Un millón de dólares. Eso es
lo que dice Alberto Bailleres que pretendía cobrar José Tomás la tarde de su
reaparición, a la hora de justificar la frustrada contratación del de
Galapagar. El torero, en cambio, afirma que de dinero ni se llegó a hablar en las
negociaciones. A los efectos que de verdad interesan resulta indiferente esta
disparidad de posiciones. Lo trascendente es que el Arte del Toreo anda
rondando la mítica cifra del millón de dólares. El día que eso ocurra, y en una
sociedad de orden planetario podría no estar tan lejano, la Tauromaquia se
habrá situado en otra frontera. Por decirlo coloquialmente, el arte de los
ruedos habrá comenzado a codearse con los más grandes del Arte en general, esos
que compiten en lugares emblemáticos como Sotheby´s o Christie´s.
Bueno será para la Fiesta el día en el que a un torero le paguen 1 millón de dólares. |
ANTONIO PETIT CARO
Debo reconocer que me parecía muy bien que sea
un torero el español el que volviera a establecer el record del mayor contrato
de la historia. Sería más que un record; constituiría un nuevo horizonte del
toreo, un Arte grande que siempre ha escrito a golpe de hitos que antes de
materializarse parecían imposibles.
Como cuando Manolete sitió el listón en por primera vez en las 100.000
pesetas de los años 40; como cuando Antonio
Ordoñez firmó aquella célebre exclusiva de 40 corridas/40 millones en los
años 60; como cuando “El Cordobés”
acuñó su celebrada expresión de “un
kilo” por corrida y el pleno de los grandes empresarios peregrinaron a
todo correr hasta Villalobillos. Si todos estos casos marcaron un hito en la
historia taurina, otro tanto ocurrirá el día en el que un torero alcance la
cifra de 1 millón de dólares USA por tarde.
Pero pasar ese rubicón del millón de dólares
tiene hasta un valor simbólico, significa en el fondo el valor inconmensurable
que se concede a toda obra creativa. En el fondo, es como si el Arte del Toreo
pasara a la órbita tan emblemática de Sotheby´s o de Christie´s, las grandes
casas de subastas internacionales del arte.
Un torero, como un buen aficionado, dirá con
toda razón que nada tiene más valor que crear un arte verdadero cuando en ello,
además, el artista se juega la vida. Y es cierto. Siempre lo ha sido a lo largo
de la historia taurina. Que además se reconozca de forma tan rotunda como con
un contrato por el millón de dólares, será tanto como consagrar esa realidad.
Precisamente por eso que a un torero algún día
se le llegue a pagar ese mítico millón de dólares, que los multimillonarios
americanos tienen a gala haber reunido desde unos comienzos vendiendo
periódicos por las calles, es bueno por cuanto encierra establecer una nueva y
rotunda frontera en la historia del arte del toreo.
Por eso, yo suscribo un reciente comentario en
su blog de El Mundo, de Zabala de la
Serna cuando escribía: “José Tomás
no está únicamente en su derecho de exigir lo que quiera en Aguascalientes,
sino en su deber para consigo mismo, por encima de los tiempos que corran, y
derribar otra barrera con una cifra nunca imaginada para una figura del toreo.
No hay dinero en el mundo que satisfaga el vuelco que hay hacerles a la mente y
al corazón”.
Si Alberto Bailleres, o quien le
asesore en lo taurino, considera que haciendo declaraciones sobre el millón de
dólares justifica la ausencia de José Tomás precisamente en
Aguascalientes --con todas las circunstancias tan especiales que rodean esa plaza--, se equivoca de medio a medio.
Es posible, no hay razones para dudar de ello,
que a día de hoy sus criterios del negocio taurino no encajen con tan
astronómica cifra. Pero habrá un momento que a otro le cuadrará. No hay más que
recordar los contratos record que en ocasiones se pagan a un deportista o a un
cantante para acontecimientos mundiales.
¿A caso
no era precisamente eso, un acontecimiento mundial, la reaparición de José
Tomas en el ruedo de la tragedia? Aquella
recordada corrida mundial de Jaén con “El
Cordobés” como estrella principal se queda en un juego de niños .Y es
que bien explotados los derechos audiovisuales, se llegaba a esa cifra e
incluso podría superarse. [Desconozco la
realidad de ese dato que daba el otro día Canal + Toros, que de ser
cierto abre un inmenso mercado: en Japón un canal específicamente taurino tiene
14 millones de abonados. ¿Cuánto pagaría ese canal por esos derechos?].
Millonario
sí; psicólogo, no
Pero si cerramos el capítulo de los dólares y
de su millón, una cosa queda clara: Alberto Bailleres tiene acreditada
su gran pericia para construir todo un imperio económico y empresarial. Pero en
el orden personal, la polémica pone de manifiesto que buen psicólogo no debe
ser, o no lo son quienes taurinamente le aconsejan. O desconocen por completo
quien es José Tomás, que todo es posible.
A poco que se conozca la forma de ser y de
pensar, en suma: la personalidad de José Tomás, el contenido de los dos
comunicados de Espectáculos Taurinos de México cierran demasiadas puertas a un
posterior y diferente contrato de José Tomás para Aguascalientes. Por
menos, el de Galapagar ha tarifado con más de un empresario grande en España.
El de Galapagar es así, y no por pretendidos
engreimientos, que el torero es mucho más sencillo que todo eso. Es así,
sencillamente, porque es extremadamente celoso de su independencia y su esfera
de decisiones. Con esa manera de pensar ha llegado al máximo al que puede
aspirar quien se viste de luces. Por un Bailleres de más o menos, no va
a cambiar a estas alturas.
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