La publicación especializada Prensa
económica, que se edita en Argentina –país donde también
tiene negocios Bailleres-- y que dirige el periodista Jorge Amorín, en su
sección titulada "Empresarios top", trazó hace en 2007 un detallado
perfil del presidente del Grupo Bal. (Entre paréntesis, a esta revista
pertenece la caricatura que se ha publicado en España del empresario
Bailleres). El texto entonces publicado, con el título de "Un torero de
los negocios" es el siguiente:
Servicio de Documentación
“Don
Alberto” Baillères González,
como lo llaman en su México natal, es fanático de los toros, pasión que lo
llevó a comprar la Plaza de Toros “Alberto
Balderas” de Ciudad Juárez, en México. También es aficionado a los
caballos, por lo que cuenta con un establecimiento de cría llamado “Begoña”; y suele participar de
distintos torneos de golf.
Pero más allá de gustos personales, lo cierto
es que este mexicano de 74 años es conocido por “tomar el toro por las astas” en cuanto a negocios se refiere, al
liderar la segunda corporación empresaria más fuerte de México. Se trata del Grupo
Bal, que factura más de U$S 9.000 millones en ventas al año y emplea
al menos a 28.000 personas.
Las principales empresas que la integran son Peñoles,
la mayor productora de plata del mundo -entre otros metales; la compañía de
seguros Grupo Nacional Provincial (GNP); las tiendas de muebles,
electrodomésticos y vestimenta Palacio de Hierro; y las acciones de la
más importante productora de gaseosas y cerveza en Latinoamérica, FEMSA
(responsable, por ejemplo, del embotellamiento y distribución de la marca Coca Cola en la Argentina).
Baillères es el
segundo hombre más rico de México después de Carlos Slim, con una
fortuna personal valuada en 5.000 millones de dólares. Por eso ocupa el puesto
158 entre los mayores millonarios del mundo, según el listado de Forbes editado en 2007.
La historia “Don Alberto” comienza, como en la mayoría de las empresas
exitosas del continente, con un legado familiar. Su padre, Raúl Baillères
Chávez, había sido pionero en la puesta en marcha de distintos
emprendimientos vinculados a la industria y las finanzas a principios del siglo
XX.
FINANZAS
Y BURBUJAS
Raúl Baillères Chávez, que vivió entre 1895 y 1967, es conocido en México por haber sido
banquero y empresario. Comenzó desde muy joven en los negocios de su padre,
quien se dedicaba al comercio de semillas, conservas y legumbres.
Cuando tenía 20 años probó suerte en Ciudad de
México, donde consiguió un primer trabajo en los negocios de una familia
conocida, los Lacaud. Su habilidad para los números le permitió luego
emplearse en el Chase Manhattan Bank y obtener más tarde la
representación del Equitable Trust Co., desde donde aprendió y se empapó
en los secretos de la industria minera, sobre todo en la exportación de plata,
oro y otros metales.
Allí vio una oportunidad. Por eso, en 1919 se
asoció con el estadounidense John B. Glen para financiar la actividad de
pequeños mineros y buscadores de oro, a quienes además les compraban los
metales. Luego nació Metalúrgica
Mexicana Peñoles, a través de la fusión en 1961 de dos antiguas
empresas: la Compañía Minera de Peñoles, S.A. y la Compañía
Metalúrgica Peñoles, S.A. Esta gestión financiera fue motorizada por Raúl
Baillères, quien quedó a cargo de la presidencia de la compañía.
Paralelamente, en esos tiempos se fundó el Banco
de México y más tarde el Banco de Crédito Minero y Mercantil (luego
rebautizado como Banca Cremi), al que se le otorgó la primera concesión
financiera especializada en minería.
El segundo gran negocio llegó en 1941, cuando Pedro
Baillères -junto a otros inversionistas- adquirió la Cervecería Moctezuma, conocida, por
ejemplo, por la burbujeante cerveza Carta
Blanca. Más tarde la firma pasó a manos del grupo FEMSA, donde
la familia Baillères conserva sus acciones, y desde donde se maneja para
Latinoamérica no sólo el mercado de cervezas sino también el de gaseosas, entre
ellas Coca Cola.
