuelva a pensar de manera puntual en fiesta de toros, esa misma que en estos momentos se encuentra condicionada a elementos ajenos a ella, pero no por ello importantes. La última palabra la tendrá el tiempo…

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