JULIO CÉSAR
SÁNCHEZ
El novillero colombiano Leandro Gutiérrez causó
hoy una gran sensación en la tarde en la que debutó con picadores en Añover de
Tajo (Toledo), y cortó dos orejas al sexto de un serio e imponente envío de San
Isidro,
La novillada de Añover de Tajo concitó gran
interés en los aficionados de la zona, incluidos no pocos llegados de Madrid y
Toledo; fundamentalmente por el trapío que, merced a las muchas fuentes de
información disponibles hoy día, se sabía lucirían los utreros de San Isidro.
Sin embargo la imponente lámina de la novillada,
muy ofensiva de pitones y no tanto de carnes, no estuvo acompañada de
embestidas entregadas y armónicas, aunque sí se movió.
Otro de los reclamos del cartel era Francisco
Montero, novillero que el año pasado sorprendió ganando el Zapato de Oro de
Arnedo llegando desde las capeas.
Quiso mucho Francisco Montero en su primero, un
novillo complicado y rajado que puso en dificultades a su cuadrilla en el
segundo tercio. Con la muleta prolongó una faena que no pudo ser lucida en
momento alguno por la huida del novillo, que probablemente acusó el haber sido
desembarcado en el mismo ruedo por la mañana.
Cuando embistió lo hizo sin entrega y pegando un
gañafón como remate de su acometida. A pesar de todas las dificultades Montero
probó por lo civil y por lo criminal, con indudable mérito por parte de
novillero andaluz, quien se tiró a matar por derecho jugándose la voltereta y
cazándolo a la tercera.
El cuarto, feo por abierto de cuerna, quiso cogerla
por abajo en los dos primeros tercios, mientras que en la muleta acometió con
mucho disparo, es decir, excesivo ímpetu y sin ritmo. No se arrugó Montero, que
lo intentó, llegando incluso a banderillear junto a su cuadrilla, y logrando
mayor acople y mando al natural, sin llegar a tomar altura de triunfo. En esta
ocasión lo cazó a la primera.
Rubén Fernández, proveniente del mundo del
recorte, no se achicó y apostó desde el inicio yéndose a recibir al serio
novillo de San Isidro a portagayola, continuando por faroles en el tercio.
El novillo se movió, incluso repitió, aunque sin
excesivo celo y soltando la cara en el remate. Fernández anduvo firme y sobrio,
destacando a la hora de pasar al novillo con la mano izquierda, lado por el que
hubo buen gusto. No obstante la sensación reinante al término de la faena fue
la de falta de fluidez a la hora de hilvanar y redondear su labor. Con la
espada se atascó, pinchando muy tendido sin llegar a clavar hasta el cuarto
intento.
El quinto fue el tuerto en el reino de los ciegos
ya que se empleó más y mejor que sus hermanos, sin que faltara la seña de
identidad de la novillada al soltar la cara al final del viaje.
En el trasteo de Fernández hubo ganas y largo
metraje, primando la cantidad sobre la calidad, de nuevo mostrando mayor
destreza ocasional al natural. Volvió a marrar repetida y feamente al pinchar
muy tendido y bajo.
Leandro Gutiérrez debutó con picadores con un
novillo que, de haberse lidiado al día siguiente, habría sido como cuatreño. Y
de sus telas brotó lo más torero de la tarde.
El colombiano logró lo más notable de su faena al
tercero en un entonado recibo a la verónica, mientras que con la muleta el de
San Isidro se movió sin clase. El debutante, impulsado por las ganas, prolongó
la faena en exceso, a lo cual se sumó cierta demora al acabar con su
antagonista.
Pero lo mejor llegó en el sexto, un novillo que
lució un pitón derecho de escalofrío. Gutiérrez hundió las zapatillas en la
arena y tiró del de San Isidro con templanza, sin alharacas e intentando
torear, dando el pecho, echando los vuelos y tirando con suavidad de la tela
llevando embebido a su oponente, que le propinó dos volteretas sin
consecuencias serias.
Fue una lástima que culminara con el borrón de una
estocada baja, lo cual no impidió que se le premiara con doble trofeo. Toque de
atención de este joven colombiano, que debutó con picadores enfrentándose a una
auténtica corrida de toros. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Novillos de SAN ISIDRO, de serios y astifinos pitones aunque no demasiado remate
de carnes. Derrocharon movilidad aunque sin entrega, soltando la cara con
demasiada frecuencia.
FRANCISCO
MONTERO, ovación y palmas.
RUBÉN
FERNÁNDEZ, silencio y silencio
tras aviso.
LEANDRO
GUTIÉRREZ, que debutaba con
picadores, silencio y dos orejas.
En cuadrillas, destacaron Andrés Revuelta y Rafael González en la brega, y David
Adalid y Jesús Arruga al
banderillear, saludando estos últimos en el sexto. *** Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en
memoria de las víctimas del coronavirus. ***
La plaza registró media entrada.
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