Indulto
de «Imperialista» de Los Ramírez por parte del diestro de Maracay
Así mismo se llevaría el
premio Tacarigua Taurino como triunfador del ciclo sanjosefino.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Ambiente grande el que tuvo como marco la
segunda y última función de la Feria de San José, donde los toros del ganadero
Ricardo Ramírez han ofrecido espectáculo, que no del todo se tradujo en apéndices
auriculares cortados. El fallo con el uso del acero privó de un triunfo mayor a
los diestros anunciados, contando en este caso el coleta local “El Califa de
Aragua” la suerte de encontrarse al bravo «Imperialista», quienes
protagonizaron el momento estelar del festejo.
El encierro hubo de ser remendado por un toro
de Los Aranguez, que abrió plaza y correspondió al veterano y fornido espada
tachirense César Vanegas, el cual desarrollo áspero comportamiento en la
muleta, no prodigándose de florituras el mencionado espada. Su segundo, quinto
de lidia, uno de los toros destacados del envío de Los Ramírez, permitió
explayarse con mayor naturalidad, en especial por la diestra donde a «Imperial»
Nº 205 se le aprovechó a placer en embestidas largas y templadas a ras de piso.
Una pena que con la espada emborronara dicho trasteo, incluso sufriendo el corte
de la palma de la mano izquierda, para ser ovacionado tras escuchar un aviso.
Gabriel Picazo no tendría posibilidades de
lucimiento con el mansurrón y aquerenciado que pecho en primer lugar de su
lote, donde la voluntad y tesón por agradar no quedaron en duda. Tras varios viajes
con el acero y el verduguillo, fue silenciado tras aviso, como de la misma
manera se repetiría ante el sexto de la función, donde la sosa y brusca intenciones
con las telas del burel no le permitieron resquicio alguno a lucirse al diestro
ibérico.
El sevillano Esaú Fernández volvía al ruedo de
Calicanto tras el triunfo del año pasado con esta misma ganadería, sacando
provecho a un animal de embestida cambiante por ambos pitones, donde la firmeza
del espigado coleta hizo ver mucho mejo de lo que en realidad pudo haber sido
en otras manos, donde la variedad y la improvisación fueron la tónica. Al segundo
viaje con la espada le envió a las mulillas sin puntilla, para cortar una oreja.
Su otra labor ante el séptimo, gozaría de altibajos, frente a un toro que no
del todo se entregó a los engaños, lo que hizo que por momentos su trasteo
perdiera intensidad ante el tendido.
Un vendaval de entrega y ambición, a veces
atropelladas, las que expuso ante su público y afición “El Califa de Aragua”,
para quien en su primer acto de la dilatada tarde, los mejores momentos se le
vieron en banderillas, tras compartir tercio con Vanegas. Luego su faena
muleteril bajaría enteros tras el ambiguo son en la embestida del astado, venciéndosele
por el pitón derecho en más de una ocasión. Sigue pendiente el mal uso de los
aceros de este torero, para terminar escuchando palmas tras un aviso.
Pero la suerte quiso que Ricardo Ramírez
dejara de cierre de festejo el bravo ímpetu de «Imperialista» Nº 207 de 435 kilos,
un rosario de bravura de principio a fin, que en la muleta del “acelerado”
torero iba a más tanto por la diestra como por la zocata, colocando unánimemente
de acuerdo a todo el conclave presente. La pañolada pidiendo su indulto no se
hizo esperar así como el dictamen del palco presidencial, para de nuevo volver
a los potreros de La Porqueras y con ello las dos orejas simbólicas a su
lidiador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario