La
presentación del ciclo de la FTL; la ruptura de Roca con Valencia y Campuzano y
la resolución del Defensor del Pueblo favorable a los intereses del sector han
marcado la actualidad
ÁLVARO R.
DEL MORAL
Diario
CORREO DE ANDALUCÍA
La semana taurina que se fue –en la que no han
faltado festejos de todo signo a un lado y otro de los Pirineos- ha estado
marcada por tres noticias de calado. La primera, seguramente la más trascedente
para el futuro inmediato, ha sido la presentación –tantas veces demorada- de
esa gira de festejos organizada por la Fundación del Toro de Lidia en
colaboración con el Canal Toros de Movistar. Ya conocen la noticia. Son quince
corridas de toros, tres espectáculos de rejones y otras tres novilladas picadas
con un esquema común: se lidiarán cuatro reses, con dos actuantes en mano a
mano y dando preferencia por el circuito rural. El empeño no ha sido fácil y ha
estado plagado de dificultades internas que empañan, de alguna forma, el
esfuerzo común. No hay que perder de vista el objetivo principal, resaltado por
Pablo Aguado en una entrevista anterior concedida a este medio. Lo volvió a
repetir en la presentación de este serial que lleva el pomposo nombre de ‘Gira
de reconstrucción de la tauromaquia’. Pero la denominación es lo de menos. El
objetivo no es otro que recabar fondos para devolver el toro y el toreo a
nuestra particular España taurina ‘vaciada’. No podría conseguirse sin el
concurso de la plataforma televisiva. No conviene perder de vista ese dato
aunque ciertos ausentes no hayan querido salir en la foto.
Roca suelta amarras
Pero en el encabezamiento de estas líneas habíamos
aludido a tres noticias trascendentes. La segunda está protagonizada por otro
de los grandes ausentes de ese ciclo de reconstrucción de la Tauromaquia. Se
trata de Andrés Roca Rey que –si hiciéramos caso a la rumorología- no habría
sorprendido a casi nadie al cortar la relación de apoderamiento que le
vinculaba a Ramón Valencia desde hace casi cinco años. Seguramente ha sido más
amargo el trago de soltar las últimas amarras, cada vez más flojas, que le
enhebraban a José Antonio Campuzano, su auténtico descubridor y responsable de
la definitiva forja taurina del astro peruano que, siendo casi un niño,
abandonó su acomodada situación familiar en Lima para instalarse en Gerena bajo
la tutela del veterano matador con una única meta: ser figura del toreo.
Roca ha tenido mucho tiempo para pensar.
Seguramente demasiado. El joven paladín limeño peruano lleva 15 largos meses
sin vestirse de torero en España. La traumática voltereta del sobrero del conde
de Mayalde en Madrid, a la postre, acabaría sentenciando su temporada de 2019.
Su primer compromiso en San Fermín fue también el último en este lado del
charco. Después de posponer su vuelta, estableció un punto de no retorno en la
última Goyesca de Ronda. Pero tampoco pudo ser. La reaparición, por fin, pudo
verificarse en su Lima natal el 3 de noviembre de 2019, dando inicio a una
breve gira americana que no pudo tener continuidad en los ruedos de acá. Roca
había previsto su reaparición en las Fallas de Valencia y llegó a agotar todo
el billetaje antes de que la pandemia obligara a cancelar el ciclo valenciano y
empezara a cambiarnos la vida...para mal.
Pasaron los meses. Con la famosa ‘desescalada’
llegó también un soplo de optimismo al sector taurino. Las disposiciones de la
Junta de Andalucía permitían reanudar el espectáculo abriendo las plazas al 50%
de su aforo. Así se dieron los festejos de Osuna, Estepona, la miniferia de
Huelva... Pero la polémica interesada creada en torno a la corrida del Puerto
de Santa María llevaría a las autoridades de la Junta a recular. Antes se había
anunciado la vuelta de Roca Rey, una vez más, en la Goyesca y alternando, por
fin, con Pablo Aguado. Tampoco pudo ser...
Ahora hay quién quiere situar a Andrés Roca, no
sabemos con qué fundamento, en la órbita de Enrique Martín Arranz que, tal y
como declaró a ABC, no puede estar más encantado con la idea. Otra cosa será lo
que piense el torero que no ha dicho esta boca es mía sobre el particular.
Parece demasiado enrevesada –no imposible- esa teoría que quiere hilar la
aparición del nombre de Martín Arranz con aquella hipotética visita del peruano
a la finca de Talavante para –según la versión publicada por la compañera
Rosario Pérez en agosto de 2019- planificar estrategias conjuntas. Vaya usted a
saber... Talavante, que había liado el petate en El Pilar de 2018, anunció
vuelta y apoderamiento al estrenarse el año del covid. Tenía que haber sido de
la mano de Joselito –hijo adoptivo de Martín Arranz- y del difunto y recordado Joaquín
Ramos. Hubo planes, sorpresas... pero todo se marchó por el sumidero a la vez
que el virus tomaba posesión de la piel de toro. Dudamos que unas cosas y otras
tengan algo que ver pero tampoco tardaremos demasiado en saberlo. Eso sí:
Andrés Roca Rey aún va a tener mucho, muchísimo tiempo para pensarlo.
Desgraciadamente.
Una gran victoria moral
Pero la semana pasada también habíamos llamado la
atención, queriendo servir de humilde altavoz, sobre las justas
reivindicaciones de los hombres de plata, insólitamente orillados de todos los
programas de ayuda orquestados desde el Ministerio de Trabajo. Ya les contamos
que el banderillero Javier Gómez Pascual consiguió llegar hasta la ministra
Yolanda Díaz arrancándole la promesa y el compromiso de atenderlos. El
subalterno salió encantado pero la muy podemita ministra del ramo no tendrá
tiempo –si es que tenía intención- de hacerlo por propia iniciativa.
La oficina del Defensor del Pueblo se ha
adelantado a cualquier rectificación por parte de la señora Díaz. Su
recentísima resolución –ésa sería la tercera noticia- no ofrece lugar a dudas
aunque la caterva que nos gobierna acostumbra a pasarse leyes, instituciones y
hasta la más alta magistratura del Estado por el forro de sus ambiciones. En
cualquier caso, ahí están las perlas de dicha resolución, hablando de la
“interpretación restrictiva y poco ortodoxa desde el punto de vista jurídico”
por parte del SEPE en torno a la regulación de la prestación extraordinaria de
desempleo creada en el marco extraordinario de la pandemia. No sabemos si la
señora Díaz ha tomado ya nota...
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