PACO AGUADO
Las últimas semanas en España han sido de mucho trabajo para los
gabinetes de imagen y de prensa de algunas figuras del toreo. Como si se
tratara de una competición, los colaboradores de José María Manzanares, de El
Juli y de Morante de la Puebla se han afanado casi a contrarreloj en la
organización de los distintos actos en que sus representados presentaban, de
manera inédita en el toreo, sus planes para la temporada de 2014.
José María Manzanares abrió el fuego citando a la prensa taurina para
una jornada de campo en la ganadería salmantina de Domingo Hernández, en una
plaza a cubierto del frío y de la lluvia que en estos días ve pasar en turnos
de mañana, tarde y hasta noche a todas las principales figuras en su
preparación con toros a puerta cerrada.
El de Alicante llevó al tentadero a chavales de escuelas taurinas, toreó
su novillo y sus vacas, se sumergió en una larga tanda de entrevistas y luego
"echó de comer" a los asistentes para decirnos… poco más o menos lo
que ya sabíamos, sin novedades. Mejor el continente que el contenido.
También es cierto José Mari estuvo mucho más accesible, distendido y
cercano con la prensa que durante los meses de temporada, marcando tal vez su
nueva estrategia de imagen diseñada por la empresa Globomedia, que representa a
muchos de los más famosos actores, presentadores y artistas de la actualidad y
que este año se estrena con él en el mundo del toro.
Lo de El Juli fue a lo grande. Para la ocasión convocó a las más
variadas gentes del mundo del toro en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, uno
de los centros más relevantes de la cultura madrileña, para presentar su
temporada y sus "sueños" de 2014.
Periodistas famosos guiando la gala, un cantante de moda amenizando el
acto, vídeos, sus planes ambiciosos fuera de los ruedos, los chavales de su escuela,
los novilleros a los que dará la alternativa este año, su equipo al completo…
llenaron durante más de una hora un acto para el que se pedía respetar la
etiqueta y que se prolongó con un largo cóctel en la noche madrileña.
Y, por último, Morante, que eligió Joy Eslava, una de las eternas
discotecas de moda del Madrid canalla, propiedad del muy taurino y ganadero
Pedro Trapote. Distinto a todo y a todos, y tras la proyección de un magnífico
video, el de la Puebla apareció tras el telón al estilo de James Bond, con un
traje negro y una pajarita con brillos mientras recogía ramos de romero y le
echaban flores sobre la pasarela. Cosas así sólo pueden ser vistas con
naturalidad si se trata de Morante.
También José Antonio dio turnos de entrevistas, con su voz pausada y
meditada, se rodeó de ciertos famosos y le puso música al evento, evidentemente
flamenca, para dejarnos claro su lema de que "El arte no tiene
miedo", ni siquiera a la prensa ni al ridículo, y para decirnos las
treinta plazas donde actuará esta temporada.
Una de las novedades es que a todas ellas las que acudirá un autobús
fletado por sus patrocinadores mexicanas con el que se difundirán distintas
actividades de promoción y marketing que, la verdad sea dicha, cuadran poco con
el misterio clásico que envuelve el toreo y la figura del sevillano.
El caso es que, lamentablemente, todos estos esfuerzos más o menos
brillantes han tenido una muy escasa repercusión en los medios generalistas.
Aunque los limitados medios taurinos les dieron generosos espacios, de nuevo
los intentos del toreo por trascender las fronteras de lo doméstico se vieron
frustrados y no encontraron eco allí donde más se necesita.
Como en un circuito cerrado de televisión, las presentaciones de tres de
las máximas figuras del momento, intentando con muy buen criterio actualizar y
modernizar su imagen, se vieron sólo dentro del gueto en que los grandes medios
tienen recluido al toreo desde hace años.
Duele comprobar cómo el gran empeño de los profesionales –María Penedo, Alberto Talavera, Ana Perals,
José Ramón Lozano, Lola Montes…– que se encargaron de organizar unos eventos
originales y adaptados a los tiempos y a las modas no ha pasado de ser una
deslumbrante pero poco efectiva comunicación interna dentro del propio mundo del
toro.
Pero, por mucho que las facciones más reaccionarias de la afición y de
la crítica los hayan criticado y ridiculizado, hay que seguir animando a las
figuras a trabajar en esa senda, sólo que alentándoles a que lo hagan con una
mente más abierta, a ser más ambiciosos, a pensar a lo grande, a hacer un
esfuerzo mayor para poder superar con holgura las altas barreras que tienen
aislado el espectáculo del resto de la sociedad.
Igual que con el novedoso spot televisivo que Díaz Yanes le grabó a
Talavante para su encerrona con los "victorinos" en Madrid el año
pasado, se trata de entrar en las televisiones en horario de máxima audiencia e
impactar a las gentes con la gran capacidad expresiva del toreo, que, en ese
sentido, refleja de manera soberbia el video promocional que ha rodado Morante
y que será una pena que se quedara para consumo interno.
Y se trata también de romper fronteras en Internet, sin limitarse y
conformarse con los estrechos circuitos taurinos, sino tomando una estrategia
más agresiva y más ambiciosa en las redes sociales, invadiendo el inmenso
espacio abierto de la red con toros y toreros.
Claro que para eso no basta con el generoso pero limitado esfuerzo de un
puñado de toreros. Las grandes empresas que se van a beneficiar de esta promoción,
y las únicas que pueden sumarse económicamente, han de implicarse en ello y
mentalizarse, de una vez por todas, en hacer una inversión de futuro a través
de las infinitas posibilidades que, todavía, le ofrece al toreo el mundo de la
imagen.
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