SILVIA MORENO
@silviamorenon
Diario EL MUNDO de Sevilla
Carlos
Crivell. Sevilla, 1950. Este médico lleva casi cuatro décadas de crítico
taurino. Pero empezó mucho antes a disfrutar de la tauromaquia, cuando, de
niño, acompañaba a su padre a la Maestranza. Acaba de publicar un libro sobre
'El Cid'.
- Machado escribió: "Mi infancia son
recuerdos de un patio de Sevilla" y usted podría decir "mi infancia son
recuerdos de una plaza de toros...".
Son
recuerdos que me han marcado. Nací enfrente de la plaza de toros de Sevilla.
Cada tarde de toros, cuando era un chaval de pocos años, vivía con intensidad
la corrida desde los alrededores. Mi afición se cimentó al principio con el
ambiente de la plaza.
- Con 9 años ya contaba con el abono de la
Maestranza.
Antes ya
acudía porque mi padre me dejaba el suyo en algunas novilladas. Cuando se
percató de que mi afición era cierta, me sacó el abono en la temporada de 1959 y
así hasta que falleció.
- Nació cerca de la plaza de toros y ha
vivido toda su vida por la zona. Estaba predestinado como crítico taurino.
El
nacimiento cerca de la plaza, junto al magisterio de mi padre, me hizo
aficionado. Lo de crítico, como ocurre tantas veces, fue un cúmulo de
circunstancias que se conjuntaron para que llegara a ejercer la información y
la crítica.
- ¿Qué fue lo que le atrapó del mundo del
toro?
Muchas
cosas. Lo primero, su verdad. El juego al borde del abismo del hombre con la
fiera es un ejemplo de la vida misma. Luego, la capacidad del hombre para crear
arte ante el toro, el colorido, la emoción de la lidia, el valor de los
toreros. Es una fiesta apasionante.
- 37 años dedicado a la crítica taurina dan
mucho de sí. ¿Cómo empezó?
Comencé en
la radio. Ya había acabado la carrera de Medicina y tenía mi plaza fija en el
hospital. Sin ninguna experiencia anterior, me dieron la posibilidad de hacer
un programa diario en Antena 3 Radio. Fue un salto mortal que salió bien. Debo
mostrar mi agradecimiento al director de la emisora en aquellos, Pepe Olmedo,
que ha fallecido, y a Antonio García Barbeito. Al año siguiente, salté a los
periódicos y revistas taurinas.
- ¿Cómo ha cambiado el mundo del toro en
estas casi cuatro décadas?
Ha
cambiado mucho. Y la mayoría de los cambios no han sido para mejor. En mis años
de aficionado antes de ejercer la crítica, y durante la década de los ochenta,
todavía salía un toro más encastado y los toreros se ponían delante de un
ganado de distintas procedencias. Ahora, casi todo es muy previsible en la
Fiesta porque el toro está muy seleccionado para ser muy noble, y casi todos
los matadores se parecen mucho.
- ¿Cuántas corridas de toros habrá visto?
¿Cuál le impactó más?
He podido
cubrir temporadas completas en la mayoría de las plazas andaluzas. Calculo que
he presenciado más de 2.500 festejos taurinos. En los años 90, algunas
temporadas superaba los 100 festejos. Hay muchas corridas inolvidables, algunas
porque fueron dramáticas; otras, por el triunfo de los toreros. Siendo muy
joven pude ver a Curro Romero lidiar seis toros en solitario en Sevilla el 19
de mayo de 1966, un día que cortó 8 orejas. Fue algo impresionante. Recuerdo la
tarde del 15 de abril de 1988, cuando Paco Ojeda inmortalizó al 'Dédalo';
también el día que Espartaco cuajó al toro 'Facultades' en 1985 y que le cambió
la vida; una faena de Morante en Jerez en el sexto, que me hizo tirar el
ordenador porque ya tenía escrita la crónica y se entretuvo en cortar un rabo;
el día que El Cid cuajó al toro 'Borgoñés' de Victorino en Sevilla, o la
corrida más reciente del triunfo de Pablo Aguado el 10 de mayo del pasado año,
otra corrida que le cambió la vida al torero. La más triste fue la del 1 de
mayo de 1992, el día que murió en Sevilla Manolo Montoliú.
