La miniferia novillera de
Fallas se salda sin revuelo ni noticia mayor. Ganado desigual de Jandilla –dos
toros buenos-, entrega de Chover, calma de Campos y ganas de Soler.
Jesús Chover |
BARQUERITO
Fotos: EFE
LA TERCERA DE LAS
tres novilladas de Fallas fue de jandillas.
Cuatro, con el hierro de la estrella, que es ahora seña de Jandilla y fue en su día de una de
las ramas de Saltillo; dos,
con el de la T mayúscula y el título de Vegahermosa.
Los unos, de Borja Domecq; los otros, de sus hijos. El programa de mano
y el tablón de anuncio de peso, divisa, número y nombres dieron a los de Vegahermosa nombres femeninos: «Estornina» y «Holgazana». Nombres de vaca. Una rareza.
Los vegahermosas
fueron más astifinos, ofensivos y fibrosos que los jandillas. El sexto lucía hirsuto moño rizado, que en tiempos era
común en Jandilla. Sería pelo
de invierno. Los dos primeros jandillas,
gachitos, se ahogaron con dos carreras. Los dos últimos, cuarto y quinto de
festejo, pelearon con alegría. El cuarto, picado muy trasero, enterró pitones y
llegó a revolcarse a la salida de un muletazo de tirón, pero se empleó sin
desmayo; el quinto, de muchos pies, derribó estrepitosamente en la primera
vara, un caballo resabiado se hizo el muerto y se saldó tercio con un segundo
puyazo muy trasero. Este torito tuvo temple por la mano izquierda.
El primero de los vegahermosas tuvo de salida rebote triscado y caprino, pareció
derrengado, sacó más nobleza que fuerza. El sexto, que vino al caballo a gatas
–señal de voluntad-, fue toro a su aire, un punto pegajoso, no llegó a verse
propiamente bien. Las tres novilladas falleras han sido de sangre Jandilla. Fuente Ymbro, El Parralejo y esta última. Marzo es un mes
temprano para los novillos y eso se acusa. Ha habido decepción general. Sin
viento, tan condicionante, tal vez cuarto y quinto de Jandilla habrían lucido bastante más. Y el primero de los dos
de Vegahermosa, también. Sólo
que el primero, imberbe, inofensivo, sumiso y llorón, y el segundo, aplomado y
desinfladíto, dejaron marcada la cosa. Si se echa mano de un vieja frase de
recurso, se diría que la novillada fue… desigual. Porque lo fue.
Quien más bulló, incansablemente, fue el
torero de la tierra, Jesús Chover, de Benimamet, en la periferia de
Valencia capital. Largas cambiadas de rodillas, faroles de rodillas también,
muletazos de hinojos en el primer turno. Y casi el mismo repertorio en el
segundo, que, a favor de toro, salió más logrado porque el toro tuvo mucha más
conversación y más gana de pelea. No volvió la cara Chover, sino todo lo
contrario. Compartió tercio de banderillas con Vicente Soler en los
cuatro toros de sus lotes y dejó claro que con los palos arriesga aunque cuadre
y saque los brazos antes de tiempo. Valeroso, animoso, despejado, descarado –hasta
un intento de par de banderillas al quiebro y de rodillas-, se fue a los medios
con el cuarto, le hizo seria faena y le pegó algún muletazo bueno sin echarse
atrás ni perder pasos. Pero no pasó con la espada.
Lo más clásico y de más asiento corrió a cargo
de Tomás Campos, extremeño de Llerena, tierra de iluminados y
heterodoxos pero tierra taurina también. Tomás es de valor sereno sin
aspavientos –ni un gesto de más-, va y sale con elegante sigilo, es calmoso y
hasta parsimonioso toreando, se encaja con genuina firmeza, sabe colocarse,
maneja engaños con suavidad. No contó nada de lo que hizo al segundo, que tuvo
algo de toro inexistente, pero sí se dejaron sentir sus claros modos con el
quinto a pesar de que el viento no le dejó salirse de rayas: toreo al natural
de buena factura, cites con el medio pecho, toques que son enganches, toreo por
abajo y rimado, lo que se llama buen gusto. Y una faena demasiado larga y que
pecó de fría de puro equilibrada.
Era solo la segunda corrida de Vicente
Soler, castellonense de Burriana, que debutó con caballos el pasado
miércoles en Castellón. No se entendió con el sexto, pero sí con el tercero. Un
toque de arrebato, porque como casi todos los toreros nuevos tiende a torear
deprisa; más corazón o ganas de ser que oficio. Y sorprendentes logros también:
el toreo a la verónica de buenos brazos y fino temple, temple también al
echarse a la izquierda la muleta y acoplarse, una estocada más que notable y
recursos de banderillero que entra en suerte muy directo pero sale apurado por
sistema. Estaba gente de Burriana en un tendido de sol y jalearon la cosa.
También un anónimo Farina se arrancó por lo bajini y lo altini para
ponerle un toque diz que flamenco a la tarde fría. Unos de Benimamet habían
llevado a la plaza un blanco gallo de brillante cresta roja y, aunque Chover
perdió por la espada un triunfo, el gallo llegó hasta el ruedo. No le dejó
remontar el vuelo un banderillero listo.
POSTDATA PARA LOS ÍNTIMOS.- Viniendo de Castellón, se
divisa desde Massalfafar una especie de barrera de ladrillo y cemento que
parece un rompecabezas. Es el perfil norte de Valencia. La "skyline".
La Huerta famosa no se deja ver por el trazado del ferrocarril de Cartagena a
Port Bou-Cerbere. Si se quiere ver esa famosa Huerta hay que tomar los trenes
metropolitanos que va a Meliana, Rafelbunyol, Foios y demás. Trenes viejos.
En la
puerta de Autoridades de la plaza estaba con gesto feliz El Soro, que
fue el auténtico torero de La Huerta: temerario, banderillero audacísimo,
muletero sencillo y directo, pero amigo de ponerse de rodillas. De rodillas
este Chover tan voluntarioso, que no es torero de Huerta sino de
Periferia, que no es lo mismo. La periferia es la muralla de cemento. No
confundir Benimámet, con acento árabe en la á, con Benimasclet, que es el
pueblo de Román. Este Román andaba con el brazo en cabestrillo
por las nayas de sombra y cerca del palco de prensa. Ni de la Huerta ni
periférico. Tengo la sensación de que va ser un torero grande. Mañana torea la
corrida de Adolfo Martín el penúltimo torero de la Huerta: David Esteve.
FICHA
DEL FESTEJO
Cuatro novillos de Jandilla (Borja Domecq)
y dos -3º y 6º- de Vegahermosa (hermanos Domecq Noguera). Cuarto
y quinto, de más cuajo que los otros, dieron juego. El tercero tuvo su
electricidad. Mansitos los dos primeros. Inédito el sexto.
Jesús Chover, de púrpura y oro, silencio y
saludos. Tomás Campos, de añil y oro, silencio y saludos tras un aviso. Vicente
Soler, de grana y oro, una oreja y palmas.
Lunes, 11 de marzo de 2013. Valencia. 3ª de Fallas. 3.000
almas. Fresco, algo de viento.
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