El maestro de Chiva muestra su
satisfacción por engrosar la lista del Premio Paquiro de Toros gracias a su
lecciones magistrales del pasado agosto en Vista Alegre.
LUCAS PÉREZ
Madrid
«Ponce no es que sea una gran figura del toreo, es que es
Patrimonio del toreo». Las palabras de Felipe Lafita durante el fallo del VIII
Premio Paquiro de El Cultural de EL MUNDO no pueden definir mejor lo que
representa el maestro de Chiva. Un premio, el Paquiro, que premia el
acontecimiento del año, como fueron aquellas dos tardes bilbaínas de agosto de
2013, y que ha causado una «tremenda ilusión» a un hombre récord que lo ha
conseguido todo en los ruedos. Una satisfacción que dice mucho del prestigio
consolidado del galardón copatrocinado por CaixaBank y Telefónica.
P.- Las vitrinas de
su finca ya esperan al Premio Paquiro...
R.- Es un premio de gran importancia en el toreo y que me
llegue en un año en el que cumplo 25 temporadas como matador supone una
motivación extra de cara a mis Fallas y a mi regreso a Sevilla y Madrid. Quiero
agradecer al jurado que me haya elegido y a los responsables de crear y
mantener un galardón de esta categoría, que supone un apoyo impagable para la
Fiesta.
P.- ¿Cómo recuerda
las tardes del 19 y del 21 de agosto de 2013?
R.- Creo que la filosofía del premio lo dice todo: fueron un
acontecimiento. Dos tardes que me marcarán para siempre.
P.- Dicen los
presentes que dio marcha atrás en el tiempo...
R.- Fueron faenas muy distintas a toros muy distintos en las
que pude exponer mi filosofía del toreo. He podido evolucionar, pero la esencia
es la misma de siempre. Esas dos tardes pude disfrutar del concepto clásico con
el que concibo el toreo.
P.- Bilbao va unido a
su nombre en este reconocimiento como lo ha ido siempre a lo largo de su
carrera...
R.- Somos inseparables, y por eso me hace mucha más ilusión.
Bilbao fue mi trampolín desde que fui triunfador en 1991. Me lanzó como figura
y mis sensaciones allí siempre han sido únicas. Lo vivido es difícil
describirlo con palabras. Es un honor que el Paquiro vuelva a unirnos.
P.- ¿Qué representa
Bilbao en el toreo en general?
R.- Bilbao sostiene el peso del Norte. Es una plaza que
respeta al aficionado, al toro y al torero. Y lo hace manteniendo un equilibrio
perfecto en torno a la seriedad. Desgraciadamente, Illumbe ha caído y que
Bilbao se consolide en importancia año a año, estando tan cerca geográfica y
políticamente, dice mucho de cómo se trabaja allí. Ya he felicitado a Javier
Aresti, pero quiero felicitar de corazón al alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna,
que ha hecho tanto por su afición.
P.- Cuenta con 57
paseíllos en su haber, ha cortado 33 orejas, ha salido a hombros en cinco
ocasiones, ha dado la cara todo tipo de encastes... ¿Qué sería de Enrique Ponce
sin Vista Alegre?
R.- No me lo imagino porque ha marcado mi vida, mi profesión
y mi historia. Estoy agradecidísimo al cariño recibido durante tantos años.
P.- ¿Cómo se imagina
su adiós de esa afición?
R.- Si lo anunciara sería un día muy especial. Sería una
fecha con connotaciones emotivas muy diferentes a otras plazas, una mezcla de
tristeza y alegría pero seguro que sería un día muy bonito.
P.- En su temporada
25 como matador no faltará por supuesto, su cita con la negra arena de Vista
Alegre...
R.- Estamos empezando a hablar. Aún es pronto para saber si
iré a una tarde o a dos, o la ganadería o ganaderías con las que vaya a
anunciarme. Pero ya está en mi mente.
P.- Casi un cuarto de
siglo de alternativa y todas las empresas reclaman a Enrique Ponce para sus
plazas. ¿Cómo lo consigue?
R.- Mantengo la ilusión e intento mejorar día a día. Es
precioso que la gente te siga esperando igual y que te quiera ver después de
tanto tiempo. Ojalá sea un año muy bonito.
P.- Como para
presentar una temporada cerrada...
R.- Cada uno hace lo que le parece oportuno. No quiere decir
que esté mejor o peor, pero yo no puedo presentar una temporada cerrada si aún
no sé en qué plazas torearé en agosto o septiembre.
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