- Acaba de publicar un libro sobre el torero
'El Cid' y uno de los motivos que le empujó a escribirlo es que no ha recibido
todo el reconocimiento que merecía, ¿por qué fue así?
Es cierto
que 'El Cid' ha sido un torero al que le ha faltado el reconocimiento que su trayectoria
merecía. Los motivos de que esto ocurra no son fáciles de explicar. Tal vez
haya sido un torero que no ha tenido quien le escriba y también algo de mayor
presencia en los medios no taurinos. Los buenos aficionados saben muy bien qué
tipo de torero ha sido el de Salteras. Entre los motivos que he tenido para
escribir este libro, uno de ellos ha sido el de intentar poner en su sitio a un
torero muy bueno. La vida de los toreros es tan dura que todos los que llegan a
la cumbre deberían tener un texto que contara su vida. Debo agradecer a la
editorial El Paseo que haya apostado por un libro de temática taurina.
- Usted sostiene que los triunfos de 'El
Cid' se minimizaban, supongo que a otros les pasará justo lo contrario ¿nos
puede decir algunos?
Se minimizaban
por parte de algunos informadores. O se trataba de ponerle objeciones ridículas
a sus triunfos. Muchos de ellos acabaron más tarde admitiendo la dimensión de
torero de 'El Cid'. Es cierto que ha habido toreros sobrevalorados a lo largo
de la historia. Me va a permitir de me reserve los nombres. Solo el hecho de
ser torero ya es algo heroico. No quiero quitarle ni un gramo de gloria a quien
se pone delante de un toro. Sin embargo, es verdad que hay matadores que han
logrado mayor eco del merecido.
- Cuenta con otro libro sobre Pepe Luis
Vázquez escrito con Antonio Lorca. ¿Por qué está considerado uno de los diez
toreros más importantes de la historia?
Pepe
Luis, así a secas, fue un torero que conjuntó la inteligencia y la calidad.
Entendió al toro como el mejor de la historia y tenía un arte sublime. Es un
icono del toreo de todos los tiempos.
- Su casa alberga un tesoro en forma de
archivo de los últimos 50 años de toreo.
Siempre
entendí que para estar documentado tenía que conservar los datos de todo lo que
sucedía en la Fiesta. Conservo muchos documentos que, con el tiempo, deben
adquirir mayor valor. Me han ayudado mucho en mi faceta de crítico y a la hora
de escribir los libros.
- Usted mantiene que la vida de los toreros
es de mucho sacrificio, pero a veces este esfuerzo se ve eclipsado por su
ajetreada vida personal. Tengo en mente a Enrique Ponce.
La vida
de un torero es de un sacrificio permanente. Sin sacrificio no hay triunfo. La
vida fuera de los ruedos ha ayudado a muchos de ellos a mantener una
popularidad que les ha beneficiado porque así son más taquilleros. Enrique
Ponce es un gran torero. Ya ha escrito lo más importante de su historia torera.
Lo que pasa ahora en su vida no nos importa a los buenos aficionados, aunque la
exposición mediática excesiva no es buena en algunos casos.
- En el toreo, ¿hay modas?
Sí, tanto
en la lidia como en otros detalles. De pronto se ponen de moda las manoletinas
y todos acaban sus faenas con ese muletazo. Respecto a los vestidos de torear y
los avíos, ahí se mantiene una mayor tradición.
- ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Fue
distinto. Para cada uno de los que amamos algo, lo mejor es aquello que nos
ayudó en su momento a conocer la esencia de esa actividad. En el toreo, ha
habido un lento deterioro de muchos aspectos que han empeorado los festejos. De
forma paulatina, se van perdiendo aspectos básicos que ya no se podrán
recuperar. Pero hay otros datos que son positivos. El toro que se lidia ahora
ha permitido contemplar el toreo más estético posible. Lo que pasa es que el
toro que sale no tiene la agresividad y la fiereza de antaño. Me hubiera
gustado ver a Antonio Ordóñez con un toro de los que salen hoy a las plazas.