También en su tren de compras, Don Raúl
adquirió junto a sus socios las famosas tiendas El Palacio de Hierro, donde se vendían productos para el hogar
y ropa de marcas conocidas para los sectores medios y altos de la población.
INESPERADA
TRANSICIÓN
Luego de la muerte del patriarca del Grupo Bal, el mayor de los herederos
tomó el curso del negocio, pero murió muy pronto. Su hermano Alberto
Baillères, quien seguía en la línea de sucesión, asumió la presidencia del Grupo Bal.
Alberto había
estudiado en Estados Unidos, y posteriormente en el Instituto Tecnológico
Autónomo de México (ITAM), creado por su padre y otros empresarios. A mediados
de los 50 Alberto ingresó al Banco
de Comercio, hoy conocido como Bancomer;
y también ocupó cargos en Cervecería
Moctezuma, donde empezó como vendedor.
Sin embargo, como presidente del Grupo Bal, la primera dificultad que
debió afrontar Alberto fue la entonces estatización del sistema bancario
por el presidente José López Portillo, en 1982. Baillères y los
accionistas perdieron Banca Cremi, una de las principales entidades de
México. Sin embargo, pese a este escollo no abandonó el país, sino que siguió
invirtiendo en el resto de los negocios.
Con una personalidad de más bajo perfil que su
padre, Alberto incursionó también en otras ramas financieras, como los
seguros. Así adquirió otra empresa histórica de México, el Grupo Nacional
Provincial (GNP). Hoy esta firma está diversificada en primas para vida,
retiro, salud, patrimonio, prendarios, etc.
Por su amor hacia los toros y la actividad
ganadera, el empresario incorporó nuevas ramas al conglomerado: entre ellas se
destacan la producción lechera y de productos derivados, la cría de ganado de
engorde, el desarrollo de ejemplares equinos, la cría de toros, así como
también la producción y comercialización de productos forrajeros y hortalizas.
El ganado en pie, además, se exporta hacia Estados Unidos.
ÚLTIMOS
AVANCES
El 2007 fue sido un muy buen año para el Grupo Bal. Sobre todo por los
resultados de la minera Peñoles,
que sigue recibiendo los beneficios del incremento internacional del precio de
metales como plomo, plata y zinc. De hecho, ante la mayor demanda, la empresa
aumentará la producción a niveles históricos: se invertirán unos 350 millones
de dólares en la termoeléctrica Peñoles
de San Luis Potosí para pasar, en cinco años, de una producción anual de 75 a
100 millones de onzas de plata.
En contraste, GNP decidió desprenderse de algunas actividades, como la
cobertura de riesgos por huracanes, y disminuir su exposición en la cobertura
automotriz, lo que implicó el cese de una quinta parte de su personal.
Otra de las empresas que sigue creciendo es El Palacio de Hierro, que ya cuenta
con 10 sucursales, y que acaba de firmar un acuerdo con los chilenos de Ripley para llegar al segmento medio
y bajo de la población, tanto con productos como con servicios financieros
(préstamos personales y tarjetas de crédito).
Ambas planean invertir 400 millones de dólares
en cuatro años a través de una nueva cadena minorista, que será en un 52,5 % de
la familia Baillères; y el resto de los Calderón, dueños de Ripley.
Las primeras inversiones apuntarán a la compra
de terrenos y espacios para establecer sus tiendas, las cuales se ubicarán en
principio en la zona metropolitana y el Distrito Federal, para posteriormente
incursionar en ciudades como Puebla, Cuernavaca y Querétaro.
La era Alberto Baillères frente al Grupo Bal ha sido caracterizada por
el fortalecimiento de los negocios históricos de la compañía (metales, retail y
bebidas); y la incorporación de pocos pero rentables actividades: agro y
seguros.
A los 74 años, Don Alberto sigue al frente de su incansable tarea, y asegura
que sus siete hijos compiten por la sucesión al igual que el resto de los
directivos no familiares de la compañía.
Sin embargo, Alejandro Baillères es el
que, hasta ahora, se perfila con más posibilidades: ya ocupa la gerencia
general de GNP y está casado
con Sofía Aspe, la hija del ex secretario de Hacienda de México Pedro
Aspe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario