viernes, 14 de marzo de 2014

Manuel Escribano: «Quiero empezar a torear para mí, para disfrutar cuajando un toro»

El sevillano debuta hoy en Valencia en la sexta de la Feria de Fallas.
ISMAEL DEL PRADO
Madrid

Dicen que la primera impresión es la que cuenta. Pálpitos. Corazonadas. Amores a primera vista que perduran hasta la eternidad. Manuel Escribano sintió ayer algo parecido. Apenas habían pasado diez minutos desde que Jiménez Fortes salía en volandas por la Puerta Grande y el sevillano lo tenía bien claro. «Me ha encantado el ambiente, aunque hubiera poco público, la afición es buena, entendida, y hoy se ha demostrado que responde, que se emociona cuando ve a un torero entregado... Es una gran plaza», resumió camino de la habitación de su hotel. Allí velará armas hasta la hora del café. Después, a las cinco, trenzará el paseíllo en el coso de Monleón junto a El Cid e Iván Fandiño para lidiar un encierro de Jandilla. Es su debut en Valencia, donde ni siquiera se pudo estrenar como novillero.
«Estoy muy ilusionado por lo que supone llegar aquí por primera vez, el trabajo que ha habido detrás hasta alcanzar el paseíllo de hoy, tengo mucha fe puesta en la corrida, en que se pueda mover y me deje expresar detalles diferentes a lo que la gente está acostumbrado a verme, porque ya me va tocando empezar a torear para mí, disfrutar cuajando un toro y enseñarle al público la dimensión real de Manuel Escribano», reflexiona.

El torero de Gerena, pese a todo, tiene claro su papel. «No soy un desagradecido, ni tengo miedo a que me encasillen en ese tipo de corridas duras, de hecho las voy a seguir matando, sé de dónde vengo y que es la etapa que ahora me toca vivir, estoy en otro escalón diferente al que ocupaba cuando empezó la temporada pasada, por eso tengo que seguir progresando, dar ese plus de calidad y emoción para que los peldaños sigan cayendo», analiza antes de compactar el discurso: «Asentarse y avanzar».

Para ello, el primer escollo es Valencia y en un cartel «bonito». De los que atraen. «Es una corrida muy interesante y una combinación que, hasta ahora, apenas se ha podido dar con una figura consolidada como El Cid, que tiene una facilidad asombrosa para cuajar los toros y con otra que no para de crecer, sale a morir cada tarde y pelea como si no hubiera mañana... Bueno, yo tampoco quiero ser menos, quiero presentar batalla, así que los tres vamos a salir arreando seguro», vaticina, convencido de sus posibilidades.

Y es que Valdemorillo, hace un mes largo, cargó de moral al diestro sevillano. «El balance tuvo de todo, agridulce si nos ceñimos a los dos festejos, muy bien el primero y una segunda tarde sin más, en la que no embisten los toros y no pasa nada, pero para mí su valor está por encima de todo eso... Era mi reaparición y me demostré a mí mismo y a la afición que mentalmente estoy como antes de la cornada, que no hay secuelas», zanja con rotundidad.

Tras Valencia, llegará el turno de Sevilla. Cuatro tardes cuatro. Gesto que sólo igualará precisamente uno de sus compañeros de esta tarde, El Cid. Si Canorea pidió que los toreros sevillanos «se echaran la feria a la espalda», Manuel Escribano recogió el guante: «Es una responsabilidad muy grande, pero bendita responsabilidad... Estoy muy contento por haber firmado esa feria, si me lo dicen hace un año... En general, con la preciosa temporada que voy a echar, porque es la que siempre he soñado».


Por último, ciñéndose al primero de esos cuatro paseíllos, el Domingo de Resurrección, el joven torero banderillero está seguro de que «es un día ideal para demostrar muchas cosas». «El cartel está repleto de alicientes: una fecha tan especial en el calendario taurino, en Sevilla, con dos toreros de Gerena, que seguro habrá rivalidad entre nosotros, con toros de Miura, algo fuera de lo habitual porque no se producía desde los años 40... Será muy interesante para el aficionado», concluye.

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