sábado, 9 de marzo de 2013

FERIA DE LA MAGDALENA: Una pobre corrida doméstica de los hermanos Matilla


Pobre espectáculo en la corrida se supone que estelar del abono de Magdalena. Sebastian Castella (en la grafica) el único que ha “tocado pelo” en la tarde, negandose salir por la Puerta Grande. Foto: EFE
BARQUERITO
Agencia Colpisa

CASTELLÓN DE LA PLANA.- Una corrida de jandillas de los hermanos Matilla terciada, afiladita pero pobre de cara. Casi tres cuartos de plaza. Seis mil almas. Mañana soleada, día primaveral. A las cinco de la tarde se anubarraron los cielos y a última hora llovió a cuentagotas y chispeando. La gente tragó con los dos primeros toros, que fueron muy poca cosa. El que rompió plaza –pitones negros, carita de bueno- se derrumbó al cabo de dos tandas. Fue toro de cierta viveza inicial, se prestó a lances a la verónica de “El Fandi” bien templados y hasta un agitado quite sin espacio a la manera de “El Zapopán”.

Se recoge y despliega el capote como un abanico y se engaña y despide el viaje en la cara del toro. Es un quite que “El Juli” trajo de sus primeras aventuras mexicanas hace casi veinte años. No es nada pero parece mucho: lo difícil es revolar el capote, aguantar de frente y firme el viaje y, desde luego, librar la embestida con aire calmoso. “El Fandi” abrochó con dos o tres serpentinas clásicas el quite, algo apurado, y entonces pareció que esos lances, siempre despedidos y nunca reunidos, proceden de la invención primitiva de la serpentina.

Muchas horas de vuelo tiene “El Fandi” con el capote –y no poco temple- y los alardes taparon las tibias protestas por la endebles del toro, que salió pepino como algunos melones tempranos. Mansito, inofensivo, desganado. “El Fandi” cubrió el expediente –el ganadero es su apoderado- y mató con habilidad.

La aparición del segundo se saludó con palmas de tango, que iban por la falta de plaza y trapío del toro. Un toro corretón, de finas cañas y apoyos de danzarín. Embestía de puntillas. Fue el mejor de la corrida: pronto, noblito, dócil. Castella, seguro y vertical en los lances de recibo, manejó la cosa con firmeza, autoridad, buenos brazos. Trenzas a pies juntos sin rectificar en la apertura de faena, suaves muletazos ligados con la izquierda, péndulos seguros cuando el toro se apagó, toreo cambiado en semicirculares dibujados como esferas. Dueño el torero de Beziers de un toro rendido y sumiso. Larga faena, una entera atravesada. Una oreja.

Y, en seguida, cuesta abajo el festejo, el ambiente y la corrida. El tercero salió quebrado y medio muerto de un mero picotazo –bien Perera a pies juntos en el recibo de capa- y fue en la muleta toro apagado en extremo, horchatero, molido, inerme, pasivo y vago. Se acabó queriendo rajar. No tuvo fuerza ni para irse. Una estocada.

El cuarto, castaño, rechoncho, redondo, pobre de trapío, tuvo pajuna nobleza pero en manso inocuo. No se sabe por qué este año el público de Castellón se abstiene en el cuarto toro de festejo y no atiende. Un runrún ajeno a todo. Fácil, “El Fandi” hizo los deberes: sus tres pares de banderillas como el que lava y brevedad porque el toro estaba visto y sabido y medio muerto al tercer viaje.

Se puso a chispear al saltar el quinto, fijado por Castella con lances genuflexos de poder y de efectos letales. Rodó desarbolado el toro. Castella abrió faena con el abecé de su repertorio: el pase cambiado por la espalda en el platillo dejándose llegar al toro, que claudicó al menor esfuerzo y salió del todo roto de una buena tanda en redondo –tres muletazos de bello dibujo- y el de pecho, muy sustantivo. A partir de ahí, toro agónico, mudo, fantasmal. Una estocada. Pidieron una oreja, no se resistió el palco y protestaron tanto la oreja que Castella, después de hacer ademán de guardársela, se la entregó a la cuadrilla. A Javier Ambel, que banderilleó con gracia, y a Chacón, que lidió con inteligencia y estilo.

Zancudo, alto de agujas, largo, el sexto fue el de más peso de la corrida. Uno de los de peor nota: la cara a media altura, topetazos sin entrega, recortes en banderillas, regates distraídos, poca fijeza, un entierro de pitones, una incurable desgana. Perera trató de convencerlo con primor y buenas palabras. Demasiado torero para tan poco toro.

FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Hermanos García Jiménez (Matilla). Corrida terciadita, afilada pero sin trapío ni plaza. Fue corrida doméstica, mansita y noblona, sin fuelle, fuerza ni alma. En los medios se movió dócil el segundo. Se vinieron abajo todos los demás. Protestados de salida casi todos.
El Fandi, de azulete y oro, silencio en los dos. Sebastián Castella, de bermellón y oro, oreja tras un aviso y oreja muy protestada. Miguel Ángel Perera, de celeste y oro, silencio tras un aviso y silencio.
Castellón. Viernes 8 de marzo de 2013. 5ª de feria. Nublado, templado. Chirimiri en el último toro. Tres cuartos de plaza.

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