El de Chiva toreará hoy su 23ª corrida consecutiva el día
de San José en Fallas
Son 24 años consecutivos haciendo el paseíllo
en las Fallas, 23 en el día de San José. En total, más de cien tardes en
Valencia, de donde ha salido a hombros en 37 ocasiones. Las cifras de Enrique Ponce
en su plaza, su tierra y su casa son más que significativas. No se entiende una
feria fallera sin él, ni tampoco ese día grande de San José. Es la pieza que no
debe faltar y que sostiene ese pilar de figuras que abrocha el abono fallero.
“Es una
feria que me trae recuerdos muy bonitos de siempre. Desde que tomé la
alternativa no he fallado, son 24 años consecutivos los que llevo anunciándome
en Fallas. Además, será mi corrida de San José número 23 que toreo de manera
consecutiva, ya que salvo el 19 de marzo de 1990, que fue la feria en la que
tomé la alternativa, no he faltado a ninguna cita con ese día tan importante.
El 19 de marzo es una fecha emblemática en mi calendario y para la plaza de
Valencia, el ritual es que Enrique Ponce toree en Valencia. Es muy difícil
después de tantos años mantener ese interés en un día tan especial”. Son palabras de Enrique Ponce, que bate récords de cifras en su
tierra. Al hilo de la estadística, después de todos estos años, será la primera
vez que únicamente esté anunciado una tarde. Ponce se muestra comprensivo al
respecto: “La empresa este año ha
decidido que no repitiera ningún matador y he entendido su postura y la
situación del momento. Será la primera vez que toree una sola tarde en Fallas
ya que siempre he estado anunciado tres tardes y estos últimos años dos.
Después de tantos años creo que está bien venir una tarde, tampoco me he
empecinado en que sean dos”.
EL
RABO SE RESISTE
Son muchos los hitos que ha conseguido Enrique
Ponce en Valencia, pero hay uno que se resiste y que tiene entre ceja y ceja:
cortar un rabo. “Cada vez que hago el
paseíllo tengo en mente cortarlo. He estado a punto de tenerlo en mis manos en
dos o tres ocasiones pero por culpa de la espada se me escapó. Sería muy bonito
poder conseguir ese premio. Sé que es muy difícil pero no imposible. Ahora mismo
me encuentro muy bien, muy fuerte y con mucha ilusión, que es muy importante
para que pueda ofrecer unas grandes Fallas. Quiero que la gente salga
satisfecha de la plaza, orgullosa de que Enrique Ponce siga llevando bien alto
el nombre de Valencia”.
Ponce es consciente de que en Valencia, “se me exige más que a nadie, pero cuando se
entregan, también lo hacen más que con nadie. Siento un cariño muy grande de la
afición y de la gente, no sólo en la plaza sino también por las calles cuando
voy por Valencia paseando con mis hijas y mi mujer, y eso es muy bonito”,
concluye un emocionado Ponce. Jorge Casals / Redacción APLAUSOS
JUAN
PEDRO DOMECQ: "Busco un toro con más poder pero con la clase de
siempre"
Ponce, Morante y Luque cierran hoy la Feria de
Fallas de Valencia. Lo harán lidiando una corrida de toros de Juan Pedro Domecq. “La feria tiene la dificultad de que los toros han de llegar con el
peso necesario en el mes de marzo. Valencia siempre se ha caracterizado por
exigir un determinado volumen y eso, en el caso de las Fallas, hace que en la
ganadería tengas menos donde elegir”. Juan Pedro desvela que el filtro para
componer el encierro ha sido la báscula: “En
el campo han de pesar en torno a 520 kilos. En el traslado pierden, como los
humanos, sobre un 5% de su peso, unos 20 ó 25 kilos, pero un día después los
toros beben y recuperan quince. El problema es que en las plazas los pesan
justo a la llegada, que es como pesar a un hombre que llega a un sitio
deshidratado, sin comer y sin beber”.
La corrida, “pareja en la forma de pitones”, está compuesta por el 89-Deriva, “un toro negro, muy hondo y rematado, hijo del 38-Bonito, toro ya
muerto que curiosamente ha dado muy bien en machos, transmitiendo una gran
profundidad y clase, y en hembras mal”; el 99-Flechilla, “jabonero,
cinqueño, el más serio de la corrida, estrecho de sienes pero con un pitón
hacia arriba, con buen cuello… El padre, Viandero, también muerto, es otro de
los que han sido básicos en la ganadería”; el 108-Flechilla, “jabonero y
hermano de madre del 99. Hijo de un toro nuevo, otro Bonito, este número 171,
al que sólo le he visto un novillo y salió bueno. En hembras le he visto más
productos y ha resultado bien. Veremos qué pasa con este primer toro hijo suyo”;
el 125-Arrempuja, “castaño, toro de una gran vaca, de la que
tengo dos sementales cubriendo. Es hijo de un toro que ya queda muy poco y dio
más desigual”; 140-Desgreñado, “negro burraco y proveniente de una de las
grandes familias de mi casa. Es hijo de otro toro muerto de muchísima clase”;
el 164-Criadera, “negro mulato chorreado, hermano del toro de Parladé que lidió el año
pasado en Fallas Talavante y al que le cortó una oreja”; y, por último, el
134-Ruiseñor, “de una de las reatas más clásicas de la ganadería, la de los pájaros”.
El ganadero espera comenzar a ver los
resultados que anda buscando mediante su proceso de selección: “La ganadería está en plena transformación.
Ando buscando un toro que tenga más poder pero que mantenga la clase propia del
toro de Juan Pedro. Es una labor ardua y lenta, pero ya se han visto algunos
resultados. En Valdemorillo, por ejemplo, se vio en algunos toros lo que estoy
buscando. Y Parladé también sigue esa línea”. Luego, por otro lado, “espero haber acertado en el manejo, que
creo que sí puesto que todos los toros que he lidiado este invierno a puerta
cerrada estaban sanos y fuertes”. Ángel Berlanga / Redacción
APLAUSOS
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