- Una tarde aburrida en la plaza y el
culpable es ¿el toro o el torero?
El toro
es el rey de la fiesta. Si hay un toro serio en la plaza no puede haber
aburrimiento, aunque ese toro no haya sido bien toreado por el espada de turno.
- El sector taurino pide al Gobierno que no
haya agravios con otros ámbitos de la cultura en el reparto de ayudas.
El
Gobierno está incumpliendo la ley. La tauromaquia es parte de la cultura por
ley. Se está produciendo un maltrato al sector taurino que raya en la
prevaricación, sobre todo cuando se le han negado las ayudas a los
banderilleros y picadores, que es un grupo de trabajadores que están
abandonados por el Gobierno.
¿Cómo está la situación en el mundo del toro
por la crisis del coronavirus?
Está muy
mal. 2020 será un año perdido casi por completo, lo que es grave para el
futuro. Las grandes plazas, Sevilla y Madrid, parece que no van a dar toros.
Está ese tema de los banderilleros, mozos de espadas y picadores abandonados.
Pero la fiesta seguirá, seguro. Es el momento de cambiar muchas cosas, algo que
esperamos todos. No se puede volver con las mismas estructuras anteriores a la
pandemia. De momento, soy escéptico. Los que dominan los hilos del toreo siguen
en sus mismas posiciones. El futuro depende de que la corrida de toros vuelva a
ser un espectáculo atractivo por la emoción.
- Las imágenes de la plaza de toros de El
Puerto, abarrotada, durante una corrida a principios de agosto y conciertos de
música como los de Loquillo, con el público separado y guardando las
distancias, han molestado a muchos músicos y artistas. ¿Hay doble vara de
medir?
A
principios de agosto, la Junta permitía una ocupación del 50% del aforo de las
plazas de toros. Ahora es menos. En El Puerto se vendieron menos de ese
porcentaje. Las imágenes que se han difundido son engañosas. Hay otras tomadas
desde arriba que dejan muy claro que había separación entre los espectadores.
Sin embargo, es verdad que había quienes no tenían colocada la mascarilla. Era
de esperar que los demagogos y antitaurinos arremetieran contra los toros, pero
no hay doble vara de medir. Eso sí, hay que tener precauciones, no quitarse las
mascarillas, porque las corridas estarán siempre en el punto de mira de los
intransigentes.
- Ha compaginado su labor como crítico
taurino con la de médico en el Hospital Virgen del Rocío. La pandemia le pilló
ya jubilado.
No sabe
cómo me he acordado de mis compañeros de hospital. La labor de los sanitarios
en España ha sido ejemplar. No sé si mi condición de especialista de Aparato
Digestivo me hubiera permitido tratar enfermos del coronavirus. La sanidad, la
pública y la privada, ha mostrado un comportamiento admirable. En mi caso
defiendo la sanidad pública. Han trabajado sin la protección debida. Son unos
héroes.
- La crisis del coronavirus ha asestado una
grave cornada a la sanidad, ¿cuál es su diagnóstico?
La
sanidad ha respondido en la pandemia por encima y a pesar de los políticos.
Creo que ha salido reforzada de esta catástrofe. Podemos confiar en los
sanitarios de este país.
- Cuéntenos algún secretillo del mundo del
toro...
En
sentido estricto, casi no hay secretos. Existen historias que rayan lo
increíble. Hay algo que, aunque no sea secreto, conviene recordar. Antes se
decía: "Ganas más que un torero". Ahora, lo que se dice ganar dinero
de verdad, solo hay un matador que lo gana, José Tomás, pero solo torea una o
dos corridas al año y no siempre. Los toreros ya no ganan tanto dinero.
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