La
historia no es como es sino como la cuentan. No sé cómo contarán los
historiadores taurinos este año de la peste. Lo que sí sé, porque siempre ha
sido así, es que independientemente de los hechos, los indicios, las pruebas,
los testimonios, los matices, las contradicciones, al final se impondrá un
relato único, el sentir colectivo.
JORGE
ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45
En esta época, cuando todos estamos ahí viendo a
través del Internet; “en directo”, desde múltiples ángulos, encuadres,
aproximaciones, velocidades y repeticiones, cada quien puede construir y
difundir su propio relato. Parecería que ya la cosa es otra cosa.
Pero no, nuestra misma subjetividad, preferencias,
deseos nos engañan. Además, la edición y la interesada narración simultánea,
que nunca faltan, son capaces de volvernos el día noche. Somos influenciables.
Mucho. Que lo digan el cine, la publicidad y las transmisiones de futbol.
¿Cuántas veces frente a la pantalla (TV o PC), la
voz “autorizada” o el texto nos hacen ver que lo que no vemos, y lo creemos, y
le damos “like” y lo reenviamos? Que cada cual se ponga la mano en el pecho y
se conteste.
Entonces, volviendo al ruedo actual ¿cuál será la
historia? ¿Quién puede asegurar que los que ahora están luchando a brazo
partido por mantener el culto vivo luego no quedarán como villanos? ¿Que los
que se inhiben no serán sus acusadores? ¿Que los que cargan la suerte no serán
ignorados? ¿Qué los que reniegan no serán aclamados? Hoy es pronto para
saberlo, mañana será tarde para esclarecerlo.
Entonces, aunque aún viendo lo que pasa cueste
discernir con certeza méritos y deméritos de cada uno; aficionado, ganadero,
torero, empresario, crítico, periodista, político, autoridad…, vale intentarlo
personalmente, recordarlo y no dejar nuestra juicio y gratitud a otros o a las
tardías e inciertas verdades del tiempo. Es cosa de honor e higiene de
conciencia.
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