«Estamos
a las puertas de una catástrofe ecológica sin precedentes», asegura el criador
de toros bravos
El retraso en la vacuna del coronavirus es un
nuevo y grave contratiempo para la fiesta de los toros porque 'otro año en
blanco sería la puntilla para la ganadería brava", que se asomaría
'irremediablemente a la extinción del toro bravo, así tal cual como suena', ha
alertado Javier Núñez, titular del hierro de 'La Palmosilla'.
Núñez, propietario de una de las ganaderías
emergentes y más reclamadas antes del comienzo de la pandemia, se ha señalado
desde el primer momento por la defensa del valor ecológico y económico del toro
bravo frente a sectores autodenominados animalistas que se congratularon de que
las camadas se quedaran en el campo sin lidiar.
'Estamos a las puertas de unacatástrofe ecológica
sin precedentes. Es hora de mirar por todos', ha afirmado en su cuenta de
twitter Javier Núñez, quien en su día ilustró la magnitud de la situación al
señalar que un toro que se lidia en la plaza soporta la vida de quince que se
quedan en el campo, y que la supervivencia de las 1.140 cabezas de ganado
dependía de que se lidiaran los 72 toros preparados para este año.
Ahora, al conocerse 'el retraso más que probable
en la tan deseada vacuna contra el Covid' y 'la incógnita de no saber cómo será
2021', el ganadero del hierro que pasta en Tarifa (Cádiz) señala que ello 'es
un condicionante grave' a la hora de determinar qué toros va a preparar para la
temporada siguiente.
'La duda está en el número de cinqueños que
debemos tener', apunta Núñez, quien explica que 'a pesar de que ya se ha hecho
una gran criba', en su caso 'más de 80 machos de los guarismos 5,6 y 7', 'queda
pendiente otra vuelta más porque 'fuera del circuito de las plazas de primera,
el toro cinqueño resiste poco la competencia del toro cuatreño' y 'cuando pasa
el mes de junio, más difícil lo tiene'.
Apunta que si se va 'a un escenario de normalidad
en junio del 2021' se pierde 'un tramo de la temporada muy importante donde el
toro cinqueño (por aquello de estar ya rematado) tiene mas opciones de lidiarse
frente al cuatreño'.
Suma gravedad
'Son días duros en los que tenemos que tomar
decisiones fundamentales para la viabilidad de la ganadería, días de mucho
estudio y trabajo con la incógnita de no saber cómo sera el 2021', concluye
Núñez de una coyuntura de suma gravedad que ha colocado a las ganaderías de
bravo ante la mayor de sus crisis tras la Guerra Civil.
Un toro en el campo tiene un coste de cinco mil
euros por cabeza antes de ser embarcados para su lidia, que se incrementa si se
quedan y que quedan casi en saco roto si el animal va al matadero, como ha sido
el caso en este año y podría ser el que viene con el retraso en la
generalización de la vacuna.
A cargo del toro, en explotaciones que combinan la
cría del toro con la actividad agrícola, están mayorales, caballistas y una
larga nómina de trabajadores que, en esencia, viven de la cría de reses bravas
para ser lidiadas, que es el único destino de este animal que, según datos de
la UCTL, suma un censo de 213.457 animales inscritos en el Libro Genealógico de
la Raza Bovina de Lidia.
El titular del hierro de La Palmosilla explicó en
su día que la reducción drástica de reses de lidia supone una pérdida de
genética tan grande que llevaría a la extinción de la ganadería a medio plazo;
y que buscar alternativas agrícolas a la ganadería 'supondría una pérdida
irreparable en biodiversidad', en las 250.000 hectáreas de dehesa, definidas
por la Unión Europea como Sistemas de Alto Valor Natural.
'Ya no serían necesarios los 22 caballos, los 17
bueyes, los 14 perros y los gatos que viven gracias a la lidia de los toros.
¡Todo desaparece si no hay corridas de toros, todo! ¿En serio os llamáis amigos
de los animales? ¿Os atrevéis a decir que os importan los animales? Si alguno
contesta que sí" que pase por caja por favor', concluyó Javier Núñez en su
momento en su defensa del toreo y el toro. / EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario