Hoy es la efemérides de su alternativa en las
Fallas de 1990
Pocos toreros en toda la historia de la tauromaquia han logrado, como
Ponce, mantenerse durante más de dos décadas en primera línea y alcanzar las
altísimas cifras de actuaciones y de triunfos que ha registrado en su dilatada
carrera. Lo más destacable de ese cuarto de siglo "no han sido los números sino la intensidad que he mantenido en
veinticinco temporadas consecutivas, tanto en Europa como en América. Eso es
algo muy difícil de mantener durante tanto tiempo y sin interrupción",
señala el torero de Valencia.
"El secreto para
conseguirlo -añade-
es no aburrirse, mantener la afición intacta y un constante afán de superación
para mejorar y no estancarte. Son varios factores a la vez los que ayudan, pero
el más importante, evidentemente, es estar bien en la plaza e irte adaptando a
los tiempos para que la gente te siga aguantando".
Con la perspectiva que dan los años, el veterano espada asegura que el
toreo "no ha cambiado tanto en
dos décadas, pero sí que lo ha hecho el toro". "Por la exigencia de
los públicos -continúa- ha
habido una clara evolución, no en el tamaño pero sí en su comportamiento. En
mis primeros años, el toro se paraba y se caía más. Hoy, en general, está más
enrazado y por eso hay ganaderías que han perdido regularidad. Los ganaderos
han ido buscando más raza y más movilidad. Y si eso ayuda al toro bueno, y al
malo lo hace peor".
Dada esa mayor dureza del ganado -"que
sigue teniendo la misma edad cada temporada mientras que tú tienes más"-,
Enrique Ponce asegura que a sus 42 años, necesita mantenerse muy bien
físicamente. "Ahora me cuido
mucho -añade- y entreno más
que antes para luchar contra el paso del tiempo. Porque con el toro de hoy no
basta con la capacidad lidiadora, por mucha que tengas. Hay que estar muy
preparado".
Enrique Ponce, un torero de números records a lo largo de estas 25 temporadas que cumplió este domingo como matador de toros. Foto: EFE |
El torero de Chiva echa la vista atrás y distingue los matices de unas
etapas muy definidas que ha ido superando en su ya larga carrera. "Al principio -recuerda- la gente te perdona más porque eres novedad
y te esperan con ilusión. Luego pasa al revés, que las exigencias de los
públicos y de la prensa son mayores, te miran con lupa y llegan los palos. Pero
una vez lo superas y ocupas tu lugar en la historia, aunque te sigan exigiendo,
te reconocen y te respetan definitivamente. Aunque yo ya estoy en esa última
etapa y, en teoría debería estar disfrutando de mi profesión, sigo sintiendo
aún una gran presión, porque sé que tengo que dar la talla cada tarde. Me
siento más responsable incluso que en mis inicios, porque soy más consciente de
que no debo defraudar a la gente que me espera", continúa.
En esta temporada de sus bodas de plata con la profesión, Ponce
regresará a las dos plazas más importantes de España, las de Sevilla y Madrid,
de las que ha estado ausente dos y cinco años, respectivamente, y donde cree
que el público le recibirá "con
respeto". "En Sevilla
cuento con ello, por el propio talante del público, pero también en Madrid. Aunque
la plaza de Las Ventas sea tan dura con las figuras, yo particularmente siempre
he sentido allí ese respeto y ese saber valorar lo que sucede en el ruedo",
reconoce.
Llegada esta temporada, que marca una cifra redonda en su carrera, el
maestro de Chiva asegura que no piensa aún en la retirada, pero tampoco en
seguir toreando mucho tiempo. "La
verdad -explica- es que no
pienso en nada de eso, solo pienso en esta temporada, en el día a día. En mi
vida solo me propuse, realmente, llegar a los veinte años de alternativa y ya
lo he conseguido. No tengo más metas fijadas. Mientras me encuentre bien, lo
sienta y las circunstancias de la vida me pidan que siga toreando, ahí
estaré".
"Aun así -insiste- eso lo iré viendo año
a año. Porque quién sabe: a lo mejor esta puede ser la última temporada de
todas. Pero, sinceramente, no lo sé. Mientras dure la ilusión..."
Al hacer balance de estos veinticinco años de matador, Enrique Ponce
cree que, por encima de los números y de los récords conseguidos, que no es algo
que él se "haya propuesto" y
que incluso a él le "ha sorprendido", se ha sentido torero
por encima de todo. “Torero -matiza- en el mejor sentido de la palabra, en lo
que significa disfrutar de vestirse de luces y de afrontar las
responsabilidades de una figura, que es el papel que me ha tocado desempeñar en
todos estos años, con una gran responsabilidad dentro y fuera de los ruedos. Pero,
sobre todo, mi gran satisfacción es haber hecho feliz a mucha gente que se ha
emocionado conmigo. Con eso creo que ya he conseguido mucho y es lo mejor que
me llevo de estos veinticinco años en la profesión", reconoce
Enrique Ponce para finalizar. / EFE - Paco Aguado
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