Con el inicio y desarrollo de las Ferias de Olivenza
y Valencia
Convulso escenario taurino el que se plantea este año por ruedos ibéricos, en el inminente arranque de campaña este fin de semana. Foto: Mauricio Berho |
MADRID.- Este fin de semana, y tras los "aperitivos fríos" de Ajalvir y
Valdemorillo (ambos en Madrid), arrancará en Olivenza (Badajoz, oeste) y
Valencia (este) el gran circuito taurino
de 2014, una temporada que se presenta cargada
tanto de temores como de esperanzas entre las gentes del toro.
Los temores los sigue provocando una crisis económica que, igual que a
otros campos de la cultura, lleva
afectando seriamente al sector taurino desde 2008, cuando comenzó un acusado descenso de
festejos, que la pasada temporada
alcanzó cifras cercanas al sesenta por ciento.
En plena pérdida de poder adquisitivo del público en general, los
grandes costes de organización de
corridas y novilladas y la gran carga fiscal y social a que se ven sometidas hacen prever que ese descenso
continúe, aunque ya de manera leve,
durante la campaña de 2014. Sólo la rebaja del IVA cultural, que también
en los toros es del 21 %, anunciada sin fecha por el gobierno, podría ayudar a
frenar esa caída de festejos, pues no en vano el año comenzó con la
consideración legal de la fiesta de los toros como bien cultural a proteger, tras la aprobación el
pasado otoño de una nueva legislación taurina.
Pero al margen de aspectos políticos, y cuando las entidades públicas
van asumiendo la responsabilidad de
adecuar a la lógica los elevados cánones de
arrendamiento de las plazas de su propiedad, la situación más perentoria
se está viviendo en el campo bravo,
donde los ganaderos padecen muy duramente las
consecuencias de las crisis.
La subida de los costes de producción, así como la reducción de los
festejos y de los precios de venta del toro en el mercado, están obligando a la
inmensa mayoría de los criadores a una drástica reducción de ejemplares y de
vacas de vientre para frenar en lo
posible las dilatadas pérdidas de los últimos años. Mientras tanto, y como
parte positiva del panorama, está a punto de llegarse al acuerdo definitivo
para la firma del convenio colectivo del sector, después de dos tensos años de
negociación entre empresarios, toreros y subalternos para adecuarse, no sin
esfuerzos y renuncias, a la actual situación.
Pero lo que no parece resolverse, de momento, es el pulso de poder
planteado por cinco de las más importantes figuras a la empresa de la plaza de
toros de Sevilla (sur), que se ha visto
obligada a cerrar sin la presencia del quinteto los carteles de una Feria de
Abril, que se celebrará esta vez en mayo, para la que se prevé una pobre
respuesta de público.
La temporada ha arrancado, pues, con polémicas y desencuentros internos
en el sector, alarmantes en un
principio, pero que se antojan necesarios para reestructurar a medio plazo una
actividad cultural que tiene pendiente aún su
adaptación al siglo XXI. Aun así, varias figuras del escalafón llevan un
tiempo concienciados y esforzándose en modernizar su imagen y en acercar el
toreo al resto de una sociedad de la que
parece haberse alejado en los últimos tiempos por falta de presencia en
los medios de comunicación de masas.
En medio de este confuso y agitado escenario, mañana viernes dará
comienzo la Feria de Olivenza (Badajoz),
que, además de dos novilladas de mucho interés, ofrece dos corridas de toros en
las que estarán presentes precisamente los cinco toreros que este año no
actuarán en Sevilla: El Juli, Morante de la Puebla, José María Manzanares, Alejandro Talavante y
Miguel Ángel Perera.
Como cada año, convertido en un auténtico oasis taurino, el coqueto coso
extremeño se llenará de público en la cita que, desde hace ya varios años, se
ha convertido en el auténtico pistoletazo de salida de la temporada taurina
española. Y, justo al otro lado del mapa, la Feria de Fallas de Valencia
arrancará el sábado con otra novillada con picadores. Con la ausencia destacada
de Alejandro Talavante, el resto de las primeras figuras se anuncian en un
ciclo largo y bien rematado que ha provocado ya, según fuentes de la empresa,
una mayor demanda de localidades que en
anteriores ediciones.
Después de tantas señales de alarma, el sonido de los primeros clarines
parece haber despertado de nuevo el interés por los toros en este séptimo año
de la crisis, lo que, de confirmarse en las taquillas, sería el mejor dato para
mantener la esperanza. EFE - Paco Aguado
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