domingo, 23 de marzo de 2014

Fallas 2014: Lo que quedó en la memoria

Aunque El Juli fue el indiscutible triunfador, los aficionados recordarán más lo hecho  por Enrique Ponce, Finito de Córdoba, Morante de la Puebla y José María  Manzanares.

JOSÉ ANTONIO DEL MORAL

En el alto nivel general del ciclo, solamente falló la corrida de Zalduendo que arruinó  el muy anunciado cara a cara entre Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera pese  a la oreja que cortó el francés. En todo lo demás, la pasada feria fallera fue un  notabilísimo éxito tanto por el juego de los toros lidiados como por lo que  consiguieron los toreros.

Hasta las novilladas tuvieron resultados muy positivos – de El Torreón, El Parralejo y  Jandilla -, destacando el descubrimiento de una cantera con claro futuro. Entre los  más prometedores debemos nombrar a Posada de Maravillas, Cristián Climent,  José Garrido en los festejos con picadores, y al limeño Andrés Roca Rey que fue la  revelación más prometedora en la corrida matinal sin caballos. 

Respecto a las corridas de toros y siguiendo el guión de los premios concedidos por el Jurado de la Diputación de Valencia, las corridas más sobresalientes fueron la de Fuenteymbro y la de Victoriano del Río. La primera fue premiada como la mejor del ciclo y un toro de la segunda como el mejor de los lidiados. Se podrían haber intercambiado ambos premios o ganarlos ex-aequo. También fue muy buena para el torero, al menos en su mitad, la de Garcigrande que cerró la feria en la corrida de la “fartá”. Una singular hartura que no hartó a nadie porque esa tarde El Juli ratificó numéricamente su triunfo absoluto mientras Finito de Córdoba y Morante de la Puebla anduvieron sembrados. Tanto, que la gente salió de la plaza hablando más de ellos que del que salió a hombros. Y ello a pesar de que Enrique Ponce no pudo torear esa tarde por la terrible cogida que sufrió un día antes. Si a Ponce le hubieran tocado cualquier de los tres toros mejores del día grande, les habría cortado ese rabo que espera lograr en la plaza donde ha toreado y cortado más corridas y orejas que nadie. Y aún más. Porque, también por la cogida, no pudo torear al cuarto de la corrida de Victoriano del Río que mató El Juli en su sustitución.  También a este magnífico toro le habría cortado Ponce el rabo y quien sabe si hasta lo hubiera indultado.

No obstante el grave percance del gran torero valenciano, la única faena que pudo hacer fue declarada la mejor de la feria. Y así fue no solo a cuenta de la cogida que sufrió cuando ya había enterrado la espada en lo alto, sino porque además de resultar maravillosa, fue meritísima por la mala condición del  animal por el lado derecho. Ponce no dejó que el público viera el peligro que tuvo el  toro por ese pitón. Solo lo pudo ver cuando le cogió al entrar a matar. Y es que esta  vez no quiso que se le fueran las orejas por pinchar. Había brindado la obra a su  abuelo y no podía defraudarle. Decía la gente tras la cogida que quien le salvó la  vida fue Leandro desde el Cielo. Pero fue Dios quien no quiso llevárselo para  siempre junto a ambos.

No faltaron los que se mostraron disconformes con el premio a Ponce. Unos porque  no entendieron que, siendo El Juli absoluto triunfador, ninguna de sus faenas fuera  premiable. La verdad es que no lo fueron por esa manera tan feamente exagerada y  por nada natural ni en absoluto relajada con que torea actualmente además de estar  emperrado en mandar, no solo en el toro como suele. También resulta que, además,  quiere mandar en todo lo demás: en el toreo, en las empresas, en las ganaderías,  en los públicos, en la prensa, en la radio y en la televisión…Y en esto último algunos  pocos no nos vamos a dejar aunque haya intentado conseguirlo.

Otros aficionados opinaron que el premio a la mejor faena deberían habérselo dado  a Finito. La diferencia estribó en que en la faena de Ponce, además de resultar muy  bella, había que arreglar los problemas que trajo el toro, muy serios por el lado  derecho como ya está escrito. Mientras que el toro de Finito fue mucho más fácil y  sobre todo más dulce. El equilibro absoluto que Ponce dispensó entre el valor, la  inteligencia, la técnica más precisa, el temple incondicional y la factura artística de  su obra fue nítidamente perfecto. Y de ahí el merecidísimo premio otorgando por la  mayor parte de los jurados, extraordinarios aficionados y entendidos todos ellos.  Por eso ejercen de tales.

Do todo lo demás acontecido a cargo de los matadores de toros y con el respeto  que merecen muchos por lo que hicieron, también se recordará la gran faena que  hizo José María Manzanares a uno de los mejores toros de Juan Pedro Domecq en  tarde muy inspirada de Finito y de Morante – las faenas de ambos fueron sinfonías  incompletas – quien, igual que en la última corrida, toreó a la verónica como nadie lo  hizo y estoy por decir que ni antes ni después… El premio al toreo de capote se lo  llevó Morante de calle.

Sin olvidar y para que consten asimismo las faenas de Jiménez  Fortes, de Daniel  Luque y del rejoneador Diego Ventura, los recuerdos más imborrables de esta  estupenda feria fallera de 2014 quedarán para siempre sobre el ruedo de la calle  Xátiva.

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